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Causas y consecuencias de la expansión del narcotráfico en América Latina


Enviado por   •  28 de Enero de 2015  •  Tesis  •  2.524 Palabras (11 Páginas)  •  341 Visitas

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CAPÍTULO III

Causas y consecuencias de la expansión del narcotráfico en América Latina

En cualquier caso, si existe un factor determinante para explicar la violencia con que los países de esta parte del globo sufren al crimen organizado, que gracias al narcotráfico ha extendido su poder a otros negocios ilícitos, es la proximidad geográfica y política con los Estado Unidos. En primer lugar, hay que reseñar que Norteamérica es el país con mayores índices de consumo del planeta, tanto por el porcentaje de población que ha tenido contacto directo con las drogas prohibidas.

Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (2013)

El 42% de la población ha consumido marihuana y el 16% cocaína, como por la cantidad total de droga consumida dentro de su fronteras. Lejos de disminuir por la posición prohibicionista y de tolerancia cero de sus sucesivos gobiernos, en el 2010 el consumo alcanzó máximos históricos con un 8,7% de consumidores de drogas ilícitas sobre el total de la población.

Esto supone ser el principal mercado mundial de estupefacientes, lo que es una inmensa oportunidad de negocio para el Narcotráfico, que centra casi todos sus esfuerzos en el abastecimiento de unos veinte millones de consumidores, a través de la importación por las distintas rutas desde Latinoamérica.

Pero quizás más importante a la hora de explicar la existencia del Narco en tierras Latinoamérica, y su tremendo poder, es la gran influencia de los Estados Unidos en la vida política de todo el continente, que algunos han denominado sarcásticamente como “el patio trasero de los Estados Unidos”.

Es necesario tener claro el contexto histórico en que aparecen y se desarrollan las distintas posiciones liberticidas en materia de drogas. Fue a finales del siglo XIX cuando distintas organizaciones y personalidades empapadas de un espíritu neopuritano, emprenden una cruzada contra aquellas sustancias que eran “traidoras a la patria y a la decencia”, en palabras de la poderosa Anti-saloon League. Este movimiento va ganando apoyos y adeptos para su causa, y decide expandir su mensaje internacionalmente, convocando distintas Conferencias que proponen una “cruzada internacional contra bebidas y drogas”, que serviría como prolegómeno para el primer tratado que sentará las bases del deber y derecho de los Estados para velar por el uso legítimo de ciertas drogas: la Convención de la Haya (1914) incorporada en el Tratado de Versalles (1919). Precisamente, en 1914, encontramos la primera ley la ley Harrison, que prohíbe de facto la producción, la venta y la posesión de opio, morfina y cocaína. Es con esta ley que aparecen aquellos males que después adolecerán a América Latina por laWar on Drugs: aumento vertiginoso del contrabando, corrupción policial y perfil socialmente problemático del consumidor tipo por su mejor acceso al mercado negro.

Tras la aprobación y posterior derogación de la Ley Seca debido a su rotundo fracaso violencia, corrupción, insalubridad y criminalización de la población, los otros gánsteres del alcohol deciden dedicarse al tráfico de drogas, ya que aun sigue vigente la Ley Harrison a la vez que se aprueban un conjunto de normas que endurecen aún más la venta y consumo, además de añadirse año tras año nuevas drogas a la lista de sustancias ilícitas. Después de más de cuarenta años de legislación inflexible, represión policial e ingentes recursos públicos, el número de consumidores ha crecido exponencialmente, por lo que el presidente Nixon decide declarar la drogas como “enemigo público número uno” y emprende la “War on Drugs”.

Las dos principales características de esta nueva forma de afrontar la cuestión de las drogas son la militarización y la internacionalización, cuya huella en América Latina pronto deja una marcada impronta. La estrategia de los tecnócratas de Washington era asfixiar al Narco con el uso de toda violencia que fuera necesaria, a la vez que se cortaban sus suministros de materias primas erradicando los cultivos que les abastecían. Es por ello que Estados Unidos comienza una estrecha relación con la mayoría de gobiernos de la región, ofreciendo dinero, armamento y recursos humanos a cambio de una guerra total del Estado frente a los narcotraficantes.

Así América Latina y el Caribe se encuentran entre el narco y la dominación, presentando una nueva encrucijada imperial, tejida esta vez por los senderos del tráfico de droga ilícitas (TDI) y otros delitos conexos, que conmueven a la región, con el incremento de la violencia, la inseguridad y los efectos para la gobernabilidad y el Estado de derecho, que producen las guerras desatadas por el gobierno estadounidense, en su cruzada antidroga.

Perdomo Aguilera (2004) indica lo siguiente:

Se calcula que el tráfico ilícito de drogas a nivel internacional genera dividendos que superan los 320 000millones de dólares anuales. En la actualidad los EE.UU., por encima de otros actores globales, entre los que se destacan la Unión Europea (UE) y Rusia, es el principal mercado de drogas y el primer productor de armas, suministrador por excelencia a los principales carteles de la droga.(p.40)

Bajo esas circunstancias, el Consejo Sudamericano de Defensa, resulta una opción para el enfrentamiento, al menos de de forma más autónoma, contra flagelo de las drogas. Esta Institución, creada como respuesta de la región, bajo la impronta del ex presidente brasileño Lula Da Silva, en el marco de la UNASUR, resulta un intento por dar respuesta, a los problemas más urgentes que atentan contra la paz y a seguridad latinoamericana, que tuvo una expresión en los recientes acuerdos de Brasil y Bolivia para operaciones conjuntas en la lucha contra el TDI con el objetivo de proveer de una mayor seguridad a sus fronteras.

Realmente la respuesta era necesaria, pues del Comando Sur, la IV Flota y las últimamente silenciadas 7 bases militares en Colombia, se desprende el refortalecimiento militar de la geoestrategia de dominación estadounidense, adjunta con un paquete de cooperación en materia de asesoría jurídica, policial y de otros ordenes institucionales, que marcan el continuo interés por su patio trasero.

En este juego de poderes, vale la pena considerar qué papel desempeña Brasil como líder regional, ante la difícil situación sociopolítica de México, llamado a concentrar todas sus fuerzas en frenar el auge de los cárteles y la sangrienta guerra contra las drogas que tantos crímenes y víctimas cobra día a día. Esa difícil coyuntura, y otras problemáticas estructurales que arrastra la sociedad mexicana, dejan espacio para que Brasil, pueda tomar un mayor liderazgo.

Desde esa perspectiva, los EE.UU. ha

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