Acueductos I Cloacas C
Enviado por anbl • 27 de Octubre de 2014 • 1.140 Palabras (5 Páginas) • 286 Visitas
Acueducto Albear
Notable obra de ingeniería construida en La Habana en la segunda mitad del siglo XIX, estimada como una de las más sobresalientes de su tiempo a escala mundial, que hoy continúa suministrando alrededor del 15 % del agua requerida por la ciudad. Considerada una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana y poseedora de la condición de Monumento Nacional.
Historia
Por ser Cuba una isla larga y estrecha de aproximadamente 114.000 kilómetros cuadrados de extensión, con ríos poco caudalosos, el abastecimiento de agua constituyó un problema vital desde los inicios de la colonización española. Esta circunstancia fue de gran influencia en el desarrollo de las primeras villas, como puede apreciarse en la fundación de San Cristóbal de La Habana, cuya postrera ubicación de1519, en la zona occidental de la bahía del mismo nombre, respondió en buena medida a la necesidad de agua.
Durante las primeras décadas, los habitantes de la villa se abastecieron de los pozos de su entorno, favorecidos por las características de un subsuelo rico en aguas subterráneas, y por la escasa profundidad del manto acuífero. Uno de los más nombrados, cuya explotación se inició en 1559, fue el denominado de La Anoria, cuyas aguas, a unos ochocientos metros del puerto, eran abundantes y de buena calidad.
Otras fuentes de agua aprovechadas desde los primeros tiempos fueron las del río Luyanó, que desembocaban en la propia bahía, y las del río La Chorrera (actual Almendares), distante unos diez kilómetros al oeste. El primero era una fuente de escaso caudal y dependiente de las lluvias, cuya composición, muy alta en sales, la hacía poco adecuada para el consumo humano. Las aguas de La Chorrera, de superior calidad, se tomaban del Pozo de la Madama, distante poco más de dos kilómetros de la desembocadura del río, y eran trasladadas en toneles por pequeñas embarcaciones que, partiendo de la bahía, bordeaban el litoral, o mediante tinajas y botijas que a lomo de mulos debían recorrer un camino de difícil tránsito.
Desde 1592, la definitiva capital de Cuba dependió en lo fundamental del suministro de agua a partir de la Zanja Real, canal descubierto de unos diez kilómetros de longitud, y más tarde del Acueducto de Fernando VII, concluido en 1835, que pasaría a formar parte del sistema de acueductos de La Habana colonial. Sin embargo, ni en cantidad ni en calidad esas vías garantizaban el abastecimiento adecuado de una ciudad que, a mediados del siglo XIX, poseía ya una población de 100 000 habitantes.
Así, a solicitud del capitán general de la Isla, el coronel de ingenieros Francisco de Albear y Fernández de Lara presentó, en 1855, una Memoria acerca del Proyecto de conducción a La Habana de las aguas de los manantiales de Vento, que proyectaba un sistema de acueducto de mampostería, cerrado, que conduciría por gravedad las aguas de dichos manantiales hasta su destino final, a una distancia de once kilómetros. En la Memoria, Albear realizó un estudio de los antecedentes y las posibilidades de aprovechamiento de los acueductos anteriores, efectuó un cálculo de la dotación de agua para la ciudad, valoró las dificultades para lograr la obra de captación en Vento y propuso el trazado del canal hasta el depósito.
Atendiendo a la extraordinaria complejidad de la obra y a las dificultades de su ejecución, en el convulso período de la Guerra de los diez años, Albear elaboró y presentó en 1876 dos nuevos documentos: la Memoria del Proyecto de depósito de recepción y de distribución de las obras del Canal de Vento, y la Memoria
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