Cuales son los Parásitos gastrointestinales en cabras

Parásitos gastrointestinales en cabras  

Las enfermedades parasitarias constituyen un problema para los animales, cuya importancia se basa en las pérdidas económicas que ocasionan, como son: costos de los medicamentos y mano de obra para dicha aplicación, disminución de la producción y la transmisión a otros animales y al hombre (Restrepo, 2009-2010: p.138).

Los parásitos son organismos uní o multicelulares que viven y se desarrollan a expensa de otro ser vivo, causándoles algunos daños. Ingresan en el ser vivo por el contacto directo y la ingestión de alimento contaminado o infestado de formas larvarias o huevos; estos pueden alojarse en la parte externa o interna del animal, denominándose ectoparásitos y endoparásitos respectivamente (De León, Choque-López, 2010:3). Los agentes causantes de las parasitosis gastrointestinales en los rumiantes son diversos. Generalmente las parasitosis son producidas por nemátodos, cestodos y protozoarios (coccidias); los que causan un mayor daño en una explotación ganadera, son los nemátodos (Cuellar s, f: 2).  

Según el manual Merck de medicina veterinaria (2007), los parásitos gastrointestinales más importantes en los ovinos y caprinos son: Haemonchus contortus, Trichostrongylus axei, Bunostomum trigonocephalum, Oesophagostomum columbianum, Cooperia curticei, Strongyloides papillosus, Trichuris ovis y Chabertia. En la República Dominicana, el Haemonchus ssp., es el género de nemátodos gastrointestinales más frecuente en cabras y ovejas (Martínez, com, pers. 2016). Los nemátodos gastrointestinales se distribuyen a lo largo del tracto gastrointestinal, pero presentan afinidad a una sección en particular donde desarrolla un cuadro patológico particular. (Aguilar, A. et al. 2011)

Clase nemátoda características generales

El phylium de los nemátodos incluye el grupo más numeroso de parásitos de los animales domésticos y del hombre; su cuerpo es cilindroide, no segmentado con un tracto intestinal y una cavidad general. Son de forma redonda en sección transversal y están cubiertos por una cutícula resistente a la digestión intestinal (Quiroz, 1984: 368). Los nemátodos se presentan con una gran frecuencia y elevada morbilidad en las diferentes especies que afectan, estos parásitos presentan un carácter crónico e interfieren con un buen crecimiento.

Se localizan en la mayoría de los órganos, pero es el tracto digestivo donde se encuentran la gran mayoría de las especies. (Quiroz, 1984: 368)

Los nemátodos de localización intestinal se alimentan de contenido: gástrico, quimo, quilo, cecal y del intestino grueso (Quiroz, 2011: 254). Poseen movimientos ondulantes por flexión del cuerpo, en su mayoría tienen reproducción sexual, donde los machos forman espermatozoides y las hembras óvulos y según el estado de desarrollo de los huevos al ser puestos, estos pueden ser ovíparos, ovovivíparos, vivíparos (Cordero, M., Rojo, A.R., Martínez, A.R., Sánchez, M.C., Hernández, S., Navarrete, I., Quiroz, H. 2000). Estos huevos son de forma más o menos redondeada u oval. Su desarrollo evolutivo incluye un estado de huevo, cuatro estados larvarios y el adulto (Quiroz, 1984: 371). Los de alojamiento en el tracto gastrointestinal, se reproducen en el mismo tracto, y junto con el excremento eliminan miles de huevecillos o larvas que contaminan los potreros e instalaciones, donde permanecen a la espera de otro animal para volver a parasitar (Soca, M., Roque, E., Soca, M., 2005). El ciclo biológico de los nemátodos gastrointestinales es directo; los huevos de las diferentes especies son muy similares morfológicamente, por lo que no se pueden diferenciar fácilmente, lo que es un hecho realizar la identificación de sus géneros por medio de coprocultivos (Cordero, et al   2000).      

Haemonchus contortus.

Este parásito se puede observar con facilidad ya que el macho mide de 10 – 20 mm  de longitud y la hembra de 18-30mm siendo más grueso que los otros Trichostongyloides según (Quiroz, 1984).  El macho posee un color rojo homogéneo y la hembra un aspecto de espiral roja y blanca al enroscarse entre si el intestino y el útero; se caracteriza por ser un nemátodo hematófago y posee una coloración rojiza al observarlo en fresco (Radostits et al., 2002: 2134). La especie Haemonchus contortus es de distribución mundial, pero es más frecuente y dañina en zonas tropicales o subtropicales, cálidas y húmedas, aquellas con lluvias en verano (Cordero et al. 2000).

Ciclo vital del Haemonchus.

Los parásitos adultos son muy prolíficos, su producción de huevos aumenta hasta que se alcanza una puesta máxima 25-35 días después de la infestación, Como muchos nemátodos, el género Haemonchus también tiene un ciclo vital directo (Radostits et al., 2000: 1599).  Cada hembra tiene la capacidad de poner hasta 10,000 huevos al día durante varios meses; los huevos bajan por el tubo digestivo y caen al suelo junto con las heces donde eclosionan y en condiciones óptimas atraviesan dos estadios larvarios no infectantes en cuatro días (Quiroz et al., 2011). Ver anexo 13.

 Las larvas infectantes migran de la masa fecal 90 cm cada 24 horas, donde la motilidad es mayor en condiciones de calor y humedad. Las larvas en condiciones ambientales desfavorables desarrollan un estado de hipobiosis (Radostits et al., 2000: 1599). La transmisión se da al momento de los animales ingerir las larvas infectantes (L3) en el pasto contaminado, luego se produce la larva 4 en el abomaso y posteriormente, los vermes adultos emergen y comienzan la postura de huevos 18 días después de la infestación (Radostits et al., 2000:1599).  

Las cabras de todas las edades son susceptibles. Se dice que las causas predisponentes para una hemoncosis incluyen el hacinamiento, pastos suculentos, condiciones climatológicas calurosas y húmedas y mal estado nutritivo. Tanto los adultos como las larvas de fase 4 se alimentan de sangre lo cual es la principal diferencia entre la patogenia del Haemonchus y otros parásitos del abomaso (Radostits et al., 2000:1599).

Signos clínicos de la enfermedad.

Haemonchus es un chupador de sangre y uno de los endoparásitos más dañinos de los rumiantes, especialmente de ovinos y caprino, pero también de bovinos. Las larvas y los adultos perforan o dañan la mucosa estomacal y chupan sangre de los vasos sanguíneos adyacentes, lo que causa inflamación y ulceración de la pared estomacal (Juanquera, 2016a).  

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