Deformciones Y Desviaciones De Las Relaciones Objetales

Deformaciones y desviaciones de las relaciones objetales.

Las señales afectivas que el niño ha recibido por parte de la madre, su calidad, su constancia, etc, aseguran el normal desarrollo psíquico. Estas señales afectivas que le da la madre están determinadas por su actitud afectiva inconsciente. Cuando al niño no se le ofrece lo mencionado anteriormente aparece una formación de relaciones objetales impropias o insuficientes, o no formará relación alguna. Las desviaciones objetales de este tipo son una desviación patológica, que pueden manifestarse por ciertas anomalías en el desarrollo de la personalidad infantil durante el primer año.

La relación normal madre-hijo debe satisfacer tanto a la madre como al niño. Lo que satisface a la madre es muy distinto de lo que pueda satisfacer al niño. Estas son interacciones circulares que se desarrollan progresivamente, permitiendo y facilitando la integración de los procesos de maduración en el niño. Provocan una complejidad creciente del yo multiplicará de manera geométrica la gama de satisfacciones deseadas por el niño en las relaciones objetales.

En la relación madre e hijo, la madre es el compañero activo dominante. El niño en los primeros tiempos, es el receptor pasivo. Las desviaciones de la personalidad de la madre serán las que se manifiesten en los trastornos del niño.

Las influencias psicológicas nocivas surgen de las relaciones no satisfactorias entre madre-hijo. Estas relaciones serian perjudiciales y pueden dividirse en dos categorías: Las relaciones madre-hijo impropias y las relaciones madre-hijo insuficientes.

Las relaciones madre-hijo impropia.

En el origen de los cuadros clínicos pueden apreciarse factores psicógenos que proceden de la relación madre-hijo. El niño se encuentra en un estado de indiferenciación suficiente entre el soma y el psiquismo. Ciertas influencias psíquicas pueden llegar a tener efecto de irradiación en el soma, o que una influencia psíquica llegue a hacer disminuir la resistencia del niño a todo género de enfermedades.

La personalidad de la madre actúa de tal forma que proporciona al niño relaciones impropias y que sus comportamientos específicos son los que perjudican las relaciones que mantiene con el hijo y actúan en forma de toxina psíquica, a los que se denomina “trastornos psicotóxicos de la infancia. Estos son: repulsa primaria manifiesta (repulsa activa-repulsa pasiva) – solicitud primaria exagerada ansiosamente – hostilidad disfrazada de angustia – oscilación rápida entre mimo y hostilidad agresiva – saltos de humor cíclicos de la madre, a largo plazo – hostilidad conscientemente compensada.

Las relaciones madre-hijo insuficientes.

Cuando se priva a los niños de relaciones con su madre sin ser esta reemplazada, se les despoja de la imitación de las provisiones narcisistas

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Estos trastornos

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