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Analisi Extraoral E Intraoral


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2013  •  1.916 Palabras (8 Páginas)  •  590 Visitas

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Análisis extraoral

La displasia esquelética deforma el tercio inferior facial, aunque no de for¬ma homogénea. No es posible, por lo tanto, hablar de una facies típica de clase II.

Tipo de perfil. Sólo las de origen esquelético pueden afectar el equilibrio fa¬cial: El prognatismo maxilar, más o menos dominan¬te, junto al retrognatismo mandibular relativo, impo¬nen una tendencia a la convexidad facial.

Patrón facial. La propor¬ción entre altura y anchura determina el que la cara pueda calificarse de ancha, media o larga. De la exploración facial directa debemos sacar un criterio clínico preliminar de cómo va a crecer el pa¬ciente; si la cara es predominantemente larga o corta, el crecimiento seguirá manteniendo el mismo patrón morfológico. En las distoclusiones, el patrón braquicefálico es favorable por tender la mandíbula a cre¬cer hacia delante potenciando la corrección de las clases II; la dolicocefalia, por el mismo motivo, será desfavorable por la post-rotación de la sínfisis y la ten¬dencia a la mordida abierta.

Un estudio realizado por pancherz habla del tratamiento con herbst sus efectos biológicos y su uso clínico, se tomaron registros cefalométricos y electromiográficos para los músculos masticatorios en pacientes clase II ejemplificados con casos clínicos, algunos de éstos casos fueron seguidos durante 5 años después del tratamiento. Los resultados indican que el pronóstico del tratamiento es mejor en pacientes con crecimiento braquifacial y factores como crecimiento desfavorable. Inestabilidad oclusal y persistencia de hábitos después del tratamiento son riesgos potenciales para recidivas oclusales, los tejidos blandos y duros (dientes hueso y musculatura) pueden necesitar mas tiempo de adaptación a la nueva posición mandibular después de removido el aparato, la retención postratamiento es una rutina recordada después de el uso de aparatos funcionales.

Hábitos. La interposición del labio in¬ferior, es un freno patológico para el desarrollo de la arcada mandibular y un esti¬mulo para el prognatismo maxilar, que debe eliminar¬se por medios mecánicos. La persistencia de la de¬glución infantil es, a veces, el factor etiológico primiti¬vo o contribuye a que se perpetúe la distoclusión. El hábito respiratorio influye por la re¬percusión de la boca entreabierta durante la funcion del sistema estomatognático; la apertura interoclusal favorece el crecimiento vertical posterior y la rotación horaria de la mandíbula y, al mismo tiempo, la falta de contacto de los labios con el frente incisivo superior promueve la protrusión y el avance maxilar.

Desarrollo dentario

Al nacer, los maxilares son pequeños en relación con el resto de estructuras craneofaciales, y existe un grado de retrognatismo mandibular mayor que el pre-sente en la dentición temporal. Ambos maxilares cre¬cen tridimensionalmente en los primeros meses de vida para poder albergar los dientes; también se pro¬duce un desarrollo anterior de la mandíbula que, en el primer año, se adelanta para que el arco alveolar inferior quede debidamente alineado en el plano sa¬gital con el arco maxilar.

La oclusión se establece vertical, transversal y sagitalmente con la interdigitación de los primeros mo¬lares de leche, y la mandíbula contra su posición con el maxilar superior. La oclusión se alcanza precoz¬mente, y aunque la capacidad adaptativa se mantie¬ne varios años, el pilar básico es la oclusión inicial de ¬los primeros molares. Si la interdigitación es de cla¬se II, los factores musculares y funcionales tenderán a estabilizarla; sólo en casos aislados, tras la remisión de hábitos anómalos, una distoclusión remite espon¬táneamente.

Cuando se inicia el recambio de la dentición y sa¬len los incisivos permanentes, la relación intermaxilar de clase II va a repercutir en el equilibrio labiolingual y en el tipo de sellado oral. Los incisivos centrales su¬periores hacen erupción en estos casos sin encontrar antagonista por la posición en retrusión de la arcada mandibular. El aumento del resalte horizontal condi¬ciona que salgan con una pronunciada proinclinación de la corona. El labio inferior está retraído, en rela-ción a la posición que en condiciones normales debie¬ra ocupar, y su disfunción va a influir en la posición del segmento incisivo. Dependiendo de la tonicidad labial, hábitos y otras circunstancias ambientales, el incisivo superior tomará una posición de inclinación distinta:

• Si el grado de resalte inicial es exagerado, el incisivo superior hace protrusión mientras el labio in¬ferior lo sostiene verticalmente y el incisi¬vo mandibular sale hasta contactar con la mucosa pa¬latina. La interposición del labio inferior empeora la situación por la presión anómala que ejerce sobre los incisivos: con lo cual tiende a provocar protrusión de los incisi¬vos superiores y la retrusión de los inferiores aumen¬tando el resalte horizontal. La disfunción labial po¬tencia la respiración oral y agrava la clase II; repercute con el tiempo en la posición del labio superior, que queda corto e hipotónico en oclusión habitual sin llegar a sujetar anteriormente el inci¬sivo maxilar,

• En otros casos en que el resalte no es inicialmente tan pronunciado o las circunstancias ambientales son más favorables, el equilibrio labial no se perturba. El labio inferior no se interpone y no incrementa el resalte. La clase II original no se agrava en el área incisiva.

ANÁLISIS INTRAORAL

Todas las clases II tienen una característica en común, que es la maloclusión sagital que las define: la arcada dentaría inferior está en posición distal con respecto a la arcada maxilar. Todo el resto de anoma¬lías oclusales pueden estar también presentes, del mismo modo que existen en la clase I o en las clases III.

Relaciones sagitales. Analizadas tomando como referencia los caninos y molares, la clase II puede ser completa/incompleta, uní/bilateral. El grado de resalte está en relación con la intensidad de la distoclusión, aunque la protrusión incisiva superior puede incrementarlo sin afectar a la relación canina.

Relaciones transversales. Las relaciones transversales son dictadas por la morfología oclusal de los arcos dentarios, La arcada dentaria inferior suele mostrar una forma normal con dientes bien implantados sobre el hueso basal. La arcada superior tiene una contracción transversal que, uni¬da a la protrusión incisiva, da un aspecto alargado y una tendencia a forma en V. Dado que la mandíbula está en retrusión y el maxilar en protrusión, los segmentos bucales posteriores se con¬traen transversalmente para ocluir con la arcada an¬tagonista. Clásicamente, se denomina «signo

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