Corrupción Y Sistema Educativo

Cuando uno habla o escucha hablar acerca de la corrupción, parece que fuera el relato de un país diferente al que uno vive o por lo menos al referimos a casos concretos de ella, da la sensación de que los corruptos son grupos de personas que emigraron de otros lugares del mundo y que han venido a ejercer esta tan poco respetable conducta a nuestra noble tierra.

No es poco habitual escuchar quejarse de la corrupción de los políticos, a la persona que diez minutos antes contaba como coimeaba a un inspector municipal para que no le hieran una multa por desperdiciar agua. Parece que nos cuesta entender esta doble dimensión de la corrupción, la privada y la pública.

Concuerdo completamente con el texto acerca de que cada uno puede ser corrupto desde su lugar y no es necesario llegar a ser un alto funcionario público para practicarla. La corrupción es indudablemente un problema de actitud y no de magnitud, es decir, el que se deja sobornar con una botella de vino no es menos corrupto que el que lo hace por cien mil pesos.

Por otro lado en la escuela se pueden ver permanente actitudes desleales tanto por parte de los alumnos, como por el lado de los profesores, familiares y directivos. Por el lado de los alumnos, en las mentiras que utilizan para ocultar su falta de responsabilidad, en los trabajos prácticos por lo que se ya mencionó (lo realiza uno y ponen el nombre cinco), en la entrega de trabajos prácticos descargados por internet. Por parte de los directivos, en la adecuación de los alumnos aprobados para cumplir con ciertos objetivos pretendidos por la DGE, en el uso y manejo discrecional que se hace de los recursos estatales, la modificación de asistencias, pedidos de exámenes especiales, etc.. Los padres son los que generalmente comienzan con esta cadena de favores y vicios pidiendo situaciones especiales para sus hijos.

La corrupción se distribuye libremente desde múltiples sectores, para que de forma sistemática se reproduzca y permanezca de generación en generación. Por ejemplo, el padre que paga delante de su hijo una coima para no ser multado o que les trae lapiceras robadas de su trabajo a sus hijos, está fomentando la corrupción desde el núcleo familiar. El empleado que se roba una resma de papel de su trabajo y lo justifica por sentirse mal pago, el profesor que aprueba a todos sus alumnos para no tener que asistir a las mesas de examen, el que presenta licencias falsas también está siendo corrupto. Si a esto le sumamos la violencia que ejerce el poder político sobre los ciudadanos mostrándoles que es casi infalible a cualquier condena por corrupción (se la está fomentando a nivel institucional o se la está institucionalizando) y si además el sistema educativo reproduce este aspecto de la cultura, dentro de sus estructuras, es muy difícil poder finalizar con este problema.

Si bien se puede apreciar que este modelo no parte de la escuela, sino desde la casa

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