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Ciencias físicas


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2017  •  Documentos de Investigación  •  877 Palabras (4 Páginas)  •  194 Visitas

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Ciencias físicas

La curiosidad, el imperativo deseo de conocer, no es una característica de la materia inanimada. Tampoco lo es de algunas formas de organismos vivos, a los que, por este motivo, apenas podemos considerar vivos.

Una esponja o una ostra no sienten curiosidad por su medio ambiente, al menos en ninguna forma que podamos reconocer, la lluvia y las corrientes oceánicas les llevan lo que necesitan, y toman de ellos lo que pueden. Algunos organismos no tardaron en desarrollar ciertos movimientos independientes, con ello un organismo móvil no tenía por qué esperar largo tiempo a que los alimentos se cruzaran en su camino, sino que podía salir a buscarlos. Esto supuso que habían entrado al mundo de la aventura y la curiosidad.

Un organismo puede haber saciado momentáneamente su hambre y no tener tampoco, por el momento ningún peligro a la vista, algunos quizás se queden en una especie de sopor como la ostra pero otros siguen teniendo la iniciativa de explorar el medio ambiente. El mono es sinónimo de curiosidad, el pequeño e inquieto cerebro de este animal debe interesarse, y se interesa por cualquier cosa que caiga en sus manos, en este sentido como en muchos otros, el hombre no es más que un súper mono.

El cerebro humano es la más estupenda masa de materia organizada del Universo conocido, y su capacidad de recibir, organizar y almacenar datos supera ampliamente los requerimientos ordinarios de la vida. El exceso de esta capacidad es causa de que nos ataque una enfermedad sumamente dolorosa: el aburrimiento. Lo que realmente importa es que el ser humano sienta una intensa y dominante curiosidad.

Las bellas artes podrían haber surgido de la agonía del aburrimiento, destinadas solo a satisfacer algunas necesidades. Hay que tener en cuenta como una posible causa de su nacimiento, la elemental necesidad de tener ocupada la mente. Pero si la práctica de las bellas artes es una solución satisfactoria para el problema del ocio, también tiene sus desventajas: requiere una mente activa y creadora y destreza física. Así pues el deseo de conocer parece conducir a una serie de sucesivos reinos cada vez más etéreos y una más eficiente ocupación de la mente.

Los antiguos consideraban  el proceso del descubrimiento como la inspiración de las musas o la revelación del cielo, sus explicaciones dependían en gran medida, de la analogía. El mito nació ya que las fuerzas de la naturaleza fueron personificadas y deificadas. Los mitos se mantuvieron por su encanto estético, o bien se emplearon para usos físicos.

Los mitos griegos figuran entre los más bellos y sofisticados pero se da el caso que los griegos fueron también quienes introdujeron el camino opuesto de la observación del universo. El nuevo punto de vista de los pensadores griegos más tardíos era que el universo era una máquina gobernada por leyes inflexibles. Los filósofos griegos se entregaron desde entonces al ejercicio de tratar de descubrir hasta qué punto existían realmente leyes en la naturaleza. Tales de Mileto fue el primero en afrontar este empeño, su hazaña más espectacular fue predecir un eclipse para el año 585  a. de J.C., fenómeno que se produjo en la fecha prevista.

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