Alimentacion Al Recien Nacido
Enviado por jupiter5972 • 7 de Septiembre de 2014 • 1.090 Palabras (5 Páginas) • 308 Visitas
a deposición de recién nacido
Información perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 16 Numero 3 Año 2004
En el útero, el feto bebe líquido amniótico permanentemente. Ese líquido tiene el olor y el gusto de lo que la madre come. Ya en el útero, el bebé percibe los olores y desarrolla el gusto. Sus riñones ya funcionan y orina en el líquido amniótico, líquido compuesto de agua y deshechos cutáneos provenientes de la descamación de la piel y digeridos del intestino. Desde los cuatro meses de gestación, el intestino se llena de una sustancia negra verdusca, producto del metabolismo en el hígado de residuos no asimilables: el meconio . No hay emisión de deposiciones durante la vida uterina, salvo en caso de sufrimiento fetal. Ese meconio negro, viscoso e inodoro es normalmente emitido en las primeras 24 horas, a veces minutos, que siguen al nacimiento.
Por su composición, el calostro es laxante, de manera que lactadas frecuentes ayudan a su expulsión. Esa expulsión rápida permitirá minimizar la importancia de la ictericia llamada fisiológica. En efecto, el meconio contiene bilirrubina, producto que proviene de la degradación de los glóbulos rojos y que da esa coloración amarillenta a la piel del recién nacido ictérico. Entre más rápido sea eliminado el meconio, será menor la posibilidad de que el intestino lo descomponga con una enzima para que el organismo lo reabsorba, de manera que el bebé tendrá menos opción de tener ictericia.
La transición entre el meconio y las deposiciones normales se hace en tres a cinco días y está relacionada con el número de lactadas eficientes que realice el bebé. Un retardo en esta evolución requiere de una evaluación precisa del desarrollo de la lactancia para asegurar que el bebé toma suficiente leche materna y que la lactancia está bien estimulada.
Una vez que la leche llega en abundancia (bajada o subida de la leche), lo cual sucede entre el tercer y séptimo día de vida del bebé, el recién nacido debería eliminar al menos dos o tres deposiciones en 24 horas. Estas deposiciones son amarillas, del color del huevo crudo batido o mostaza, excepcionalmente tirando al verde; son abundantes, blandas y hasta líquidas. No es diarrea. Y no bastan manchas sobre el pañal. A menudo el bebé expulsará deposiciones en cada comida a causa del reflejo gastro-cólico: cuando el estómago se llena y la digestión comienza, el intestino se contrae y se desocupa.
Es fácil en el día a día, vigilar que las “salidas” o deposiciones del bebé correspondan a “entradas”, es decir, a la cantidad de leche que bebe. Si toma mucha leche materna, naturalmente habrá muchas salidas (orina y deposiciones) y la curva de peso será ascendente. Esta vigilancia permite reaccionar rápidamente: si se constatan menos de cinco o seis pañales mojados con orina y menos de tres con deposiciones sólidas en 24 horas, podemos decir que el bebé no está recibiendo suficiente leche y una persona competente debe revisar la rutina de lactancia antes de que se dé el estancamiento o caída en la curva de crecimiento que confirmarían esa situación de riesgo.
En las primeras cuatro a seis semanas de vida del bebé sus deposiciones son frecuentes, muchas al día. Después de ese tiempo, de manera repentina, algunos bebés pueden presentar lo que se conoce como deposiciones
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