ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

EL CLIMA DE LA TIERRA


Enviado por   •  16 de Octubre de 2013  •  2.675 Palabras (11 Páginas)  •  327 Visitas

Página 1 de 11

EL CLIMA DE LA TIERRA

El clima abarca los valores estadísticos sobre los elementos del tiempo atmosférico en una región durante un periodo representativo: temperatura, humedad, presión, vientos y precipitaciones. Estos valores se obtienen con la recopilación de forma sistemática y homogénea de la información meteorológica, durante períodos que se consideran suficientemente representativos, de 30 años o más, tal como señala F. J. Monkhouse Estas épocas necesitan ser más largas en las zonas subtropicales y templadas que en la zona intertropical, especialmente, en la faja ecuatorial, donde el clima es más estable y menos variable en lo que respecta a los parámetros meteorológicos.

Los factores naturales que afectan al clima son el relieve, continentalidad (o distancia al mar) y corrientes marinas. Según se refiera al mundo, a una zona o región, o a una localidad concreta se habla de clima global, zonal, regional o local (microclima), respectivamente.

El clima es un sistema complejo por lo que su comportamiento es difícil de predecir, por una parte hay tendencias a largo plazo debidas, normalmente, a variaciones sistemáticas como las derivadas de los movimientos de rotación y de traslación de la Tierra y la forma como estos movimientos afectan de manera distinta a las diferentes zonas o regiones climáticas de nuestro planeta, las variaciones de la radiación solar o los cambios orbitales. Por otra, existen fluctuaciones más o menos caóticas debidas a la interacción entre forzamientos, retroalimentaciones y moderadores. De cualquier forma el efecto de las fluctuaciones poco predecibles del tiempo atmosférico es prácticamente anulado si nos ceñimos al estudio de las tendencias a corto plazo en el campo de la meteorología) y podemos hacer predicciones con considerable precisión. Asimismo, el conocimiento del clima del pasado es, también, más incierto a medida que se retrocede en el tiempo. Esta faceta de la climatología se llama paleoclimatología y se basa en los registros fósiles; los sedimentos; la dendrocronología, es decir, el estudio de los anillos anuales de crecimiento de los árboles; las marcas de los glaciares y las burbujas ocluidas en los hielos polares. De todo ello los científicos están sacando una visión cada vez más ajustada de los mecanismos reguladores del sistema climático.

El clima y su evolución a escala global

En verdad, no puede hablarse de un clima global, sino de varios climas distintos a diversas escalas de localización. Así, los climas pueden ser locales, regionales y, cuanto más, zonales, siendo la existencia de estos climas zonales (es decir, latitudinales) el motivo por el que se creó el propio nombre de clima durante la Edad Antigua, como se señala en una de las acepciones de la palabra clima en el

Espacio del globo terráqueo comprendido entre dos paralelos, en los cuales la duración del día mayor del año se diferencia en determinada cantidad de tiempo (por lo general, media hora, que corresponde a 7° y medio de latitud, en este caso)

Así, los climas se disponían en franjas o zonas de latitud y los antiguos, incluyendo a Claudio Ptolomeo, distinguían 7 zonas climáticas entre la zona de menor latitud (ecuador terrestre) y, por lo tanto, más cálida, hasta la zona boreal, mucho más fría. No tomaba en cuenta las modificaciones introducidas por el relieve (pisos térmicos), ya que en su tiempo, casi toda la población mundial (del mundo conocido) se ubicaba en las llanuras o tierras ubicadas a escasa altitud. Tampoco puede hablarse de cambios climáticos globales y mucho menos a corto o mediano plazo. Si hubiera sido así, no existiría una adaptación milenaria de las principales formaciones vegetales a los climas existentes y bastaría comprobar, por ejemplo, el límite norte del cultivo del olivo en la Península Ibérica, por ejemplo, para darnos cuenta de que los cambios climáticos se producen, a nivel local o regional, a un ritmo mucho más lento del que las posiciones ecologistas desean hacernos creer. En efecto, ese límite se ha mantenido sin variación apreciable a lo largo de miles de años (recordemos que el olivo es un árbol de gran duración y existen ejemplares que tienen cientos y hasta miles de años). Y la existencia de helechos arborescentes en la zona intertropical, por ejemplo, nos muestra que el clima de dicha zona en el continente americano se ha conservado con unos parámetros similares desde el período carbonífero, hace casi 500 millones de años, en el que bosques donde abundaban esos helechos arborescentes vinieron a convertirse en los depósitos de carbón ahora ubicados en latitudes distintas por la deriva continental explicada por la tectónica de placas.

Con relación al estudio de la vegetación para definir los climas, Arthur Newell Strahler le concede mucha importancia a ciertos tipos de plantas que requieren condiciones especiales en cuanto a la temperatura y la precipitación y cuyas fronteras climáticas pueden usarse como base para el estudio de una clasificación climática altamente confiable ([3] ).

Para conocer cómo evoluciona el clima a lo largo del tiempo geológico hay que tener en cuenta la influencia de los aspectos capaces de alterarlo a lo largo de un período más o menos largo. Según la importancia de los factores externos al propio clima, en cada momento el sistema climático será más o menos caótico. En cualquier caso, a largo plazo la previsión se hace imposible, ya que muchos de los forzamientos externos, por ejemplo la deriva continental, se rigen por sistemas caóticos o, al menos, muy difíciles de conocer.

Los forzamientos externos pueden implicar ciertas periodicidades, como variaciones orbitales y variaciones solares, y a su vez presentar tendencias globales en un sólo sentido por encima de las fluctuaciones de más alta frecuencia. Este es el caso de la variación solar, que mientras presenta fluctuaciones regulares en cortos períodos, a largo plazo presenta un aumento sistemático del brillo solar. Asimismo, dicha variación presenta acontecimientos, tormentas magnéticas, manchas solares o períodos anormales de actividad solar. En muchos casos la apariencia caótica de una variación puede encubrir una regularidad de muy baja frecuencia para la cual no ha pasado suficiente tiempo para que haya podido ser observada.

Otro de los motivos más importantes de los cambios climáticos a largo plazo, no muy bien estudiado, se debe a las modificaciones de la ubicación de los continentes, islas y de las dorsales submarinas que explica la teoría de la deriva continental o, con mayor propiedad, la teoría de la tectónica de placas. En efecto, la existencia de ricas minas de carbón en las islas Svalbard o Spitsbergen, ubicadas en pleno océano Ártico donde ahora no existe prácticamente vegetación, nos enseñan

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (17 Kb)
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com