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Ciencia urbana

EdgarG13Apuntes3 de Marzo de 2016

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Ciencia urbana

Las notas que se presentan a continuación han sido tomadas de diversos autores y consideramos algunas de sus teorías y metodologías fundamentales para realizar una lectura de la ciudad bajo un criterio único; entre los que sobresalen: A. Rossi (1995); R. Allain (2004); A. Boire y F. Denieul (1984); A. Boire, P. Pinon y P. Micheloni (2008); J. Luque (1996), J. I. Linazasoro (1978); P. Panerai, M. Demorgon, J. Ch. Depaule, (1999); Poëte (2000); con la finalidad de que sirvan de soporte teórico y metodológico para la propuesta y realización de estudios urbanos de los asentamientos del estado de Guanajuato, dentro del Seminario de Morfología urbana.

Hechos urbanos y teoría de la ciudad

La ciudad objeto de estudio se entiende como una arquitectura, como una construcción de la ciudad en el tiempo (Rossi 1995).

El análisis es de tipo global acerca de la ciudad, como dato último y definitivo de la vida de la colectividad, la creación del ambiente en el cual ésta vive.

La arquitectura se concibe en sentido positivo, como una creación inseparable de la vida civil y de la sociedad en la que se manifiesta; ella es, por su naturaleza, colectiva.

Los primeros hombres iniciaron la arquitectura al mismo tiempo que el primer trazo de la ciudad; la arquitectura es connatural a la formación de la civilización y un hecho permanente, universal y necesario.

Los dos caracteres permanentes de la arquitectura son la creación de un ambiente más propicio a la vida e intencionalidad estética; son dos aspectos que emergen en cada búsqueda positiva e iluminan la ciudad como creación humana.

Con el tiempo, la ciudad crece sobre sí misma, adquiere conciencia y memoria de sí misma; en su construcción permanecen sus motivos originales, pero con el tiempo concreta y modifica los motivos de su mismo desarrollo.

Uno de los puntos de vista principales desde los cuales se estudia la ciudad es el contraste entre lo particular y lo universal, entre lo individual y lo colectivo; el cual se manifiesta en diversos aspectos, en el contraste entre las relaciones de la esfera pública y la privada, en el contraste entre el diseño racional de la arquitectura urbana y los valores del locus, en el contraste entre edificios públicos y edificios privados.

A lo largo de los estudios y en la práctica profesional se nos presenta la contradicción de que: por un lado se niega que se puedan establecer de forma racional intervenciones vinculadas a situaciones locales, por el otro, que las situaciones locales son las que deben caracterizar las intervenciones.

El método de análisis nos sirve para reunir el material estudiado según un criterio unitario; y se deduce de la Teoría de los hechos urbanos, de la consideración de la ciudad como manufactura, y de la división de la ciudad en elementos primarios y en zona residencial.

La división elementos primarios y zona residencial está íntimamente relacionada con la arquitectura de la ciudad, porque dicha arquitectura es parte integrante del hombre, es su construcción. Los edificios de viviendas y la zona sobre la cual persisten se convierten, en su fluir, en los signos de esta vida cotidiana.

Las imágenes: planos, pinturas, grabados, litografías y fotografías nos ofrecen la visión de la ciudad: destrucción y escombros, expropiación y cambios bruscos en el uso del suelo, así como especulación y obsolescencia; representan algunos de los medios para conocer la dinámica urbana. Quedan también como la imagen del destino interrumpido de lo singular, de su participación, muchas veces dolorosa y difícil, en el destino de la colectividad, la cual, como conjunto, parece en cambio expresarse con caracteres de permanencia en los monumentos urbanos.

Los monumentos, signos de la voluntad colectiva expresados a través de los principios de la arquitectura, parecen colocarse como elementos primarios, como puntos fijos de la dinámica urbana;  como principios y modificaciones de lo real, constituyen la estructura de la creación humana, la ciudad.

El estudio y análisis de los hechos urbanos por lo que son, como construcción última de una elaboración compleja, toma en cuenta todos los datos de esta elaboración que para ser comprendidos la ciencia urbana constituye un capítulo de la historia de la cultura.

