Breve Historia De La Cosmologia

EL DESCUBRIMIENTO DEL UNIVERSO

Todas las civilizaciones del mundo han creado un relato más menos fantástico sobre sus propios orígenes. La biblia comienza con unas frases que resaltan el aspecto acuático de las mitologías del Oriente Medio: “Al principio creo Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos informe; sobre la faz el abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas” (Génesis, 1,1). El Génesis bíblico no dice que Dios se pusiera manos a la obra partiendo de una “nada” inicial: había algo (caos, abismo, tiniebla, aguas) así que la creación del universo a partir de la nada absoluta n es una idea que aparezca en la Biblia.

EL SOL EN EL CENTRO

Con más o menos imaginación, todas las antiguas civilizaciones se inventaron un relato sobre su propio origen.

Cuando alguien ponía en duda la astronomía geocéntrica, se arriesgaba a ser juzgado como hereje y ser condenado a la hoguera. Tal vez por ese peligro quien primero construyo un modelo astronómico heliocéntrico (con el Sol en el centro) prefirió esperar casi hasta la hora de su muerte para publicarlo. Este fue el caso del monje y matemático germano-polaco Nicolás Copérnico.

El libro nos habla sobre muchos temas para poder entender de dónde venimos, nos habla sobre Einstein y la relatividad donde nos dice que el principio de la relatividad había de cumplirse por igual en toda la física y de echo las leyes electromagnéticas de Maxwell lo cumplían mejor que la leyes del movimiento de Newton por lo que las leyes de Newton debían modificarse siguiendo un patrón marcado por las ecuaciones electromagnéticas.

También nos explica muchos otros temas como Estrellas y agujero negro, El asombroso mundo cuántico, Agujeros de gusano, Aceleración de la expansión, El falso vacío, Las dificultades del universo pulsante, entre otros.

Por ultimo las preguntas que hace que nos preguntemos son ¿Cómo nació el universo? ¿Tuvo realmente un origen o su historia se enrosca sobre sí misma en un ciclo sin fin? No parece que haya más opciones que esas dos: o bien su existencia se inició en un instante especial o se comporta de algún modo como un bucle que no tiene ni principio ni final.

Desechando los modelos cíclicos, ¿Qué alternativa nos queda para afrontar el problema del origen del universo? El dilema está muy claro: o aceptamos el hecho de que hubo una singularidad inicial, lo que es tanto como admitir que “todo surgió de la nada”, o proponemos una sucesión infinita de estados previos para evitar ese molesto instante primigenio.

Posiblemente la solución definitiva se encuentre en la tan buscada teoría que debería unificar la relatividad general con la física cuántica. Seguramente entonces descubriríamos que el espacio y el tiempo no son lo que parecen ser, aunque tampoco sabemos muy bien que parecen ser. Quizá quienes persigan la

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