Aprender a mirar la salud

APRENDER A MIRAR LA SALUD

La salud de los individuos depende en gran medida de las normas sociales y las características de cada comunidad viene desde tiempos muy remotos, Hipócrates aconsejaba a los que querían visitar una nueva ciudad, que antes de visitarla deberían informarse y evaluar si era saludable.

La enfermedad como el dolor o la salud, es un fenómeno que debemos valorar no solo cualitativamente, sino también en forma cuantitativa.

Un ejemplo nos enseña como la enfermedad no es un asunto exclusivo de las personas, de cada individuo. Se considera a ciertas poblaciones como enfermas o incluso a ciertos grupos de individuos pertenecientes a determinadas clases sociales como enfermos ya que en ellos se acumulan los factores que conducen a tener una mayor probabilidad de padecer ciertas enfermedades o de tener riesgo de morir.

Desde el punto de vista colectivo y cuantitativo tenemos que los problemas de salud son algo mucho más complejo de ver y comprender. Por un lado un gran número de gente expuesta a un riesgo pequeño puede generar muchos más casos de enfermedad que un número pequeño de gente expuesta a un gran riesgo, mientras que por otro lado es mucho más factible predecir la aparición de enfermedades o muertes en una colectividad.

En suma al medir la esperanza de vida de un país, las enfermedades más frecuentes de una región o la distribución de las tasas de mortalidad según clase social en los barrios de una ciudad, podemos ver otra realidad, la misma que oculta bajo la ignorancia o los prejuicios sobre lo que creemos que es salud y sus causas. Las cifras pueden ayudar a mirar mejor, a comprender, pero también nos embriagan, nos enturbian la vista. Tienen la capacidad de fascinarnos y hacernos creer en ellos sin pensar en su origen o validez. Los números no siempre cuentan la verdad, los datos también tienen limitaciones, falsean la realidad y solo obtenemos una visión limitada de la realidad. Citando un ejemplo se tiene el caso del hundimiento del Titanic en el que existe la contraparte de un símbolo del progreso de la era moderna y por otro lado la lucha y el sufrimiento humano ante la tragedia. Sobre todo por la injusta desigualdad de salud que padecieron los emigrantes y las clases sociales desfavorecidas.

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