Avances y perspectivas del Futuro en la Farmacia Clínica
Enviado por Itzel Báez Jiménez • 28 de Julio de 2017 • Tarea • 7.452 Palabras (30 Páginas) • 259 Visitas
Introducción
La Farmacia Clínica abrió un nuevo marco de trabajo y de ejercicio profesional de la farmacia hacia una intervención farmacéutica orientada al paciente. Hasta este momento, la práctica farmacéutica hacía énfasis en el medicamento como producto y no prestaba especial atención a los efectos que el fármaco podía tener para los pacientes, a los errores de medicación, a los problemas derivados del uso o mal uso de medicamentos y mucho menos a los resultados obtenidos con los tratamientos farmacológicos.
La Farmacia Clínica se ha desarrollado principal y casi exclusivamente en los hospitales, donde la relación con el médico es mucho más intensa y donde el farmacéutico tiene fácil acceso a los datos clínicos de los pacientes.
Pero la Farmacia Clínica ha tenido escaso eco entre los farmacéuticos de Oficina de Farmacia que desde el principio interpretaron, erróneamente, que Farmacia Clínica estaba únicamente relacionada con la Farmacia Hospitalaria y que, consiguientemente, era un tema poco menos que incompatible con su actividad como farmacéuticos comunitarios.
Avances y perspectivas del Futuro en la Farmacia Clínica
Farmacia clínica
La farmacia clínica es una especialidad de las Ciencias de la Salud, cuya responsabilidad es asegurar la utilización segura y adecuada de medicamentos en pacientes, a través de la aplicación de funciones y conocimientos especializados en la atención al paciente, y que necesita formación especializada y/o aprendizaje estructurado. Esto requiere el razonamiento en la recogida e interpretación de los datos, la implicación específica del paciente e interacciones interprofesionales directas.
Describe los conocimientos, las habilidades y las actitudes que requiere el farmacéutico para contribuir al cuidado de los pacientes.
Funciones de la farmacia clínica:
- La información sobre medicamentos a otros profesionales de la salud.
- Asegurar el correcto uso de los medicamentos por los pacientes a través de registros farmacoterapéuticos en su historia clínica.
- Seguimiento de los tratamientos farmacológicos incluido la petición e interpretación de datos de laboratorio (fármacos, bioquímica, microbiología, genética, etc...).
- Informar y asesorar a los pacientes sobre su medicación.
- Participar en la atención médica de urgencias.
- Informar y asesorar sobre temas sanitarios a la sociedad en general.
- Realizar estudios de utilización de medicamentos y auditorías terapéuticas.
- Elaboración y seguimiento de los protocolos de Nutrición Parenteral y Enteral.
- Consultoría farmacoterapéutica en equipos de Oncología, Enfermedades Infecciosas (SIDA).
Antecedentes históricos
La farmacología clínica comenzó a gestarse en algunos países europeos hace ya varias décadas. Esta disciplina surgió como respuesta a la preocupación de los profesionales de la salud y del público en general en relación a la eficacia y seguridad de los medicamentos. Uno de los acontecimientos que precipitó su desarrollo fue el desastre terapéutico de la talidomida a principios de la década de los 60.
La talidomida, un medicamento que había sido aprobado por las autoridades de varios países europeos y era ampliamente utilizado en embarazadas, produjo una alta incidencia de focomelia en niños nacidos de madres que lo habían usado. El desastre producido por este fármaco fue un elemento sensibilizante del cuerpo médico y la opinión pública sobre el tema de la seguridad de los medicamentos, un concepto no muy arraigado en la conciencia pública hasta ese momento. Esta toma de conciencia movió a los gobiernos de algunos países a establecer organismos para la regulación y el control de los nuevos medicamentos que se incorporaban al arsenal terapéutico.
Hasta hace unos años el farmacéutico tenía cometidos bastante claros y no se cuestionaba si su preparación universitaria era excesiva o inadecuada para sus acciones profesionales. Sin embargo, en el presente siglo los grandes avances científico-tecnológicos que permitieron la elaboración industrial de medicamentos produjeron una disociación entre la preparación universitaria del farmacéutico y sus acciones, especialmente en las farmacias privadas y asistenciales. Los farmacéuticos comenzaron a sentirse frustrados, porque gran parte de los conocimientos científicos adquiridos durante su formación debían relegarse y finalmente perderse, pues ya no eran aplicados en forma permanente. La literatura norteamericana comenzó entonces a mencionar que gran parte de los farmacéuticos se habían convertido en simples dispensadores de productos elaborados por otros y que, además, se habían alejado del equipo de salud y del paciente.
A partir de esas inquietudes nació un movimiento profesional que, cuestionándose su formación y sus acciones, determinó cómo se podían corregir los problemas que se estaban detectando. Así, a fines de la década de 1960 comienza a hablarse de una nueva disciplina, la farmacia clínica. Esta nueva disciplina, muy mal definida en sus comienzos, permitiría a los farmacéuticos participar nuevamente en el equipo de salud, aportando sus conocimientos para mejorar el cuidado de los pacientes. Esa participación se lograría en virtud de modificaciones notables en la administración y acciones de los servicios de farmacia en los hospitales, y mediante algunos cambios en la educación universitaria, tendientes a dar mayor importancia a algunas materias e incluir otras nuevas.
En su etapa inicial se dieron diferentes definiciones a la farmacia clínica. Por ejemplo, se decía que era una farmacia orientada, en forma equivalente, al medicamento y al individuo que lo recibe. También se decía que era una farmacia realizada al lado del paciente. En la actualidad, el Committee on Clinical Pharmacy, de la Asociación de Farmacéuticos de Hospital de los Estados Unidos, la define de la siguiente manera:
"La farmacia clínica es una ciencia de la salud, cuya responsabilidad es asegurar, mediante la aplicad de conocimientos y funciones relacionados con el cuidado de los pacientes, que el uso de medicamentos sea seguro y apropiado, y que necesita de una educación especializada y/o adiestramiento estructurado. Requiere, además, que la recolección e interpretación de datos sean juiciosas, que exista motivación por el paciente y que existan interacciones interprofesionales".
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