Desarrollo De La Ciencia En México
Enviado por brekka • 11 de Julio de 2013 • 2.455 Palabras (10 Páginas) • 341 Visitas
El desarrollo de la ciencia
En cierto momento, está determinado por un marco socioeconómico en el que se pueden identificar intereses políticonacionales que favorecen o no el avance científico.
En el siglo XIX las condiciones sociales y económicas por las que México pasaba perturbaban la tranquilidad y los medios que la investigación científica requería, lo que se manifestó en una ciencia desmantelada y poco articulada en comparación con la que se impulsaba en Europa.
El triunfo del movimiento de Independencia significó para la historia de México un momento decisivo en todos los órdenes. Surgía un país con la necesidad de organizarse como nación, con la posibilidad de crear sus propias instituciones, algunas de ellas sobre las ya existentes de la época colonial o sobre sus propios cimientos, acordes con las nuevas demandas sociales; fue una transición institucional que se manifestó en la educación superior del periodo postindependentista.
Para la ciencia, sin embargo, los primeros años de la joven república fueron difíciles debido a las guerras civiles, los pronunciamientos militares y las invasiones extranjeras, que llevaron a los intelectuales mexicanos a intervenir en la organización del país en aspectos políticos, económicos y administrativos. El movimiento trajo consigo la decadencia de algunas instituciones coloniales de educación científica, que se vieron aisladas y afectadas en su organización administrativa por cuestiones políticas, lo que ocasionó que recibieran poca información científica del extranjero. Un ejemplo fue el Real Seminario de Minería de la Nueva España, también llamado Colegio Metálico o de Minería, fundado el 1º de enero de 1792 y que se ubicaba en una casa vecina al hospital de los agustinos descalzos (Hospicio de San Nicolás, actualmente calle de Guatemala número 90) y que en 1811 cambió su sede al Palacio de Minería. El Seminario de Minería se fundó con la intención de fortalecer la enseñanza de nuevos métodos científico-técnicos para mejorar la explotación minera. Su fundador fue don Fausto Elhúyar y de Zúbice, presidente y director general del Real Tribunal de Minería en esa época. Dentro de los primeros docentes del seminario encontramos a don Andrés Manuel del Río, quien trabajó con Lavoisier en Francia, y que en el Seminario de Minería estuvo a cargo de las clases de mineralogía, geología, ciencia de las rocas y arte de minas. Otro personaje importante del seminario fue Ludwig Linder, profesor de química que, en 1796 pasó a formar parte de un grupo de mineros alemanes llamados por Elhúyar para modernizar la industria minera en la Nueva España. Y no hay que olvidarnos de Alejandro von Humboldt, quien del 12 de abril de 1803 al 19 de enero de 1804 realizó tres estancias en el Real Seminario de Minería para desarrollar actividades de revisión y análisis de información, elaboración de cartas y mapas de la Nueva España; además redactó notas para cursos, dictó conferencias y participó en exámenes prácticos para la obtención de títulos facultativos, actividades que propiciaron un intercambio de ideas con los profesores del seminario y que se vieron favorecidas debido a que Andrés Manuel del Río y Ludwig Linder fueron condiscípulos de Humboldt en la Academia de Minas de Freiberg. De esta manera, el Real Seminario de Minería, considerado el antecesor de las escuelas de ingeniería y ciencias de México, trató de readaptarse y continuar como uno de los baluartes científicos educativos del país; sin embargo, también se vio afectado en sus recursos económicos, lo que provocó un bajo nivel de conocimientos y cursos irregulares que desembocaron en una desorientación académica y una producción científica deficiente que sólo se vio resguardada por el conocimiento de las generaciones anteriores. Así, México tuvo que pasar por un período de desfase científico en comparación con el resto del mundo y el único puente firme en esta etapa del siglo XIX fue la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística que, instaurada el 18 de abril de 1833 por el presidente Valentín Gómez Farías, se consideraba la primera en América y la cuarta en el mundo. Esta sociedad ha cumplido a la fecha 171 años de trabajo académico. Algunos de los aportes de la Sociedad fueron la elaboración de la primera Carta General de la República, el Atlas y el Portulano. Por su iniciativa, el gobierno expidió las leyes para determinar los nombres geográficos de las ciudades y otros lugares de la República Mexicana, y estableció la legislación para la protección de bosques y conservación de monumentos arqueológicos como propiedad nacional, lo que marcó una idea de desarrollo y nos condujo hasta la mitad del siglo XIX, cuando se produjo una mayor actividad científica que abarcó no sólo el trabajo individual sino también el comunitario. Así, México entró a la década de 1860 con la apertura de la Escuela Nacional Preparatoria y el trabajo de los positivistas, quienes se empeñaron en que la ciencia en México se destacara internacionalmente. Después de 1867 se incrementaron las sociedades y las asociaciones científicas que, mediante sus publicaciones, hicieron un gran esfuerzo para poner al día a los miembros de estos grupos y estimular el interés por las ciencias naturales. Fue así como nacieron agrupaciones científicas como la Sociedad Mexicana de Historia Natural, que tuvo gran influencia en la difusión del conocimiento de la naturaleza.
La Sociedad Mexicana de Historia Natural: origen y desarrollo
El antecedente de la Sociedad Mexicana de Historia Natural se encuentra en el programa de Napoleón III, cuya inspiración está en las investigaciones científicas que Napoleón I llevó a cabo en Egipto durante su invasión. Este programa lo hacía ver como un emperador interesado en fomentar la ciencia y la historia, y ¿qué mejor oportunidad que contar con México, un país con un pasado prehistórico desconocido de riqueza incalculable? Para ello, se formó una comisión encargada de estudiar y rescatar las obras intelectuales, los estudios históricos y científicos. Así, el 27 de febrero de 1864 el emperador firmó el decreto para integrar la Expedition o Commission Scientifique du Mexique (1864-1869), cuyo órgano oficial en París se llamó Archives de la Commission Scientifique du Mexique (1865-1869), que reunió en tres volúmenes las observaciones y los trabajos realizados en los años que duró el Segundo imperio. La Commission tenía metas, finalidades, áreas de estudio y personal de manera precisa y organizada. Diferentes comités llevaban a cabo las investigaciones presididas por el ministro de Instrucción Pública de Francia, Durey. La calidad y prestigio de la Commission hacía ver el interés que el gobierno había puesto en ella. Sus integrantes eran los científicos más destacados de
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