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CIENCIAS NATURALES EN LA ESCUELA PRIMARIA: COLOCANDO LAS PIEDRAS FUNDAMENTALES DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  6.013 Palabras (25 Páginas)  •  807 Visitas

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CIENCIAS NATURALES EN LA ESCUELA PRIMARIA:

COLOCANDO LAS PIEDRAS FUNDAMENTALES DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO

Dra. Melina Furman

IV Foro Latinoamericano de Educación, Fundación Santillana, 2008

La escuela primaria es una etapa única para enseñar a mirar el mundo

con ojos científicos: los alumnos tienen la curiosidad fresca, el asombro a flor

de piel y el deseo de explorar bien despierto. Los docentes de estos años

tienen en sus manos la maravillosa oportunidad de colocar las piedras

fundamentales del pensamiento científico de los chicos.

Cuando hablo de sentar las bases del pensamiento científico estoy

hablando de “educar” la curiosidad natural de los alumnos hacia hábitos del

pensamiento más sistemáticos y más autónomos. Por ejemplo, guiándolos a

encontrar regularidades (o rarezas) en la naturaleza que los inviten a hacerse

preguntas. Ayudándolos a imaginar explicaciones posibles para lo que observan

y a idear maneras de poner a prueba sus hipótesis. Y enseñándoles a

intercambiar ideas con otros, fomentando que sustenten lo que dicen con

evidencias y que las busquen detrás de las afirmaciones que escuchan.

De lo que se trata, en suma, es de utilizar ese deseo natural de conocer

el mundo que todos los chicos traen a la escuela como plataforma sobre la cual

construir herramientas de pensamiento que les permitan comprender cómo

funcionan las cosas y pensar por ellos mismos. Y, también, de que el placer que

se obtiene al comprender mejor el mundo alimente la llamita de su curiosidad

y la mantenga viva.

¿Qué sucede si esas piedras fundamentales del pensamiento científico no

se colocan a tiempo? Pensemos por un momento en niños que salen de la

escuela primaria sin la posibilidad de (ni la confianza para) idear maneras de

buscar respuestas a las cosas que no conocen, o de darse cuenta de si algo que

escuchan tiene evidencias que lo sustenten o no. O de chicos cuya curiosidad se

fue apagando de a poco por no haber encontrado cauce para extenderla.

Claramente estamos en un escenario muy riesgoso, sobre todo si pensamos en

construir una sociedad participativa, con las herramientas necesarias para

generar ideas propias y decidir su rumbo.

Lamentablemente, las ciencias naturales en la escuela primaria todavía

son siendo “la fea del baile”1. En la Argentina las ciencias naturales se enseñan

muy poco (mucho menos de lo previsto por los diseños curriculares)2. Sin

embargo, el problema va más allá de la cantidad de horas que se le dedican al

área. El modo en que las ciencias naturales se enseñan en nuestras escuelas

está todavía muy lejos de contribuir a sentar las bases del pensamiento

científico de los chicos. Y para ilustrar de qué estoy hablando, los invito a

imaginarse que espiamos dos clases de ciencias por la ventana:

Primer escenario

Es una clase de sexto año. En el pizarrón se lee el título de la unidad que los

alumnos están por comenzar: “Soluciones y solubilidad”. La docente comienza

la clase con una pregunta: “¿Qué piensan ustedes que es una solución?” Los

chicos dicen cosas diversas, en su gran mayoría diferentes a lo esperado por la

docente. Un alumno responde “¿Es algo como lo que aprendimos de mezclas el

año pasado?”. La docente asiente satisfecha y escribe en el pizarrón:

Solución: Mezcla homogénea (una sola fase) compuesta por dos o más

sustancias llamadas soluto y solvente.

La docente lee la definición en voz alta y repasa la idea de mezcla homogénea.

Luego continúa: “¿Qué es un soluto?” Los chicos miran con cara de confundidos.

“Un soluto es el componente que está en menor proporción en la mezcla. El

solvente es el que está en mayor proporción, generalmente es un líquido. Por

1 Esta expresión es de mi colega María Eugenia Podestá y la tomo prestada siempre porque me

resulta muy representativa: las ciencias naturales son la materia a la que nadie quiere “sacar a

bailar”.

2 Esta afirmación proviene de experiencias mías y de colegas trabajando en escuelas de

diferentes provincias del país. Sin embargo, esta situación no es única de Argentina: se

extiende a muchos otros países.

ejemplo, se dice que el agua es un solvente universal porque disuelve muchas

cosas. Copiemos todo esto en el pizarrón”.

Luego de que todos han copiado las definiciones, la docente da algunos

ejemplos de soluciones: café con leche, agua con azúcar, agua con alcohol. En

cada uno identifica el soluto y el solvente. Les pide a los chicos que den otros:

algunos contestan correctamente, la docente copia todos los ejemplos en el

pizarrón. De tarea, les pide que traigan nuevos ejemplos de soluciones que

encuentran en la vida cotidiana, al menos 3 de cada uno.

“¿Y qué será entonces la solubilidad?”, repregunta la docente. Los chicos

parecen haberse quedado mudos. “La solubilidad es la cantidad de soluto que

puede disolverse en un solvente dado. Cuanto más soluto se pueda disolver,

más solubilidad tiene. También pasa que al aumentar la temperatura la

solubilidad aumenta, como cuando caliento el café con leche y le puedo

agregar más azúcar. ¿Entendieron? Copiemos todo en la carpeta.”

Segundo escenario

Esta clase de sexto año transcurre en un laboratorio. En el pizarrón está escrito

el título de la actividad: “Soluciones de pigmento de remolacha y agua”.

Los chicos trabajan en grupos, en diferentes mesas. Cada equipo tiene un balde

con agua tibia y pedacitos de remolacha cortados. El docente les pide que

coloquen los pedacitos de remolacha dentro del agua y que, con ayuda de una

cuchara, los aplasten hasta que el agua se vuelva de color violeta. Les cuenta

que, así, van a formar una solución entre el agua y el pigmento de la

remolacha. Explica que el agua disuelve el pigmento dentro de la remolacha y

por eso se tiñe.

Luego, cada grupo trabaja con las telas que tiene sobre la mesa. El docente les

muestra que tienen que enrollarlas como un matambre. Pueden hacerle nudos

y usar banditas elásticas y con eso van a lograr “efectos artísticos”.

Al final, los chicos usan sus tinturas recién fabricadas para teñir sus telas. Están

fascinados. Hay un clima de risas en todo el aula, e incluso muchos alumnos

...

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