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«DESARROLLO DE TEMA DON Y OPCIÓN DEL CELIBATO»


Enviado por   •  11 de Agosto de 2017  •  Biografía  •  2.866 Palabras (12 Páginas)  •  375 Visitas

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SEMINARIO MAYOR «MONS. ÓSCAR ARNULFO ROMERO», FILOSOFADO[pic 1][pic 2][pic 3]

DIÓCESIS DE SANTIAGO DE MARÍA, EL SALVADOR

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«DESARROLLO DE TEMA DON Y OPCIÓN DEL CELIBATO»

CÁTEDRA:

                AFECTIVIDAD Y CELIBATO

DOCENTE:

                PBRO. FRANCISCO JOVEL ABREGO

ESTUDIANTE:

                          MENÉNDEZ MENDOZA, YINIER ALEXANDER

SANTIAGO DE MARIA, USULUTÁN, 28 DE JUNIO, DE 2017.

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INTRODUCCIÓN

En el presente tema que se ha desarrollado se tiene como objetivo el ser fiel a este don de Dios llamado celibato opción de vida y sobre todo que acreciente la capacidad de entrega a los demás, de llegar a la amistad con muchas personas, de abrir el corazón de par en par a un gran número de almas, y de sembrar paz y alegría.  Llevando el modo de vivir célibes para cristo y para el prójimo. El celibato cristiano es una forma de vivir con Jesús a través del celibato. Hablar del celibato como don de Jesús, para con el hombre que quiere seguir los principios del Reino de los cielos, es hablar necesariamente de una opción. Una opción, en la vida particular y concreta del hombre, acá hay que hablar de uno de los dones fundamentales de la vida del hombre, la libertad: este don da la capacidad de responder a lo que el hombre ha recibido, porque nadie puede responder al don sin una opción desde la libertad, para que sea una respuesta generosa, y sincera. La opción indica una forma de vida, un objetivo concreto que vaya acorde a lo que Jesús ha dado y en ese dar ha invitado, para qué haya una respuesta a una opción fundamental, el don y opción de vida para el servicio de los demás y sobre todo encontrar cada uno nuestra propia felicidad.


OBJETIVO GENERAL

  • Comprender el sentido del celibato como don y opción para la vida.

OBJETIVO ESPECÍFICO

  • Dar a conocer a las personas el verdadero sentido del celibato.

  • Conocer el verdadero amor de cristo siendo célibe.                                          

DON Y OPCIÓN DEL CELIBATO

En relación con el celibato, el Catecismo de la Iglesia Católica enseña lo siguiente: Cristo es el centro de toda vida cristiana las cosas del Señor, entre los primeros cristianos, numerosos fieles corrientes recibieron el don del celibato y lo acogieron con alegría, siguiendo el modo de vida del Señor.

De esta realidad histórica hay testimonios en los Padres y autores cristianos más antiguos.  En el siglo I San Clemente Romano exhortaba a los que vivían el celibato a no envanecerse por haber recibido ese don, es decir sentirse orgulloso de su don pero no creerse más que los demás y sobre todo no ser apartados a la sociedad por afamarse y decir que solo ellos tenían ese don poco después a finales del siglo I o a comienzos del II, San Ignacio de Antioquía les recomendaba de nuevo que fueran humildes cuando se da la ley del celibato y el desorden, entonces se dan las dos formas de vivir el sacerdocio de los célibes y los no célibes , luego se dio que las personas preferían ir donde los célibes  y no donde todavía habían sacerdotes practicando el concubinato por eso les repite San Ignacio de Antioquia que no se crean más que los concubinatos.

En el siglo II, San Justino y Atenágoras afirman expresamente que muchos cristianos, hombres y mujeres de toda condición, siguiendo a Cristo desde la juventud, permanecían célibes toda la vida.

