Control Social. Nuevas Tecnologias
Enviado por IvoFranz • 28 de Septiembre de 2011 • 2.534 Palabras (11 Páginas) • 2.315 Visitas
Nuevas tecnologías para el control
político.
Por Catherine Mordos
El caso Pinochet ha vuelto a poner de actualidad las
investigaciones en torno a los métodos utilizados por las
dictaduras para mantener su poder sobre la ciudadanía. Sin
embargo, no sólo estos regímenes autoritarios echan mano de
sistemas que, si no ilegales, cuando menos se encuentran fuera
del control político o judicial. Dos documentos hechos públicos
recientemente, un estudio oficial del Parlamento Europeo y un
trabajo basado en informes desclasificados del Gobierno
norteamericano, revelan el uso masivo de nuevas tecnologías,
aplicadas a la vigilancia y manipulación social y política de la
población civil. Unas tecnologías que, por su misma novedad,
escapan a cualquier regulación por parte de los poderes ejecutivos
de los países, incluso de los más democráticos, como la propia
Europa.
Salir de un avión en cualquier aeropuerto, una simple
conversación por el teléfono móvil o incluso asistir a una
manifestación de cualquier signo puede significar, para cada
ciudadano europeo, la posibilidad de ser identificado, de forma
inmediata, fichado y controlado. Y esto no ocurre en un país bajo
régimen dictatorial, sino en nuestras propias democracias liberales
de la muy civilizada Europa. Las nuevas tecnologías de la
comunicación y la informática no sólo están permitiendo la
aparición de legiones de sofisticados ordenadores y teléfonos
cada vez más refinados, sino que también sirven para tener bajo
control a la población civil, dejando atrás, por puro obsoletos,
antiguos métodos de represión violenta propios de las dictaduras.
Estas nuevas tecnologías, como la usada en el sistema Echelon
de vigilancia y seguimiento masivo de población civil, sólo son
conocidas por un sector muy minoritario de la sociedad, y son
controladas y usadas por grupos aún más reducidos de
responsables. De hecho, hasta la década de los setenta esta
tecnología sólo estaba en manos de los militares, por lo que su
uso estaba restringido, en la mayoría de los casos, a conflictos
internacionales o a situaciones de dictaduras militares. Sin
embargo, a partir de ese momento han sido los investigadores y
las empresas civiles los que han tomado las riendas de los
avances científicos, que a su vez han empezado a ser usados por
los poderes civiles para controlar, vigilar y, en su caso, manipular
a la población.
A estas alturas el único país que tiene la capacidad y los medios
suficientes como para liderar este extraño sector es Estados
Unidos, aunque otros muchos países, incluidos los de la Unión
Europea, se aprovechan en buena medida de sus ventajas para
sus propios intereses. La imposibilidad de controlar el uso de
estos nuevos sistemas viene dado, en muchos casos, por el hecho
de que en la actualidad la mayoría de las comunicaciones entre
los ciudadanos se hacen vía satélite, es decir, fuera del espacio
cubierto y protegido por la legislación de cada país. Y ahí se
plantea la duda. ¿A quién le corresponde controlar y limitar las
actividades de los aparatos instalados fuera de nuestra
atmósfera? Hoy por hoy, a nadie, salvo al propio responsable de
su instalación, que goza de total libertad en la utilización de su
aparato. Así pues, una de las conclusiones más claras de estos
dos estudios señala que, hoy en día, no se requiere la intervención
de ningún juez, ni existe ley alguna que regule la interceptación de
llamadas efectuadas a o desde teléfonos móviles vía satélite, es
decir, basados en tecnología GSM.
El secretismo que rodea el uso de nuevas tecnologías para el
control político y social de la población tan sólo se ha roto muy
recientemente, gracias en parte a ese traslado de la utilización de
estos nuevos sistemas al sector civil.
Estos dos documentos, de carácter semi oficial y difundidos hace
poco a través de Internet, revelan datos que a veces parecen más
propios de la ciencia ficción pero que están basados en estudios
rigurosos efectuados por expertos de reconocido prestigio y
avalados, en el caso del primer trabajo, por una institución como el
Parlamento Europeo. Así, el primer documento que aquí
resumimos, un STOA (es decir, un trabajo de asesoramiento
científico) número PE 166 499, es una investigación realizada a
petición del propio Parlamento, bajo el título de An Apraisal of the
technology of political control (Una aproximación a las tecnologías
de control político).
Su autor material es Steve Wright, un afamado experto, activista
de derechos humanos, perteneciente a la organización Omega,
dedicada a este tipo de investigaciones sobre la violación de las
libertades civiles y ha contado con la ayuda y el asesoramiento de
un amplio grupo de universidades, organismos y asociaciones. Y
aunque el extenso documento no refleja, tal y como se advierte, el
parecer del Parlamento Europeo, sí sirve como base de trabajo, lo
cual supone una garantía.
En este estudio, el propio índice ya resulta muy revelador. En su
exposición de objetivos señala que, entre otros, los objetivos de
este informe consisten en "proveer a los miembros del Parlamento
Europeo con una guía de los recientes adelantos tecnológicos
destinados al control político", además de "identificar, analizar y
describir el actual estado" de estos avances. En el estudio se hace
referencia a las implicaciones que conlleva la "globalización y la
militarización del equipamiento (utilizado) por las policías", es
decir, al hecho de que el armamento militar pasa a ser de uso
policial, y a la "convergencia de los sistemas de control
desplegados en todo el mundo". Asimismo, estudia "los
desarrollos en materia de tecnología de vigilancia y control
(incluyendo la emergencia de nuevas formas de redes de
interceptación de comunicaciones en el ámbito local, nacional e
internacional -vía satélite-", o "innovaciones en armamento de
control de masas (incluyendo la evolución de una segunda
generación de las llamadas armas no letales" en los laboratorios
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