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Cinco ideas falsas acerca de la cultura


Enviado por   •  19 de Marzo de 2013  •  Trabajo  •  3.466 Palabras (14 Páginas)  •  808 Visitas

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Cinco Ideas Falsas sobre la Cultura

Esteban Krotz

La cultura es el elemento que distingue a la especie humana de todas las demás especies. Esto significa, que la cultura esa tan antigua como la especie humana. Mejor dicho: las culturas humanas son tan antiguas como lo son los diferentes grupos humanos, etnias y pueblos que forman la humanidad.

Pero mientras que la cultura humana tiene muchos miles de años de edad, el análisis científico de la cultura –es decir, su estudio sistemático, realizado por una comunidad de especialistas que usan para ello métodos, conceptos y teorías creadas para tal fin- tiene apenas un siglo. Tal vez tenga que ver esta discrepancia con que entre los especialistas en el estudio de la cultura haya todavía tan poco consenso sobre muchas cuestiones y que entre los no especialistas se encuentren todavía muchas ideas equivocadas sobre la naturaleza y las características de lo9s fenómenos culturales. Sí, en cambio, han podido crear un cierto consenso relativo acerca de la falsedad de determinadas concepciones de lo “cultural”.

En este ensayo se identifican cinco ideas equivocadas acerca de la cultura que se detectan con mucha frecuencia en el habla común, en comentarios periodísticos y hasta en conferencias académicas. Hay que tomar aquí que los antropólogos y otros especialistas en el análisis cultural no sólo somos especialistas: también somos practicantes del habla común (a menudo la mayor parte del día) y por esta razón también nosotros reproducimos en ocasiones estas equivocaciones, aunque sepamos, cuando nos ponemos a trabajar como especialistas que tales nociones falsas ya han sido superadas por nuestra ciencia.

Primera idea falsa: se puede tener y no tener cultura.

Muchas veces se puede escuchar que una persona critica a otra, diciendo: <Fulano no tiene cultura> o <Mengano es una persona sin cultura>. En este enunciado, cultura es algo que un ser humano puede tener o no tener. Desde el punto de vista de la antropología, tal expresión carece de sentido: todos los seres humanos, por definición, tiene cultura.

Como se dijo al comienzo: tener cultura, pertenecer a una cultura, es el rasgo característico de la vida humana en comparación con todas la demás formas de vida en este planeta. Esto quiere decir: ser parte de la especie humana significa ser un ser cultural. Y en efecto: ningún individuo humano simplemente <procesa información>, sino que lo hace en términos de uno de los miles de idiomas que existen y que aprendió desde pequeño; no simplemente <asimila proteínas, carbohidratos y grasas>, sino como y bebe ciertos alimentos de acuerdo a ciertas reglas y horarios que varían de pueblo en pueblo; no simplemente <inicia y termina su existencia>, sino que nace y es educado y muere dentro de ciertas estructuras familiares y comunitarias y en el marco de determinadas creencias colectivas y costumbres. En la medida en que alguien pertenece a un grupo, una etnia, un pueblo, cualquier tipo de <comunidad> humana, participa en la cultura de éste y sólo así es ser humano. No tiene sentido, entonces, afirmar de alguien, que no tiene cultura.

El malentendido se produce por un uso muy restringido del significado de la palabra cultura. En muchos idiomas de origen europeo, cultura significa a menudo algo así como <buena educación>. A menudo se identifican con cultura ciertas actividades artísticas consagradas y los resultados de éstas (la música llamada “clásica”, la literatura llamada “buena”, cierto tipo de arquitectura, etc.). A cierto tipo de educación y a estos bienes culturales suele tener acceso siempre sólo un pequeño segmento poblacional, mientras que los demás quedan excluidos. Pero la cultura es mucho más que estas partes. Por tanto, lo único que se puede decir es que ciertas personas no poseen tales o cuales conocimientos, aptitudes, gustos, pero no que <no tienen cultura> cuando por ejemplo, no les significa nada cierta regla de comportamiento o determinado deleite estético.

Segunda idea falsa: Hay jerarquía natural entre culturas (y subculturas)

Como ya se indicó en la parte introductoria de este ensayo, la cultura humana no es una. Es tan polifacética y variada como la humanidad misma. De hecho, la cultura humana es un mosaico: está compuesta por una cantidad enorme de culturas pasadas y presentes. Esta multiplicidad cultural aumenta aún más si se toma en cuenta que las culturas de los pueblos y naciones no son homogéneas en modo alguno. Todo lo contrario: al interior de un país nos encontramos –como por ejemplo, en el caso de México- con un gran número de subculturas, o sea, culturas de determinados segmentos sociales tales como etnias, poblaciones regionales o grupos profesionales; también hay diferencias culturales que responden a diferencias de edad y de hábitat, etc.

Como siempre, cuando hay multiplicidad, surge el impulso de comparar. Y no sólo esto, sino de agrupar. Una forma frecuente de agrupar fenómenos sociales y culturales implica criterios jerarquizados. De acuerdo con tales criterios se afirma que una cultura es en algún sentido <más> que las demás. El famoso libro de Guillermo Bonfil sobre el “México profundo”, por ejemplo, describe cómo a lo largo del medio milenio desde la conquista europea, en México se ha difundido la idea de que ciertas culturas extranjeras –primero la hiapana, luego la francesa y finalmente la norteamericana- eran y son más valiosas que cualquiera de las culturas mesoamericanas. Algunos europeos, a su vez, suelen opinar que las culturas de la llamada “antigüedad clásica”, o sea, la griega y la romana, eran más valiosas que todas las culturas europeas actuales.

La misma clase de ideas se encuentra no sólo con respecto a las culturas de países y épocas diferentes y con respecto a la riqueza cultural al interior de in mismo país, sino también con respecto a ciertas áreas de la cultura o fenómenos culturales específicos. Por cierto, también aquí, la cultura calificada de “inferior” se encuentra casi siempre al borde de la descalificación completa como cultura. Así, por ejemplo, hay amantes de cierto tipo de música orquestal europea de los siglos XVIII y XIX que la consideran esencialmente superior al rock o a la trova; incluso llegan a afirmar que estas últimas formas musicales “no son cultura”.

Hablando con propiedad, es menester aclarar que no existe absolutamente ningún criterio objetivo, y mucho menos científico, para establecer este tipo de jerarquías.

No hay nada que indique que la cultura del maíz sea mejor o peor que la del trigo o del arroz, que la forma musical del “lied” valga más que la del “son”, que los libros de “ciencia ficción” sean esencialmente inferiores a las obras literarias

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