ABORTO MEDICAMENTOSO Y DISPENSACIÓN DE FÁRMACOS ABORTIVOS
Enviado por aliroman • 28 de Mayo de 2017 • Ensayo • 3.064 Palabras (13 Páginas) • 350 Visitas
ABORTO MEDICAMENTOSO Y DISPENSACIÓN DE FÁRMACOS ABORTIVOS
- Introducción:
En el presente trabajo se abordara el tema del aborto en México así como el aborto medicamentoso, desde el punto de vista ético profesional del farmacéutico al dispensar fármacos abortivos ya que no en todo el país es legal el aborto quirúrgico y los fármacos abortivos son una alternativa para la interrupción legal del embarazo temprano.
Se denomina aborto con medicamentos, aborto médico, aborto con pastillas, aborto químico, aborto farmacológico o no quirúrgico al aborto inducido o IVE causado por la administración de medicamentos.1
Los medicamentos de referencia son la mifepristona ayudado con el misoprostol.2
El aborto con medicamentos se practica tanto en países donde está legalizado el aborto inducido como en los que está penalizado.3
El aborto con medicamentos se considera el método más efectivo y seguro para la vida y salud de las mujeres.4
En general el aborto con medicamentos es preferible al aborto quirúrgico ya que no requiere anestesia ni tampoco intervención quirúrgica. Requiere vigilancia médica para asegurar el éxito y prevenir complicaciones; a menudo la eliminación o evacuación es incompleta y requiere la intervención final de un médico.3,4
El aborto medicamentoso resulta ser, en la gran mayoría de casos, completo, es decir, no se necesitará realizar limpieza de cavidad uterina.
Este método de inducir abortos, contrasta con los procedimientos mecánicos, como la aspiración o el legrado, porque en esos casos es necesario evacuar el contenido del útero utilizando instrumentos.
La interrupción voluntaria del embarazo con medicamentos es segura hasta la semana 12 de embarazo después de la fecha de la última menstruación.5 Desde la semana 13 de embarazo en adelante sólo es seguro si el aborto se realiza en un hospital.6
El aborto medicamentoso requiere de una mayor participación de la paciente en el proceso, pues la toma de medicamentos y el tiempo de espera son situaciones que están fuera del control del médico. Los medicamentos producen con más frecuencia síntomas, que aunque transitorios y tolerables, son molestos e indeseables.7
El aborto medicamentoso es una opción sólo para la mujer usuaria que está abierta y dispuesta a participar activamente del proceso y a cumplir con el régimen de tratamiento.7
La toma de medicamentos producirá la expulsión de tejidos y la mujer va a experimentar este acontecimiento. La mujer deberá regresar a la consulta para que su proveedor de salud confirme la interrupción del embarazo.8
México es el primer país de latinoamérica que autorizo el uso de zacafemyl-mifepristona para interrupción voluntaria del embarazo hasta las 12 semanas y la interrupción legal a partir de las 13 semanas de embarazo.8
- Desarrollo:
Actualmente, en México la interrupción del embarazo se asocia con graves consecuencias para la salud de las mujeres mexicanas. En México, el aborto es un procedimiento legalmente restringido de manera que la mayoría de las mujeres no pueden acceder a los servicios profesionales, ya que no existen o son ofrecidos a precios inalcanzables. Por eso, las mujeres recurren a prácticas de abortos clandestinos, con poca higiene y realizados por personal no entrenado, y/o con métodos no adecuados.9
Muchas mujeres solicitan el método de aborto con medicamentos, en primer lugar, porque desean un método no invasivo. Para otras mujeres, el método representa el medio para lograr de manera "natural" "un aborto espontáneo" o "pérdida". 10 Independientemente de la razón, la mayoría de las mujeres que ha experimentado un aborto medicamentoso, ha expresado su conformidad con el método.
Los primeros éxitos con el uso de medicamentos interruptores del embarazo se reportaron en la década de los cincuenta con el uso del metotrexato. Sin embargo, fue el desarrollo de mifepristona, por parte de los laboratorios Rusell Uclaf en 1980, lo que se considera como el punto de partida de una nueva revolución en materia de salud reproductiva y el catalizador de las investigaciones sobre uso de medicamentos para la interrupción de la gestación.11
El primer estudio sobre la acción abortiva de la RU486 (mifepristona) se llevó a cabo en 1982, sobre 11 mujeres que se encontraban entre la sexta y la octava semana de gestación, a las cuales fue administrada una dosis de 200 mg de mifepristona al día, durante 4 días: ocho de ellas abortaron entre el tercer y el quinto día del tratamiento; dos tuvieron que someterse a histerosucción; y con la última se tuvo que realizar una revisión (intervención quirúrgica) de la cavidad uterina. Estudios sucesivos con un muestreo de cien mujeres han usado 600 mg de mifepristona en dosis única, seguida por una administración de uno de los dos análogos de las prostaglandinas a las 36-48 horas, el gemeprost (1 mg por vía vaginal) o el sulprostone (0,5 mg por vía intramuscular). En esta ocasión se verificaron: 96 abortos, 1 continuación de la gestación, 2 abortos incompletos seguidos por histerosucción y 1 aborto incompleto seguido por una intervención en la cavidad uterina.12
Los primeros ensayos clínicos realizados en 1985 con mifepristona combinada con prostaglandinas demostraron una eficacia superior a 90%.
Mifepristona bloquea la acción de la hormona natural progesterona. La progesterona mantiene la circulación sanguínea a nivel del endometrio, es decir "prepara" la capa interna del útero para el huevo fertilizado y mantiene el embarazo. Sin el efecto de la progesterona, el endometrio se necrosa, se rompe y se inicia el sangrado. Además, la mifepristona genera contracciones uterinas y dilatación cervical. Mifepristona tiene una vida media de 18 horas.12,13
Hasta la puesta en el mercado farmacéutico de la mifepristona sólo los médicos y enfermeros tenían una intervención directa en el aborto.
Con la RU-486 el farmacéutico adquiere un papel protagonista en este proceso y, con ello, surge un nuevo escenario de conflictos de conciencia para este sector de profesionales.
Y es factible que muchas farmacias lo expendan sin la debida receta de archivo. Pero es posible también que numerosos médicos lo prescriban con fines abortivos. Y por qué no, pensar en la siempre latente posibilidad de la receta típicamente confeccionada por terceros con sello y firma que no corresponden verdaderamente a la de un galeno.
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