El estudio de la ciudad se afronta desde diversos métodos, entre los que destacan: el método comparativo como herramienta para la comparación metódica de la sucesión regular de las diferencias crecientes, además, es siempre la guía segura para aclarar las cuestiones hasta en sus elementos últimos. El método histórico, no sólo en cuanto estudio histórico de la ciudad, sino además, para  poner particular atención en el estudio de las permanencias como elementos propulsores o patológicos del desarrollo de la ciudad; se detiene en los problemas históricos y en los métodos de descripción de los hechos urbanos, en la identificación de las fuerzas principales que actúan en la ciudad entendidas como fuerzas que están en juego de manera permanente y universal. (Rossi 1995, 63-64)

Hay en realidad un continuo proceso de influencias, de intercambios, a menudo de contraposiciones entre los hechos urbanos tal como se concretan en la ciudad y las propuestas ideales sobre la ciudad. En realidad, desde el punto de vista del estudio de la ciudad, nos encontramos ante dos posiciones muy diferentes; sería útil iniciar el estudio de estas posiciones a partir de la contraposición del análisis aristotélico del concreto urbano y de la república platónica. Aquí se plantean importantes cuestiones de método.

El planteamiento aristotélico en cuanto estudio de los hechos urbanos ha abierto el camino de manera decisiva al estudio de la ciudad y hasta a la geografía y a la arquitectura urbanas. Sin embargo, no podemos percatamos del valor concreto de ciertas experiencias si no operamos teniendo en cuenta esos dos planos de estudio; de hecho, algunas ideas de tipo puramente espacial han modificado notablemente no sólo de forma sino, con acciones directas o indirectas, los tiempos y los modos de la dinámica urbana.

Como base de la Teoría Urbana consideramos la ciudad como una estructura espacio temporal y es tratada desde el punto de vista de la arquitectura y la geohistoria; como dato inicial se toman en cuenta los resultados de los sistemas funcionales políticos, económicos y culturales generadores de su arquitectura, y por ende del espacio urbano, los cuales contribuyen a plantear problemas importantes.

Las instituciones como elemento realmente constante de la vida histórica y a la relación entre el mito y la institución misma, resultan importantes para el desarrollo de la investigación de la ciudad. Los mitos van y vienen sin interrupción de un lado para otro, toda generación los explica de modo diferente y añade al patrimonio recibido del pasado nuevos elementos; pero detrás de esta realidad que cambia de una época a otra hay una realidad permanente que en cierta manera consigue sustraerse a la acción del tempo. En ella tenemos que reconocer el verdadero elemento portador de la tradición religiosa. Las relaciones en que el hombre llega a encontrarse con los dioses en la ciudad antigua, el culto que les rinde, los nombres con los cuales los invoca, los dones y sacrificios que les debe son todo ello cosas unidas a normas inviolables; sobre ellas el individuo no tiene ningún poder.

La importancia del rito y su naturaleza colectiva, su carácter esencial de elemento conservador del mito constituyen una clave para la comprensión del valor de los monumentos y, para nosotros, del valor de la fundación de la ciudad y de la transmisión de las ideas en la realidad urbana.

En la teoría urbana se da gran valor a los monumentos, se considera su significado en la dinámica urbana, a la relación entre rito, monumento, y mito. Puesto que el rito es el elemento permanente y conservador del mito, lo es también el monumento que, desde el momento mismo que atestigua el mito, hace posibles sus formas rituales.

El estudio de las permanencias y en particular de los monumentos sirve para aportar algunas contribuciones al significado de la estructura urbana que tiene, en sus orígenes, relación inseparable con el modo de ser y con el comportamiento de las personas.

La lectura de la ciudad realiza el estudio de los hechos urbanos según sus motivos esenciales, es decir, establece los fundamentos para el estudio de los hechos urbanos y el conocimiento de un número siempre mayor de hechos, y la integración de éstos en el tiempo y en el espacio; la individualización de las fuerzas que están en juego de modo permanente y universal en todos los hechos urbanos.

El esquema de teoría urbana que se presenta puede adquirir más de un desarrollo y éste puede asumir acentos y direcciones diferentes. El progreso en el conocimiento de la ciudad puede ser real y eficaz sólo si dejamos de reducir a la ciudad a sus aspectos parciales perdiendo de vista su significado. (Rossi 1995, 68-69)

Estructura de los hechos urbanos

Individualidad de los hechos urbanos.

Al describir una ciudad nos ocupamos preponderantemente de su forma[1]; dato concreto que se refiere a una experiencia concreta: Guanajuato, San Miguel, León, Celaya.

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