Como aquella rebosante flor
Enviado por jesusfrancisco • 10 de Agosto de 2011 • Ensayo • 490 Palabras (2 Páginas) • 966 Visitas
Maestra amiga
Un despertar distinto, aquella mañana fría
Tu rostro ante nosotros se mostró
Como aquella rebosante flor
Que luego de la lluvia, cayó.
Tu triste mirada se escondió
En el fondo de aquel pizarrón
Pero tu corazón no pudo más
Y de tus ojos una lágrima brotó.
De aquella inocente niña entonces
Un regalo recibiste
Y su insólita carta leías
Mientras ella con inocencia te veía.
En tu rostro una sonrisa
Entonces se dibujó
Y aquella paloma blanca
Dentro de tu corazón voló.
Los números en recuerdos se habían convertido
Aquella materia una nueva historia llegó a ser
Y en aquella solitaria aula
Dos nuevas amigas se empezaban a conocer.
Tus enseñanzas fueron muchas
Pero más lo fueron los bellos recuerdos
Y aquella niña a la que un día regañaste
A Dios agradeció por haber encontrado
Una maestra así como tú....
¡Mi maestra amiga!
Colaboración de Johana Karolina
Ecuador
ROSARIO CATELLANOS
Amor
Sólo la voz, la piel, la superficie
Pulida de las cosas.
Basta. No quiere más la oreja, que su cuenco
Rebalsaría y la mano ya no alcanza
A tocar más allá.
Distraída, resbala, acariciando
Y lentamente sabe del contorno.
Se retira saciada
Sin advertir el ulular inútil
De la cautividad de las entrañas
Ni el ímpetu del cuajo de la sangre
Que embiste la compuerta del borbotón, ni el nudo
Ya para siempre ciego del sollozo.
El que se va se lleva su memoria,
Su modo de ser río, de ser aire,
De ser adiós y nunca.
Hasta que un día otro lo para, lo detiene
Y lo reduce a voz, a piel, a superficie
Ofrecida, entregada, mientras dentro de sí
La oculta soledad aguarda y tiembla
Poema Hombres Necios Que Acusáis de Sor Juana Ines de la Cruz
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?
Cambatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser
...