Catastrofes En Ecuador

El río Machángara pierde oxígeno y se contamina más

La calidad del agua del río Machángara se ha deteriorado. Así lo muestra el último estudio publicado por la Dirección Metropolitana de Medio Ambiente.

El documento analiza la subcuenca hidrográfica del río Guayllabamba y hace un monitoreo a uno de sus afluentes: el Machángara, estudiado en cinco puntos.

Los sitios que sirvieron de análisis, entre el 2001 y el 2004, fueron la quebrada Ortega (cercana a la parada del sur del trole de la Morán Valverde), la quebrada Capulí (misma zona), la quebrada detrás del Centro Comercial

El Recreo, el barrio Orquídeas y antes del trasvase de Cumbayá.

La conclusión es que “la microcuenca del río Machángara presenta, desde el 2001, un índice de calidad muy malo, debido a las concentraciones elevadas de coliformes fecales, sólidos totales y condiciones de turbidez”.

Los resultados no sorprenden a Oswaldo Yánez, jefe de laboratorio de la Dirección de Medio Ambiente.

Según el técnico, varios factores inciden, como el mal uso de las quebradas como botaderos.

No obstante, el profesional le da más peso a las aguas servidas domiciliarias en el proceso de contaminación del Machángara.

“La descarga de las casas contamina más que la industrial. Su carga orgánica resta el 60 por ciento del oxígeno al agua”, refiere el químico, quien concluye que las personas no deben exponerse al río.

“El Machángara es el principal río de Quito, recibe el 75 por ciento de las descargas contaminantes de origen domiciliario e industrial”, señala Esteban Lucero, director de proyectos de la Corporación Vida para Quito.

Desde el 2002, ese ente está a cargo de la construcción de colectores para separar las aguas residuales de las lluvias que van al Machángara.

La obra avanza a paso lento, financiada con la donación del 25 por ciento del Impuesto a la Renta.

Según Lucero, en el momento está listo el 50 por ciento de la primera fase del proyecto, dividido en 18 tramos con una longitud de 22 km.

Pero reconoce que en la ciudad todavía no se tratan los residuos que van al fluvial.

“La evacuación de desechos fue trasladada aguas más abajo, en el mismo río.

La construcción de un sistema de tratamiento de aguas residuales es un proyecto posterior”, reseña Lucero, quien asegura que el proceso es complicado.

El monitoreo realizado por la Dirección de Ambiente señala que el valores que muestra la contaminación es el DBO (demanda química de oxígeno), el cual se refiere a la cantidad de oxígeno necesaria para degradar materia orgánica.

Este indicador crece y es más visible en las Orquídeas (Monjas).

El primer análisis (2001) arrojó 1 289 centímetros cúbicos de DBO y la muestra del 2004 evidenció 2.091 cm3 de DBO (60 por ciento más).

El consumo humano y el uso doméstico del agua toleran un máximo de dos centímetros cúbicos de DBO.

Es decir, que el agua del río no está habilitada para cualquier uso.

“Los ríos tienen una capacidad de autodepurarse, pero cuando la contaminación supera esta capacidad, la vertiente necesita ayuda”, explica Jady Pérez, química de Planificación de la Dirección de Medio Ambiente.

“El Machángara debe dejar de ser la cloaca de Quito”, enfatiza Fabián Yánez Cossío, director del Programa de Descontaminación de los Ríos del Programa de Saneamiento Ambiental de la Emaap.

En el momento, esta dependencia trabaja en un plan para recuperar 250 km de los tres principales ríos que atraviesan el Distrito: San Pedro, Machángara y Guayllabamba.

El proyecto tiene cuatro fases, que se realizarán a través de consultoría internacional, cuyos resultados están previstos para mediados del 2008.

“Se trata de diseñar un modelo matemático que simule la calidad de los ríos hasta el 2025.

Después del diagnóstico, se definirá qué usos de los ríos se van a preservar y cuáles serán los parámetros”, anuncia Yánez.

El experto ambiental insiste en que la descarga doméstica tiene mayor peso que la industrial en el Machángara.

“El 85 por ciento de contaminación en los ríos se debe a los desechos de las casas.

La limpieza diaria de una fosa séptica es 10 veces más contaminante que la carga industrial”.

Por ello, Yánez prevé que el desarrollo de un plan sostenido de control de la contaminación deberá ser pagado por la ciudadanía.

“El servicio de la Emaap-Q será interceptar y tratar las aguas residuales domésticas e industriales, antes de arrojarlas al río”

La Cuenca del Río Guayas

Es la más grande riqueza potencial con que cuenta el Ecuador. Comprende una extensión de 40.000 km2. Es la mayor cuenca hidrográfica de la costa del Pacífico de América del Sur. De acuerdo con las mareas, en su desembocadura se puede notar el efecto de los flujos de agua fluyendo hacia el Golfo de Guayaquil y al océano Pacífico o por el contrario aguas saladas ingresando más allá del Golfo y penetrando en el continente. Los ríos que forman el sistema hidrográfico del Guayas van de Norte a Sur, hasta confundirse en el lecho de esa arteria fluvial ecuatoriana que desemboca frente a la isla Puná.

Los procesos contaminantes de las aguas del Río Guayas, han sido ubicados desde mucho tiempo atrás y se observan como razones, el desalojo en él de varios tipos de elementos que se generan en la actividad doméstica, industrial y agropecuaria y en particular con desechos sólidos de distinta naturaleza. La contaminación acuífera genera también grandes inconvenientes.

En los últimos días venimos observando iniciativas diversas de trabajos, en favor del rescate de poblaciones comunitarias que están en el Golfo, y que se trataría de favorecerlas con mejoras que solamente tratan de aliviar su modus-vivendi actual. En el norte se continúan produciendo toneladas de desperdicios, afectan en todo su recorrido hasta la bella isla Puná y nos sentimos contentos porque algunos menores de edad los recogen y ahora viven de ellos al venderlos, pero que diariamente hace que los turistas que visitamos Puná, al utilizar sus playas, éstas estén completamente contaminadas por los “mares de plástico” y otras que llegan a la desembocadura del Río.

En la primera quincena de enero, se presentó también una mancha verduzca sobre el Rio, que de acuerdo a los análisis de laboratorio, se ha indicado

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