Conclusión La Crisis Mundial De La Economía Capitalista Estremece Las Estructuras Sociales Y Jurídicas. Los Numerosos E Innegables Desajustes Que La Globalización Económica Padece Resienten En El Plano De Las Relaciones Laborales. De Allí Que El Tra
Enviado por parik • 19 de Diciembre de 2012 • 1.259 Palabras (6 Páginas) • 1.150 Visitas
Conclusión
La crisis mundial de la economía capitalista estremece las estructuras sociales y jurídicas. Los numerosos e innegables desajustes que la globalización económica padece resienten en el plano de las relaciones laborales.
De allí que el trabajo, como base del desarrollo económico del país deba llevarse a cabo con relaciones laborales adecuadas, estables y equitativas; que garanticen a los trabajadores su inserción y permanencia en el ámbito económico laboral, para lograr la elevación de su calidad de vida, posibilitando el progreso general de la sociedad. Actualmente estamos frente a unas relaciones laborales anómalas, que hacen del ambiente obrero patronal un espacio de conflicto permanente que lo debilita y pone en peligro los logros alcanzados por el movimiento laboral.
Por esta razón el Estado debe instrumentar una política laboral mediante mecanismos de generación de empleos y reglas de juego claras que garanticen relaciones de trabajo estable y adecuado; en el marco de un contexto jurídico incluyente y equitativo.
La historia reciente de nuestras relaciones laborales se ha distinguido por un alto grado de fragmentación en un marco de descomposición social consecuencia de la aplicación de políticas excluyentes, basadas en un andamiaje jurídico contradictorio y disperso que ha contribuido a aumentar las brechas sociales, excluyendo a un importante segmento de la masa laboral de los beneficios fundamentales provenientes del trabajo.
Esto se ha debido a que el significado del trabajo en Venezuela ha entrado en una profunda crisis, caracterizada por su relajamiento, la proliferación del trabajo precario y el miedo a perder el puesto por parte de quienes aún lo conservan.
Así, la desesperanza de quienes buscan trabajo y llevan años vendiendo su fuerza de trabajo, los lleva en su gran mayoría a vivir en un desamparo jurídico, producto de una legislación laboral atrasada y disgregada, que favorece en los hechos descaradamente a la contraparte de los trabajadores. Aunado a ello, los procedimientos administrativos establecidos en la legislación vigente, conspiran por suviscosidad y lentitud contra el interés fundamental de los trabajadores a mantener su derecho al trabajo, puesto que la misma está contenida dentro de un marco de desprotección que aleja, obstaculiza e impide que los trabajadores obtengan eficazmente soluciones a sus necesidades; dando por resultado un aumento sostenido de la conflictividad laboral y de los desequilibrios sociales.
La protección de la garantía de una relación laboral adecuada y estable inevitablemente le corresponde al Estado, sobre todo cuando la realidad concreta nos indica, manejos y vicios que disminuyen y debilitan los derechos de los trabajadores, vale decir: extensión arbitraria de la jornada laboral (casi siempre sin retribución y sin considerar las fuerzas físicas y psíquicas del trabajador), escamoteo de beneficios (cesta-ticket, bonos, prestaciones sociales etc.), no inscripción en el seguro social, pagos por debajo del salario mínimo, fragilidad en la contratación colectiva, indefensión frente al despido amañado e ilegal y nuevas formas de esclavitud laboral como la tercerización, que son hábil e impunemente gestionadas por muchos empleadores,
Otra situación que no debemos olvidar es que muchas veces las relaciones de trabajo se siguen escondiendo bajo formas distintas a las establecidas en la ley, haciéndolas aparecer como otro tipo de contrato (arrendamiento, concesión, sociedad, cooperativa etc.). Es lo que en el medio laboral conocemos como simulación de contrato o fraude laboral, donde lo que se busca es burlar la aplicación de las normas del trabajo y la legislación social. Todo esto ocurre frente a las autoridades del Estado sin que hasta ahora haya control pleno de esta situación.
No desestimamos de por sí, la importancia y trascendencia que la intervención del Estado tiene como protector de una relación laboral adecuada, estable y segura, porque sin su mediación los trabajadores estaríamos desasistidos y en el centro de una relación laboral anómala, privada de estabilidad, sin un salario justo y remunerador, huérfanos de seguridad social para enfrentar las enfermedadespersonales y ocupacionales, ausente de garantía y condiciones de trabajo
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