Comportamiento En Perros Y Gatos
Enviado por deluna2702 • 10 de Junio de 2014 • 4.397 Palabras (18 Páginas) • 390 Visitas
El comportamiento alimentario comprende una serie de fases
que van desde la búsqueda del alimento, pasando por su
reconocimiento y su aceptación, hasta la ingestión. Se inicia,
pues, con la exploración y termina con la deglución. Aunque
el comportamiento alimentario está bien estudiado en
los animales de producción, los datos relativos a los gatos son
a menudo empíricos o antropomórficos. Por otro lado, existen
algunos estudios realizados principalmente por los fabricantes
de alimentos para animales de compañía, que completan
el conjunto de los datos disponibles.
La conducta social y el comportamiento alimentario del gato,
son muy diferentes de los del perro. No sólo son distintas sus
necesidades nutricionales, sino que la estructura social también
determina unos patrones de alimentación y de comunicación
entre ellos y con sus propietarios. Para responder a
las necesidades nutricionales del gato hay que conocer qué
necesitan en cuanto al entorno alimentario y comprender
su comunicación y estructura social.
Comportamiento
alimentario del gato
Comportamiento
Debra HORWITZ
DVM, Dipl. ACVB
Debra Horwitz realizó sus estudios en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Michigan. Tras haber practicado la clínica general
durante varios años, empezó a dedicarse a los problemas de comportamiento de los animales de compañía. En 1996 pasó a formar parte
del American College of Veterinary Behaviorists. En la actualidad Debra Horwitz ejerce en el ámbito privado, atendiendo casos remitidos.
Es también consultora del Veterinary Information Network (VIN). Imparte conferencias en Estados Unidos y en otros países.
Escritora y autora de diversos libros sobre el comportamiento de los perros y los gatos, Debra Horwitz es presidenta del American College
of Veterinary Behaviorists (2006-2008).
Yannick SOULARD
Yannick Soulard, Ingeniero Agrónomo con Máster en Gestión de la Innovación en Biotecnología y Agroindustria, se incorporó en la filial
canadiense de Royal Canin en 1999 para prestar apoyo técnico al equipo comercial. Pronto pasó a encargarse de la formulación de los alimentos
para América del Norte, función que ejerció hasta 2001. Desde hace seis años, se ocupa del desarrollo de la palatabilidad en el
Centro de Investigación de Royal Canin (Aimargues, Francia), y actualmente es responsable de la Unidad de Investigación en Nutrición.
Ariane JUNIEN-CASTAGNA
Licenciada en la Universidad Tecnológica de Compiège en 1996 (ingeniería de procedimientos agroalimentarios), Arianne se incorporó a Royal
Canin en 1997, donde trabajó inicialmente en el departamento de producción. Se unió después al Centro de Investigación en 1997, donde
trabajó inicialmente en la planta piloto industrial. Desde el año 2001 se encarga de los proyectos de desarrollo ligados a la palatabilidad.
1 - Factores que afectan
al comportamiento alimentario del gato
Factores hereditarios
> Aspectos sensoriales
El sentido del gusto
En el gato, el sentido del gusto está presente cinco días antes de su nacimiento (Beaver, 1980) y va evolucionando
con el tiempo. La sensibilidad gustativa incluye los cuatro sabores básicos, clasificados en
distintas categorías de mayor a menor (según la reacción del gato tras una simple aplicación sobre la
lengua de vinagre, sal, quinina, azúcar):
ácido > amargo > salado > dulce
(Al gato doméstico ni le atrae, ni le repele el sabor dulce o el dulzor de los edulcorantes).
Nuestros conocimientos sobre el sentido del gusto han progresado gracias al estudio de las señales neurológicas
transmitidas por los nervios craneales tras la estimulación de las papilas gustativas con diferentes
sustancias. Tres nervios craneales están implicados en el sentido del gusto. Los nervios faciales,
en particular la cuerda del tímpano (chorda tympani), han sido objeto de numerosas investigaciones.
Los estudios sobre el gusto han dado lugar de esta manera a diversas teorías. Por ejemplo, Boudreau
(1973, 1977) sugiere que en el gato existen sistemas receptores específicos para el sabor ácido, para los
aminoácidos y para los nucleótidos. Esta teoría no ha sido confirmada por otros autores.
Se estima que el número de papilas gustativas en el gato, alcanza la cifra de 475 (Figuras 1 y 2): bastantes
menos que en el perro (1700) y que en el hombre (9000). En el perro, las células gustativas se
renuevan de media cada cuatro días. No existen datos disponibles sobre el gato, pero el intervalo de
tiempo es sin duda similar. Estos datos son importantes para prever la recuperación del apetito tras una
herida del epitelio bucal.
Sabor amargo
El sabor amargo está producido por una gran variedad de compuestos (taninos, alcaloides, ácido málico,
quinina, ácido fítico, aminoácidos [triptófano, isoleucina, leucina, arginina, fenilalanina], etc.).
El gato es muy sensible al sabor amargo (Houpt, 2005). Lo detecta a menor concentración que el perro.
Es capaz de distinguir una sustancia amarga a una concentración 400 veces menor a la que la percibe
el hámster (Carpenter, 1956; Houpt, 1991). Esta sensibilidad le permite evitar el consumo de muchas
sustancias tóxicas (como la estricnina), que a menudo son amargas. De hecho, los compuestos de este
tipo provocan fácilmente el fenómeno de aversión.
Sabor dulce
El gato no parece interesarse por los alimentos dulces: sus receptores están desactivados, pues el gen
correspondiente ha sido reemplazado por un pseudogén (Brandt, 2006) durante el proceso de adaptación
filogenética (Li y col., 2006). El gato tiene tendencia a rechazar los edulcorantes sintéticos, como
la sacarina o el ciclamato, ya que los percibe como amargos (Bartoshuk y col., 1975). El sabor dulce del
anticongelante atrae a los perros, pero no a los gatos. Estos últimos pueden intoxicarse también, pero
suele ser porque se lamen para limpiarse las patas después de habérselas impregnado al andar sobre el
producto.
Sabor ácido
Los sabores ácidos son utilizados muy habitualmente por los fabricantes de alimentos para gatos: en
efecto, numerosos productos comerciales contienen ácido fosfórico. Sin embargo, debe evitarse un consumo
excesivo de alimentos ácidos y ricos en fósforo en los gatos cuya función renal
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