Autoridad democrática

La ciudadanía como depositarios del poder estatal, a lo largo de la historia y cediendo su libertad al Gobierno, como parte integrante del Estado, ha creado instituciones. Las instituciones del Estado como tal, velan por el correcto funcionamiento de la vida pública.

Las instituciones que hoy conocemos en el Estado Mexicano se han ido construyendo y modificando a través de los tiempos y la misma ciudadanía les ha dotado de legalidad y legitimidad, misma que se ha ido deteriorando por el secuestro de la clase política y del mal uso que se ha hecho de ellas.

La institución que aunque legal en su constitución, pero con poca legitimidad de facto, es la judicial.

En los últimos años hemos visto como la institución encargada de impartir justicia ha ido deteriorando su imagen y esto se debe al mal uso que se hace de ella para conveniencia de intereses que nada tienen que ver con la misma.

Las malas decisiones de quienes dicen el derecho ha hecho que la ciudadanía poco confíe en esta institución.

Durante muchos años, en el campo del derecho, México fue pionero. Tal es el caso de haber sido el primer país en reconocer en su constitución los derechos sociales o bien en materia de la defensa en materia de amparo. Sin embargo, hoy de poco nos sirve presumir dichos avances si contamos con un sistema judicial con poca credibilidad y con muy poca legitimidad por parte de los ciudadanos.

Mi reflexión tiene que ver con que debe existir un nuevo pacto social en México, que reconstruya las instituciones en malas manos.

Hablé en trabajos pasados de ciudadanizar el quehacer político, pero hoy hablo de reconstruir las instituciones del país y ciudadanizarlas; que vuelvan a ser nuestras.

Durante los procesos electorales anteriores a 1994, dicha tarea estaba en manos de la Secretaría de Gobernación. Como parte de la reforma electoral, se creó el Instituto Federal Electoral, el cual en sus primeras elecciones, no contaba con la suficiente fuerza, ésta se la fue ganando como parte de que era institución ciudadanizada.

Posteriormente en las elecciones de 2000, el Instituto era de las instituciones que gozaba de mayor credibilidad entre los mexicanos, una de ellas era la Cruz Roja Mexicana, pero que no la contamos aquí por no ser parte del Estado Mexicano.

Hoy el Instituto encargado de organizar las elecciones en nuestro país, carece de la confianza de los mexicanos, y todo ello se debe a que lo ha alcanzado la mano negra de la política. Algo bien pensado y con buen funcionamiento nuevamente ha sido destrozado por el poder político.

Refundar nuestras instituciones desde una óptica ciudadana, hará que tengamos confianza en lo que nos hemos empeñado en crear.

La relación es muy simple: mientras las instituciones tengan un ligamen de iure y de facto con plena legitimidad ciudadana, podremos avanzar como país.

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