De Ciencia Y Metaciencia
Enviado por wilder_kat • 27 de Septiembre de 2012 • 3.501 Palabras (15 Páginas) • 404 Visitas
Anuario de Psicología, vol. 37, núm. 1 y 2, abril-septiembre 2006, pp. 27-32
© 2006, Universitat de Barcelona, Facultat de Psicologia
Anuario de Psicología
2006, vol. 37, núm. 1 y 2, 27-32
© 2006, Facultat de Psicologia
Universitat de Barcelona
De ciencia y metaciencia
Jaume Arnau Gras
Universitat de Barcelona
A raíz de la lectura del escrito sobre la Psicología en crisis. Metodolo-
gía dogmática. Encuentros y desencuentros es posible que, contrariamente al
estado de ánimo del autor en torno a la psicología como ciencia, el panorama
actual sea algo más positivo y prometedor. En este comentario, me voy a refe-
rir fundamentalmente a dos cuestiones que, con base a los constantes cambios
teórico-metodológicos, han conseguido atraer mi atención de aficionado y
estudioso de tales cuestiones. No quiero estar ni de acuerdo ni en desacuerdo
con el autor, tampoco abrir un debate sobre el tema, me limitaré a expresar
una serie de reflexiones en voz alta, dando a entender que en psicología las
perspectivas y enfoques son múltiples y es arriesgado asumir posiciones un
tanto aventuradas y poco fundamentadas en el auténtico devenir no sólo de la
psicología, sino de cualquier otra ciencia positivo-natural.
He constatado, en primer lugar, que se afirma de forma insistente y casi
machacona que la “psicología es una disciplina en crisis”. Se alude, para justifi-
car esta propuesta, a que algunos teóricos consideran necesario conseguir una
unificación de lo que puede entenderse como un campo fragmentado, debido a la
especialización propia de la profesión del psicológico y a la propia especializa-
ción del conocimiento. Una segunda reflexión, al hilo del discurso que transcurre
a lo largo del escrito, se refiere a la acusación de dogmática a la metodología,
esclava de las hipótesis, denunciando, por último, que hay más experimentos bajo
el sol que los Fisherianos. Sin duda alguna, no hay nada más lejos de lo real
que afirmar que es algo peyorativo que la psicología esté instalada en una crisis
permanente, y más aún, defender que el progreso de la ciencia psicológica sólo
viva de la herencia Fisheriana. Basta con estar atentos y tener una mínima
curiosidad por el entorno que nos rodea. Por lo tanto, mis reflexiones van a girar
en torno a estas dos grandes propuestas que el texto destila. Nuestra argumenta-
ción se articulará en torno al concepto de paradigma que, a nuestro entender, va
a permitir clarificar lo que puede quedar confuso o contradictorio cuando se abor-
dan temas como lo científico y lo metodológico (Arnau y Balluerka, 1998).
Correspondencia: Jaume Arnau Gras. Departament de Metodologia de les Ciències del Comportament. Facultat de Psicologia.
P. del Valle de Hebrón, 171. 08035 Barcelona. Correo electrónico: jarnau@ub.edu 28 J. Arnau Gras
Anuario de Psicología, vol. 37, núm. 1 y 2, abril-septiembre 2006, pp. 27-32
© 2006, Universitat de Barcelona, Facultat de Psicologia
¿Tiene sentido pensar en la psicología como una ciencia en crisis?
Hay quienes piensan, de forma un tanto ingenua, que las ciencias se cons-
truyen paso a paso, pieza a pieza, como quien construye un edificio, es decir,
mediante la progresiva acumulación de teorías y leyes. Desde la perspectiva
de quien está en contacto directo con la realidad, característica propia del in-
vestigador, la ciencia suele presentarse como un simple juego de construcción
donde cada problema resuelto o ley descubierta supone un nuevo ladrillo del
edificio final o ciencia. En cambio, si nos situamos en la perspectiva del teóri-
co de la ciencia, se suele concebir la ciencia como un proceso en constante
convulsión y de cambios dramáticos, siendo ésta la verdadera realidad históri-
ca de lo científico. Contrariamente a lo que ingenuamente percibe el científi-
co, la crisis es algo normal y esperado en la historia de la ideas científicas
(Kuhn, 1970).
Puestas las cosas así, cobra sentido pensar que en la raíz histórica de la
ciencia se instalan unos paradigmas o marcos, capaces de acoger, propiciar y
dictar normas de cómo hacer ciencia y de cómo investigar. Lo que está en
crisis no es la ciencia como tal, sino el andamiaje con el que se construye la
realidad, y la clase de explicaciones dadas y amparadas en un determinado
paradigma. Cuando el paradigma pierde creatividad, es incapaz de generar
nuevas ideas y explicaciones y queda desbordado por la realidad de los hechos,
se produce la crisis y el enfrentamiento y, en consecuencia, el choque de para-
digmas. Esto ocurre, con frecuencia, a lo largo de la historia de la psicología,
con el constante choque y desplazamiento de paradigmas y, en especial,
cuando los paradigmas agotan sus recursos de creación de teorías y se
envejecen. Recordemos, a modo ilustrativo, la secuenciación de paradigmas que
se han ido sucediendo en psicología, como el estructuralismo inicial, el fun-
cionalismo, el asociacionismo, el procesamiento de la información, el cone-
xionismo, la neurociencia cognitiva, etc. Es propio del quehacer del teórico de
la ciencia llegar a la auténtica raíz donde se generan las teorías, y constatar
cómo estas teorías pierden vigencia cuando el paradigma que los sustenta ha
dejado de ser vigente.
¿Qué debe entenderse por paradigma? El paradigma asume, entre otras
cosas, un conjunto de postulados metateóricos y metodológicos (Kuhn, 1970;
Madsen, 1978, 1980). Estos postulados dictan las reglas tanto para la construcción
de los esquemas explicativos como de los procedimientos de investigación. Sin
pretender, por mi parte, remontarme a los enunciados de carácter metateórico en
el sentido Kuhntiano, utilizo el término paradigma para referirme a un sistema
inspirador de teorías y metodologías de trabajo. Cada paradigma se caracteriza
por la formulación de una clase específica de hipótesis, por el grado de inter-
vención
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