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Ciencias Para Todos


Enviado por   •  31 de Octubre de 2012  •  2.051 Palabras (9 Páginas)  •  368 Visitas

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la c Los americanos y otros extranjeros descubrieron esto en 1971. Ese año se liberalizó el mercado japonés con el fin de permitir que los extranjeros pudieran tener mayoría en cualquier compañía, pero ninguno de los miembros del keirctsu consentía vender sus acciones «cautivas» a ningún precio. De ma nera que pocas empresas se podían comprar. -

El sistema estaba aglutinado por el sentido de la obligación recíproca —cada miembro del grupo tenía acciones de cada uno de los otros, formando una es pecie de ¡rus!. Pero si se quebraba el sentido de la obligación, había otro más práctico para impedir la venta: el de rehén. Si una compañía pretendía vcnder sus acciones en otra a un extraño que intentara hacerse con el control, la segun da compañía podía vengarse vendiendo también las acciones de la vendedora a extraños. Nadie vendía.

1 74 La máquina que cambió el mundo

L’i gestión (le la empresa ajustada 1 75

Pronto se extendió también a los grupos de proveedorcs una variante de este sistema. Ya vimos en el Capítulo 3 el tejido de compañías suministradoras mon tado por Toyota, tales como NippondcnSo y Toyocla Gosci. ‘1 oyota tenía una par-. ticipación en estas empresas y ellas tcnían una pequeña participación en Toyota. Pronto mostró el grupo industrial de Toyota algo de la estructura de accionaria do circular visto en el keirel aunque Toyota mantuvo una posición fuerte en el centro.

Los recientes intentos efectuados por el «invasor» americano T. Boone Fic kens para hacerse con el control de Koito, un miembro dc grupo Toyota. po nen de manifiesto lo poderoso que es el sistema de grupo. Toyota posee sólo el 15 por 100 de Koito y Pickens consiguió comprar acciones por valor (le más dci

26 por lOO, pero no pudo conseguir sentarse en ci consejo de administración (le Koito. Además, ya no aparecieron más acciones en venta ni siquiera ofreciendo un precio muy superior al que pudieran alcanzar en el mercado abierto.

Este sistema de accionariado de grupo ha exhasperado a las empresas y go biernos occidentales, de mentalidad tan diferente. Las compañías japonesas, (l parecen en principio de propiedad pública, en el sentido (le que sus acciones se negocian públicamente, son en realidad empresas privadas. Esto no lo permi tirían las leyes de inversión (le los Estados Unidos y de un cierto número (le países europeos, porque las compañías tendrían que explicar el porqué de que sólo estuviera en venta parte (le sus acciones. Aunque creemos que el keiret,vu y los grupos industriales son, de hecho, el sistema de financiación industrial más dinámico y eficaz ideado nunca, en Occidente no se le entiende adecua damente.

Además de proporcionar protección a sus miembros contra compradores hos tiles, una ventaja que se cita a menudo del sistema keiretsu es el bato coste de la financiación para los miembros del grupo. Las financiaciones baratas se pro ducen de dos formas. Primero, muchas compañías japonesas apenas pagan di videndos. Generalmente pagan el lO por 100 sobre el valor (le sus acciones a la par, y ha de tenerse en cuenta que el valor a la par, establecido en el tiempo en que se iniciaba la comercialización de las acciones en los añoS cincuenta, es sus tancialmente cero. Así, las acciones de Toyota. por ejemplo, pagaron en el año fiscal de 1989 un dividendo de 18,5 yenes o el 10 por 100 de los beneficios, mien tras que Nissan pagó sólo 7 yenes o el 7 por 100 (le los beneficios.

Segundo. en los años ochenta. el próspero mercado bursátil de Tokyo per mitió a las empresas japonesas poner en circulación grandes cantidades de ac ciones nuevas en forma de bonos convertibles que se podían cancelar por acciones cuando las de la empresa alcanzaran un cierto valor en el mercado. Los compradores de estos bonos aceptaban, por tanto, de buena gana tipos de inte rés muy bajos con la presunción de que su retorno real vendría dado por la con versión en acciones en el mercado de Tokyo, en continuo crecimiento. Durante los años ochenta, Toyota puso en circulación 6.200 millones (le (lólares en bonos convertibles a tipos de interés del 1,2 al 4 por 100, un coste de capital muy por debajo del que podían coneguir las compañías atitomovilísticas occidentales.

También compañías mucho mas débiles, como Isuzu y Fuji Hcavy Industries (Su baru), pudieron obtener financiación a bajo coste a través de estos medios

Sería interesante saber cuánto puede durar esta segunda forma (le fina icia ción a bajo coste. Por una parte, la caída del mercado de Tokyo en 1990 hizo que los inversores se dieran cuenta, (le repente, de que la conversión no ;cria posible siempre y la emisión de bonos convertibles cesó, al menos temporalmen te. Por otra, Japón es aún un país de ahorradores obsesos, y estos ahorrar tie nen que encontrar alguna salida.

Sin embargo, incluso cuando carece de financiación barata, el sistema japo nés de grupo sigue confiriendo una significativa ventaja competitiva, específica mente al asegurar que los fondos de inversión se gastan sabiamente. Para pro bar esta hipótesis no necesitamos mirar más allá del modo en que los sistemas financieros occidentales y de Japón tratan a las compañías en apuros. El ejem pb clave japonés es el de las dificultades de Mazda en 1974. 1 ¡asta aquel mo mento, Mazda había estado gobernada por la familia fundadora, muy orientada a la ingeniería de productos. El sello de la compañía era su motor rotativo Wan kel, que consumía mucho combustible, pero era muy avanzado técnicamente. Cuando los precios de la energía subieron vertiginosamente, de pronto, en 1973, Mazda hubo de enfrentarse a un gran problema. Necesitaba un conjunto total mente nuevo de motores a pistón eficaces desde el punto de vista del consumo y una nueva gama de modelos para los nuevos motores.

La compañía se enfrentaba también a otro problema acuciante. Mazda ha bía estado fijando precios superiores a la media en los coches de su segmento de mercado, aunque la fabricación del Wankel era más barata que la de los mo tores corrientes. La razón de los elevados precios era el inC sistema de pro ducción de Mazda, que recordaba mucho más a la producción en masa que a la ajustada. Hasta ese momento, los coches de Mazda podían venderse a pre(ios superiores

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