Conjuntiva
Enviado por chama55 • 14 de Mayo de 2013 • 5.344 Palabras (22 Páginas) • 347 Visitas
CONJUNTIVA
Recuerdo anatomo-funcional.
Es una membrana mucosa que reviste el segmento anterior del globo
ocular. Está formada por una porción bulbar que cubre la parte anterior del globo,
excepto la córnea, y dos porciones palpebrales que cubren las caras posteriores de
los párpados superior e inferior. Las conjuntivas bulbar y palpebral se continúan a
través de los fórnices superior e inferior.
Como toda membrana mucosa consta de un epitelio y un corion
subyacente. El epitelio es cilíndrico, estratificado, no queratinizado y se continúa a
nivel del borde libre palpebral con el epitelio queratinizado que recubre los
párpados. Entre las células del epitelio, se encuentran las células caliciformes
conjuntivales que son glándulas mucosas secretoras que pueden aparecer aisladas
o agrupadas en acinis. A nivel del tejido conjuntivo subepitelial o corion, existe
una capa constituida por un fino entramado de tejido conectivo infiltrada por
linfocitos, mastocitos e histiocitos, la cual se espesa a nivel del fórnix formando
unos nódulos redondeados. Este manto linfocitario se desarrolla al segundo mes
del nacimiento. A nivel más profundo, existe una capa formada por fibras
colágenas entremezcladas con fibras elásticas.
Incluidas entre el corion existen una serie de glándulas serosas de tipo
tubuloacinoso, que constituyen las glándulas lagrimales accesorias. Éstas juegan
un papel importante en la lubricación de la conjuntiva y en la formación y
mantenimiento funcional de la película precorneal. Constituyendo su secreción la
denominada secreción lagrimal basal.
La conjuntiva está vascularizada por ramas que derivan de las arterias
palpebrales superiores e inferiores y de las arterias ciliares anteriores. En cuanto a
la inervación es llevada a cabo por las ramas lagrimal-nasal y frontal del
trigémino. Existe una inervación simpática representada por fibras amielínicas que
acompañan los vasos conjuntivales. Párpados y conjuntiva
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Semiología del síndrome inflamatorio conjuntival.
La patología conjuntival constituye del 30 al 90% de las consultas
realizadas al oftalmólogo. Los procesos degenerativos, malformativos, y tumorales
suponen un pequeño porcentaje, siendo las conjuntivitis o patología inflamatoria
las más comunes dentro de la patología conjuntival.
La inflamación de la conjuntiva puede ser de origen plurietiológico, sin
embargo ésta responde según un esquema fisiopatológico relativamente monótono
a la agresión, manifestando como respuesta una serie de signos clínicos. Según
predominen unos u otros se van a caracterizar las diversas formas clínicas de
conjuntivitis.
Entre estos signos clínicos destacan:
Hiperemia: Es la reacción más simple de la conjuntiva, consiste en un
enrojecimiento por vasodilatación de los vasos conjuntivales. El color de la
hiperemia es rojo-escarlata y se dispone fundamentalmente a nivel de los fondos
de saco.
Edema o quemosis: La tumefacción edematosa de la conjuntiva se
caracteriza por un engrosamiento traslúcido de la conjuntiva. Se produce sobre
todo en la conjuntiva bulbar, pues el tejido subconjuntival es laxo y se acumula en
él el transudado procedente de un aumento de la permeabilidad vascular.
Secreción: Es producida a partir del exudado que filtra a través del
epitelio, al cual se añaden los restos y detritus epiteliales, mucus, lágrimas,
linfocitos degenerados y la secreción de diversas glándulas conjuntivales.
En un comienzo es de tipo seroso, por incremento de la secreción refleja
de las lágrimas, unida al exudado seroso inflamatorio. Poco después, se añade a
éste el aumento de la secreción mucosa producida por las células caliciformes
conjuntivales, dando a la secreción un aspecto mucoide.
La incorporación a la secreción de las células linfocitarias degeneradas y
el transudado inflamatorio, junto con diversos detritus celulares propios de la
existencia de un proceso infecto-inflamatorio, dará un carácter purulento a la
secreción.
La existencia de gran cantidad de fibrina va a conferir a la secreción unas
características peculiares, con formación de pseudomembranas, fáciles de
desprender si el epitelio está intacto, o adheridas a capas profundas si el epitelio
está destruido, dejando un lecho sangrante al arrancarlas.
Folículos: Constituyen una reacción tisular inespecífica a los estímulos
inflamatorios. Histológicamente son una hiperplasia del tejido linfoide del corion
sin una organización clara. Clínicamente, aparecen como formaciones elevadas,
abollonadas, redondeadas, traslúcidas y avasculares. Se sitúan preferentemente Oftalmología en Atención Primaria
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a nivel de la conjuntiva tarsal y fórnix. Su diámetro es de 0,2 a 2 mm y están
rodeados de un fino entramado vascular, que no los invade, a diferencia de las
papilas, que están vascularizadas como veremos a continuación.
Papilas: Caracterizan los estados subagudos de muchas inflamaciones.
Histológicamente se representan como infiltrados leucocitarios difusos, sin
organización precisa, con edema y neovasos centrales. Aparecen como estructuras
abollonadas, prominentes, de mayor tamaño que los folículos, de aspecto carnoso
y centrados por un eje vascular. Su tamaño es variable, pudiendo llegar a ser
vegetantes y voluminosas, adquiriendo un aspecto adoquinado, muy característico
de algunos procesos tales como la conjuntivitis primaveral. Igual que los folículos,
aparecen sobre todo en conjuntiva tarsal y fórnix.
Es importante diferenciar entre folículos y papilas, pues el folículo es una
formación de tejido linfoide, con vascularización accesoria, mientras que las
papilas son esencialmente vasculares en su origen.
I. Conjuntivitis agudas.
Bacterianas: El agente infeccioso más
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