Bioética Personalista Desde El Aula
Enviado por jmcampos94 • 8 de Mayo de 2014 • 1.820 Palabras (8 Páginas) • 262 Visitas
Bioética personalista desde el aula.
Jorge Méndez Campos
Universidad autónoma de San Luís Potosí.
Marzo, 2014. S.L.P, México.
Resumen:
El artículo presente pretende un análisis sobre la bioética personalista como corriente que rige y se opone a la vez a las corrientes liberal-radical y utilitarista-pragmática vista desde la perspectiva de un médico en formación. Se busca, también, la exposición del modelo personalista como el benefactor ético ideal para cualquier médico, en formación o profesional, como guía de la práctica médica.
1. Introducción
Desde 1970 cuando, por primera vez en los Estados Unidos, se utilizó el término “bioética” (ética de la vida ) por el doctor Van Ressenlaer Potter en su famoso artículo “bioethics, the science of survival” , las definiciones acuñadas y las corrientes formadas que giran en torno a esta, no han ido más que creciendo en número y variedad. Aunque la gran mayoría de las corrientes que surgen de la bioética que es una ciencia humana tienen como fin teórico el bienestar del ser humano, los medios que estas tienen o la idea de un fin mayor (como por ejemplo, la felicidad por encima de todo como argumenta la corriente utilitarista ; que desde una perspectiva personal, felicidad es un concepto subjetivo y que, desde dentro de la misma corriente, muchas veces no es rebajado a nivel individual) provoca una diferencia en esencia muy grande entre ellas.
Como ya se mencionó, las diferentes corrientes existentes de bioética difieren, en teoría, más en los medios que en el fin, que en cuyo caso debería ser el hombre; sin embargo el problema realmente radica en lo que se entiende por uno de los conceptos básicos de esta disciplina: el ser humano. Esta problemática es la que, seguramente, genera esta ambivalencia de los fines de las diferentes corrientes, pues como dice la Dra. Postigo2 “según el concepto de hombre que se tenga, se tendrá ética distinta”; por tanto no es posible decir que estas corrientes tengan un mismo fin en específico, si se entiende de diferentes maneras este mismo fin.
Para poder hacer más claro el punto anterior, y vista desde la bioética definida como “estudio sistemático de las dimensiones morales –incluidas la visión moral, las decisiones, la conducta, las líneas de acción, etc.- de las ciencias de la vida y los cuidados sanitarios con el empleo de una variedad de metodologías éticas y en un planteamiento interdisciplinar” ; se resumirá, superfluamente, la esencia de las tres corrientes a tratar.
La propuesta personalista pone a la persona en lo más alto del fin moral. Cualquier acto debe poner como fin a la persona y nunca como un medio; pues la persona vale per se. Afirma que la persona es la unión del alma y el cuerpo, y que la persona existe desde el momento en que existe el cuerpo que es, en efecto, la concepción. La persona es persona desde este punto hasta su muerte sin importar su condición, finita o no. Tiene bases ontológicas.
En cambio, la propuesta liberal-radical postula una moral con fundamentos de opiniones autónomas. En donde el principio de autonomía (“yo pienso”) es el fin mayéutico de toda libertad. Donde esta libertad de pensamiento y acción forma la ética personal del individuo y tiene como único limite la libertad ajena. Esto provoca un liberalismo ético con una moral cambiante estrechamente ligada a las costumbres del individuo y la circunstancia social. Donde para el individuo es licito lo que libremente quiere, libremente acepta y mientras no afecte la libertad de los demás.
Por su parte, la corriente utilitarista-pragmática, con base en el hedonismo psicológico, dicta que el fin justifica los medios si estos promueven la felicidad. Para el utilitarismo la felicidad es igual que bienestar; pero con esto entra en el terreno de la subjetividad, pues para una persona su felicidad es diferente a la de otra persona, lo cual estaría bien si no fuera porque la misma corriente busca como un fin mayor el bienestar/felicidad general, “el mayor bien para el mayor número” citando a Joseph Priestly. Donde se busca una consecución del placer y una huida del dolor.
2. Principios del siglo XX. Nace la oposición.
La filosofía personalista empezó a tomar forma en las primeras décadas del siglo pasado, con precursores tales como Immanuel Kant y Kierkegaard quienes afirman que el ser humano es un ser social, autónomo, trascendente, libre y que tiene valor por sí mismo y no puede considerarse bajo ningún motivo como un objeto; también ponen énfasis en la persona como un ser moral, capaz de amar y de hacer actos racionales. Este pensamiento fue el que marco las bases de la bioética personalista.
De hecho, los postulados que propusieron John Stuart Mill, David Humm o Bentham estuvieron moldeando conceptos filosóficos durante poco más de dos siglos. No fue sino hasta finales del siglo pasado y principios de este cuando la corriente personalista empezó a tomar auge como un pensamiento filosófico y ético, que en mi muy personal opinión todo medico debería practicar con fervor.
En efecto, cuando Mill hace referencia a la felicidad como único fin y, da por sentado, que todo lo demás es un medio para llegar a este fin, se aleja del objetivo real de una buena práctica ética pues no posiciona a la persona como el fin mayor. ¿Es posible abandonar valores básicos como lo son la responsabilidad, el respeto o la nobleza
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