Como Aprender A Lavarse El Pelo
Enviado por emilycastilloq • 6 de Agosto de 2014 • 408 Palabras (2 Páginas) • 193 Visitas
empíricas y los marcos conceptuales disponibles para los jueces
para, sobre esa base, considerar “jurídicamente inválida la elección”.
Independientemente de que, en apariencia, el tribunal no solicitó
ser asesorado en esta materia, persiste la duda sobre la capacidad de
quien tenía que hacer valer los argumentos científi cos o académicos
ante la instancia jurídica del máximo nivel en el país. Ya meses antes
había quedado claro que esos argumentos, aun convocados por el
Senado de la República, habían sido incapaces de hacer cambiar
“una sola coma” en la minuta que modifi có en el Congreso las leyes
federales de radio y televisión y de telecomunicaciones.
El caso es que, en comparación con distintos periodos del pasado,
la investigación de la comunicación, y muy especialmente
la académica, no ha conseguido prácticamente avance alguno
en cuanto a legitimidad, en cuanto a reconocimiento social, en
cuanto a in! uencia, al menos en la defi nición de los términos
de discusión o de explicación de las decisiones sobre “la comunicación”
en el país. Desde este punto de vista, sin duda, a la
investigación de la comunicación en México le falta defi nición
de una identidad reconocible como legítima y relevante.
La triple marginalidad re-visada
Pero esta situación no es nueva. Después de haberle dedicado
algunos años al análisis de las condiciones y a la producción de
La triple marginalidad de los estudios sobre comunicación
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investigación de la comunicación en México, Enrique Sánchez
Ruiz y Raúl Fuentes Navarro elaboramos un modelo y una fórmula
que muchos han empleado desde que los publicamos, en
1989, en un cuaderno titulado precisamente Algunas condiciones
para la investigación científi ca de la comunicación en México,
además de una versión en inglés. Se trata de la caracterización de
esta actividad como sujeta a una “triple marginalidad”. Decíamos
entonces, y hay que sostener todavía hoy, que “La investigación
de la comunicación es marginal dentro de las ciencias sociales,
éstas dentro de la investigación científi ca en general, y ésta última
a su vez entre las prioridades del desarrollo nacional” (Fuentes
y Sánchez, 1989:12).
De que la actividad científi ca es crecientemente marginal entre
las prioridades del desarrollo nacional en México da cuenta el
indicador más extensamente empleado internacionalmente: el
porcentaje del producto interno bruto que se invierte en ciencia
y tecnología, o en “investigación y desarrollo”. En 1992, ese
porcentaje era de 0.32; subió hasta 0.46 en 1998 y volvió a
bajar para mantenerse entre 0.42 en
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