ALEMANIA
Enviado por kenishe • 12 de Febrero de 2015 • Ensayo • 1.766 Palabras (8 Páginas) • 178 Visitas
ALEMANIA
La experiencia alemana de planeación se vio conjugada en gran parte del periodo en el que se aplicó ésta con una política económica llamada “economía social de mercado”.
Esta escuela distinguió dos tipos básicos de economía; la dirigida centralmente y la economía de cambio; la primera la se describe como un sistema de subordinación al sistema planificador, en cambio, el segundo se entiende como un sistema de coordinación de los planes individuales que se conglomeraban por medio de precios y valores de cambio.
Desarrollándose en una economía de cambio, en la que el mercado prevalece y de él emana la “competencia completa”. Esta competencia completa se debe a un orden competitivo, este orden se da por vía del intervencionismo, pero no se trata de una intervención inoperante, sino que éste se dedique a modular de manera adecuada la competencia
Señalaban que la intervención del Estado en una economía de mercado puede ser congruente siempre y cuando no intervengan de forma estructural en la misma y no perturbe el mecanismo de precios
Adoptando estas posturas económicas, aceptando la participación del Estado, estableciendo la competencia tan ampliamente como fuera posible, manteniendo de forma invariable la política económica y aplicando el principio de la estabilidad de precios
Pero en la realidad, después de que se le devuelva el control de la política económica a los alemanes en 1948, se encontraron con una división de su país, que se volvía indispensable para el posterior desarrollo conjunto, pues la parte oriental proveía al país de los alimentos necesarios. Pero no sólo la cuestión territorial estuvo fragmentada, la industria estaba desmantelada, las materias primas eran escasas, los trasportes estaban desarticulados y la producción y las importaciones eran la antítesis del orden competitivo ideado por los neoliberales alemanes
La batalla contra las aspiraciones monopolista en la economía es una constante en el
intervencionismo estatal, no sólo por sus repercusiones económicas sino por que forjan
grupos de presión e intereses que no son benévolos con el poder político y afectan la
cultura de la nación.
La ley de monopolios de 1965 se utilizó para ayudar a las empresas menores, pero aparte
de esos esfuerzos legislativos para apuntalar el orden económico, se desnacionalizaron las
empresas propiedad del Estado con el fin de distribuir en una más amplia franja
poblacional la propiedad de las mismas. Las acciones resultado de esta desnacionalización
de las grandes empresas metalúrgicas y automovilistas se pusieron a la venta al público en
general y se obsequiaron facilidades para ser pagadas en abonos, y los solicitantes
estuvieron limitados a adquirir de 2 a 3 acciones.
Esta situación derivó en un control que los bancos ejercieron sobre una buena parte de las
empresas, ya que formaban parte del consejo de administración de éstas, para representar
inversores menores y terceras personas involucradas en el desarrollo de las empresas. Sin
embargo, esto no resultó del todo cierto, si bien repercutió correctamente esta política en
bloque dirigido hacia el desarrollo económico, la principal apuesta del conjunto financiero
se baso en el beneficio que obtenía de una buena administración empresarial, y no
solamente por un interés particular hacia la una distribución de la riqueza o de un
desarrollo acelerado de la industria. Esta experiencia fue en parte un ejemplo de lucha del
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Gobierno
práctica monopolística en la economía.
El Estado aplicó una planeación no convencional, no teniendo un determinado tiempo para
su cumplimiento, ni como un conjunto de tareas derivadas de un plan general y procedido
de un concienzudo análisis de las condiciones económicas nacionales. Más bien, estableció
medidas planificadoras en un mediano plazo, como lo fueron los “planes verdes”
dedicados a la agricultura, o los planes de construcción de viviendas. A mediados de la
década de los sesenta se buscó que un comité de expertos observadores del desarrollo
económico estableciera un planeación presupuestario a mediano plazo, pero esto no resultó
dentro de un objetivo general expresado en un plan global de desarrollo
Japon
Antes de cualquier intención planificadora, el Estado japonés tuvo que recuperar su
independencia económica que le había si vedada por su derrota en la Segunda Guerra
Mundial y que le impedía rearmar su industria armamentista.
Los estudios que se formularon para lograr estos objetivos fueron dos: La proyección de la
oficina de los Asuntos Extranjeros en 1946 y La proyección del grupo de estudio sobre la
capacidad de oferta, en ese mismo año. Este último llevó implícito en el contenido el
pensamiento de la mayoría de los países que emergían de la destrucción de la guerra, es
decir, una condicionante del control y la asignación minuciosa de los materiales de la
producción, tales como la demanda y la oferta de las materias primas, los cálculos de la
necesidades por habitante de mercancías esenciales y las necesidades de las industrias más
importantes del Japón para iniciar su desarrollo. En cambio, La proyección de la oficina de
Asuntos Extranjeros se enfocaba en señalar las necesidades y requerimientos que
implicaba obtener el nivel de vida anterior a la guerra. La proyección del estudio de la
capacidad de oferta realizó un proceso analítico año por año para lograr que el desarrollo
esperado fuera la resultante de los esfuerzos planificados
El último estudio, que en verdad era más que un diagnóstico y más que algunas ideas
generales sobre cómo desarrollar la economía, priorizó en un primer momento los campos
en los que la industria estaba sufriendo un estrangulamiento. Es así que percibió que la
dificultad máxima se encontraba en la industria del carbón, haciendo que el gobierno
lanzara un plan de la más alta prioridad sobre esta materia prima. Pero más allá de que los
diagnósticos sirvieran como un modelo de desarrollo, funcionaban mejor como una visión
desde el interior para demostrar que Japón no se podía
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