Aplicación de bioinsecticidas para controlar insectos-plagas en el cultivo de maní
Enviado por sevas007 • 1 de Febrero de 2016 • Tesis • 6.708 Palabras (27 Páginas) • 438 Visitas
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UNIVERSIDAD TECNICA ESTATAL DE QUEVEDO
FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS
CARRERA DE INGENIERÍA EN HORTICULTURA Y FRUTICULTURA
ANTEPROYECTO DE TESIS
TEMA:
“Aplicación de bioinsecticidas para controlar insectos-plagas en el cultivo de maní (Arachis hypogaea L.), durante la época seca en el Cantón Mocache”
AUTOR:
Galo Paúl Arias Macías
PROFESOR AUSPICIANTE:
Ecm. Flavio Ramos Martínez
QUEVEDO - LOS RIOS - ECUADOR
2013
INTRODUCCIÓN
El maní (Arachis hypogaea L.) es una planta leguminosa de verano, de lo cual sus granos aporta el cincuenta por ciento de su aceite beneficioso para el consumo humano y alrededor de un treinta por ciento de proteínas, además esta planta ofrece un elevado valor forrajero para el ganado.
Para conseguir un buen aceite de calidad, el maní debe hallarse bien maduro y seco, para poder ser utilizado en la elaboración de productos farmacéuticos y de margarinas; además ésta puede ser consumida directamente o a su vez ser utilizadas en fabricas pasteleras, caramelos o helados. El forraje del maní puede ser utilizado como alimento para reses lecheras (OCEANO, 2000).
Por consecuente el maní es una fuente vegetal de proteínas y grasas insaturadas, contiene fitoesteroles que disminuye el colesterol malo del cuerpo, y aporta minerales como sodio, potasio, hierro magnesio, yodo, cobre y calcio; y posee sustancias antioxidantes como los tocoferoles que rejuvenecen las células y tejidos del cuerpo humano; además contiene resveratrol, importante en la prevención del cáncer, enfermedades cardiovasculares y renales.
En Ecuador el maní no ha tenido una gran acogida en el sector industrial, debido ha su bajo rendimiento de entre 13 a 20 quintales por hectárea, por esta razón el cultivo de maní se ha convertido en una actividad netamente familiar (Ullaury et al. 2003).
El cultivo de maní ocupa el decimo lugar de las superficies cultivables con un aproximado de 22, 479, 000,000 de hectáreas a nivel mundial; en América del Sur ocupa el 1.7% con un promedio de 407, 000,000 de hectáreas cultivables.
Esta oleaginosa se la cultiva en Ecuador, con una superficie de entre 12,000 y 15,000 hectáreas de maní, siendo distribuidas tradicionalmente en las Provincias de Manabí, Loja, zonas semi-secas de el Oro, un pequeño porcentaje en Guayas y otras zonas (Guamán et al. 2010).
La producción apropiada del cultivo de maní requiere de solidas prácticas de manejo del cultivo; prácticas que empiezan desde la selección de terrenos apropiados, utilización de semillas de calidad o certificadas, así como también de un programa efectivo de manejos nutricionales, y control de plagas y enfermedades; de tal manera que se asegure los máximos rendimientos productivos (OCEANO, 2000).
Problematización
La agricultura es uno de los sectores más importantes de la economía ecuatoriana por la gran variedad de recursos naturales, que son aprovechados para generar fuentes de trabajo.
El maní al igual que la mayoría de los cultivos, es atacado por plagas y enfermedades, las mismas que ocasionan daños que pueden ser de importancia económica; sin embargo cuando se presentan dichas plagas el combate común es con productos químicos, que los agricultores los suelen usar de una forma discriminatoria, creando resistencias al control y que terminan deteriorando el suelo, el agua y el aire; así como también altera la salud física y mental de los seres humanos que están involucrados en el procesó de la producción agrícola.
Muchos de los pesticidas son productos que atacan ha determinados organismos considerados perjudiciales, dañándolos y produciéndoles la muerte, esta capacidad que tiene de producir daños a los seres vivos se los conoce con el término de toxicidad. A consecuencia de esto, en los últimos tiempos, existe una marcada preocupación de grupos ecológicos y expertos, quienes han demostrado la necesidad de cambiar las tecnologías de producción agrícola considerando la defensa al componente social y preservación ambiental como máxima prioridad. Las demandas internacionales de productos comestibles sanos obtenidos con el menor impacto ambiental en los últimos años está incentivando el uso de los controles biológicos (Abbot, 2006).
Infoagro (2013), declara que el sistema convencional de la producción del maní, promueven la nutrición de las plantas, mediante la aplicación de fertilizantes sistémicos dirigidos al follaje o al suelo, incorporando además el uso de pesticidas para el control de plagas y enfermedades, cuyos residuales afectan a la vida en general. Por lo cual es necesario establecer controles de plagas a base de insecticidas orgánicos para tener un trato más amigable con la naturaleza.
Justificación
De lo expuesto en líneas anteriores se deduce que el plaguicida ideal seria aquel que resultara muy toxico para las plagas que se requiere regular y nada tóxico para el resto de los seres vivos, por lo cual la aplicación de bioinsecticidas es la mejor opción para contrarrestar todos los daños que se producen con la utilización de la agricultura convencional.
La importancia de realizar esta investigación sobre la aplicación de insecticidas orgánicos en el cultivo de maní, se manifiesta de la necesidad en disminuir los contaminantes y el mejoramiento de las características físicas, químicas y biológicas del suelo, lo que redunda en el aumento de su fertilidad orgánica, incidiendo en la doblasión y desdoblasión de la adquisición de nutrientes orgánicos y sistémicos para la planta.
El control biológico de plagas abarca el fortalecimiento del control natural, la introducción de especies no nativas y el uso de plaguicidas derivados de animales, plantas, hongos, bacterias, virus y minerales para prevenir, repeler, eliminar o bien reducir el daño causado por las plagas; impidiendo el desequilibrio ocasionado en el medio ambiente. Los pesticidas afectan a los insectos benéficos que se encuentran en el entorno de los cultivos, en sí son los causantes de la perdida de los macro y micro nutrientes de los suelos fértiles (Carballo y Guaharay, 2004).
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