  • Naturaleza del celibato por el reino de los cielos (Mt 19,12)

El celibato por el Reino de los Cielos no es una invención humana tanto como don y la opción a ser célibes para Jesucristo nuestro Señor que ha revelado la existencia de este don, su sentido y su valor para explicarlo utiliza una comparación que el mismo invita a entender bien, «En efecto, hay eunucos que así nacieron del seno de su madre también hay eunucos que así han quedado por obra de los hombres y los hay que se han hecho tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien sea capaz de entender, que entienda» (Mt 19,12)[1].

  • La grandeza de un don de Dios

 El celibato es un don de Dios que testimonia como enseña «San Juan Pablo II que el Reino de Dios y su justicia son la perla preciosa que se debe preferir a cualquier otro valor. Opción y virginidad por el Reino de los Cielos es un desarrollo de la gracia bautismal y como tal está llamada a crecer. Es un tesoro que permite negociar con él y dar mucho fruto.

El empeño por ser fiel a este don de Dios acrecienta la capacidad de entrega a los demás, de llegar a la amistad con muchas personas, de abrir el corazón de par en par a un gran número de almas, y de sembrar paz y alegría.  Permite una disponibilidad real para llevar a cabo, por el Señor, tantas labores al servicio de los hombres y de la misión de evangelización de la Iglesia.

Se experimenta así que el celibato es apostólico por el Reino de los Cielos una fuente de energía que alimenta el amor a Dios y el afán de almas. Es un don que recuerda continuamente al que lo ha recibido es ahí cuando muestra la calamidad de si cuando está la opción pero a la ves el don de Dios  que uno puede tomar la opción pero si no es el don pueda que llegue  hacer sacerdote pero no viviré una felicidad plana sino una felicidad fingida porque no es lo que Dios quiere para mí y  que el último fin de su vida es instaurar el Reino de Cristo la gloria de Dios y la salvación del mundo, el celibato en cuanto don exige una correspondencia continuada que perfecciona al sujeto a nivel existencial.

 Lejos de aislarlo y sumirlo en una inmadurez afectiva, la persona que es fiel al don recibido se encuentra inmersa en una dinámica de donación que lleva consigo una maduración en el amor, los hábitos de fortaleza, de templanza y de castidad el equilibrio en los afectos y el dominio de sí; la capacidad de ir contracorriente, la generosidad y entereza, como el discípulo amado.

  • El Papa Calixto II, en el Concilio de Letrán, en 1123

         Promulgó el celibato como requisito para todo el clero del rito romano. Los ritos maronitas y armenios, siendo católicos orientales, aceptan a hombres casados para la ordenación sacerdotal, pero no permiten que contraigan matrimonio los que ya han sido ordenados. El Concilio Vaticano Segundo llama al celibato ese don precioso y opción de la gracia divina dado a algunos por el Padres, para que se dediquen más fácilmente sólo a Dios con un corazón indivisible en virginidad o celibato. Este medio perfecto para el amor del reino del cielo ha sido tenido siempre en gran estima por la Iglesia como un signo y un estímulo del amor, y como una fuente singular de fertilidad espiritual en el mundo Constitución de la Iglesia.[2]  También el celibato es el primero de los consejos evangélicos a ser puestos en práctica por los religiosos y que es un símbolo especial de los beneficios celestiales, y para los religiosos es una forma muy efectiva de dedicarse con todo el corazón al divino servicio y a los trabajos del apostolado, el Papa Francisco reconoció que “la vocación de los sacerdotes representa un problema enorme”. Por ello, que está dispuesto a considerar que los llamados viri probati, hombres casados sobre todo jubilados y muy implicados en la Iglesia, se ordenen como sacerdotes en comunidades aisladas. Sin embargo, el Pontífice descartó que el celibato se vuelva opcional como una forma de incrementar el número de clérigos. Uno de los temas que causan aun gran polé- mica en nuestra sociedad es el del celibato como don y opción de Dios Muchos se cuestionan la razón por la que los sacerdotes y las religiosas no se casan, sin encontrar muchas veces una respuesta justa.   En este caso, la vida célibe ya no tendría el sentido de consagración, sino como un medio para crecer en la vida espiritual.

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