EL MEDIO INTERNO

EL MEDIO INTERNO

Es el conjunto de líquidos o humores que rodean las células. Se encuentran en continua renovación. Están formados por una solución acuosa rica en sales minerales y sustancias orgánicas, llamada plasma. Los líquidos que constituyen el medio interno son:

• La sangre, líquido que circula por el interior de los vasos sanguíneos
• El plasma intersticial, que ocupa los espacios que existen entre las células
• La linfa, que circula por los vasos linfáticos

Estos tres humores están relacionados entre sí. Se encuentran en constante movimiento y renovación. Además de estos tres humores, el organismo contiene otros líquidos que ocupan diversas cavidades como el líquido cefalorraquídeo, que se encuentra en las cavidades del encéfalo y la médula y entre las membranas que envuelven a estos órganos, la sinovia, líquido encerrado en las bolsas sinoviales de las articulaciones, la perilinfa y endolinfa, situadas en el oído interno, etc.

LA SANGRE

Es un líquido rojo, opaco, viscoso y de sabor ligeramente salado, con un pH ligeramente básico (7,36)

El volumen de sangre (volemia) es del 6 al 8 % del peso corporal en adultos, en los jóvenes varía entre el 8 y el 9 % debido a su mayor contenido en agua. La sangre está constituida por un líquido, el plasma sanguíneo, y por células.

Funciones

• Transporte de nutrientes
• Transporte de desechos
• Transporte de gases
• Transporte de hormonas
• Regulación de la temperatura
• Defensa contra las infecciones
• Mantenimiento de la homeostasis

Constitución

Plasma sanguíneo

Es un líquido de color amarillento, constituido en un 91,5 % por agua y en un 8,5 % por sustancias disueltas. Estas sustancias pueden ser inorgánicas (gases y sales minerales) y orgánicas (glucosa, ácidos grasos, aminoácidos, proteínas, urea, ácido úrico, etc)

La concentración de sales minerales alcanza los 9,5 g/l. Intervienen en la regulación de la presión osmótica y de otros procesos (contracción muscular, impulso nervioso, mantenimiento del pH)

El nivel de glucosa (glucemia) varía entre 0,8 y 0,9 g/l y está regulado por dos hormonas pancreáticas, la insulina y el glucagón.

Las proteínas constituyen aproximadamente el 7 % del plasma, la mayoría se sintetizan en el hígado. Las más importantes en función de su abundancia son:

La albúmina que constituye el 55 % de las proteínas plasmáticas. Está encargada de mantener el nivel de agua en el plasma y en las células ya que es la proteína plasmática que presenta mayor presión osmótica. Posee gran capacidad de fijar numerosas sustancias (bilirrubina, ácido úrico, ácidos grasos, sulfamidas, penicilina,...) por lo que realiza una función de transporte a través del plasma.

Las globulinas son proteínas muy heterogéneas con funciones variadas como el transporte, la coagulación, función enzimática y hormonal. Hay un tipo, las γ-globulinas o anticuerpos, que son fabricadas por los linfocitos B y que están relacionadas con la función de inmunidad humoral, de ahí que se las llame inmunoglobulinas.

Fibrinógeno: es una proteína de alto peso molecular producida en el hígado que se necesita para la coagulación de la sangre. Constituye el 0,2 al 0,4 % del plasma.

Células sanguíneas

• Glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos: son las células sanguíneas más  numerosas, hay aproximadamente unos 5 millones de glóbulos rojos por mm3 de sangre. Carecen de núcleo y contienen unos 265 millones de moléculas de hemoglobina por célula. Son elásticos y deformables, por lo que pueden atravesar los capilares más finos. Su forma aplanada, al aumentar su superficie, favorece el intercambio gaseoso, que es su principal función. Se forman en la médula ósea roja. Viven de 100 a 120 días.
• Glóbulos blancos o leucocitos: son células nucleadas (el núcleo puede ser esférico, arriñonado o polilobulado) cuyo número aproximado es de unos 7.500 por mm3. Se clasifican en dos grupos según que su citoplasma tenga o no gránulos: los granulocitos (acidófilos o eosinófilos, neutrófilos y basófilos) relacionados con las reacciones alérgicas y con la defensa contra las infecciones por procesos de fagocitosis, y los agranulocitos (linfocitos-reconocimiento de antígenos y fabricación de anticuerpos- y monocitos o macrófagos –función de defensa por fagocitosis-). Los granulocitos se forman en la médula ósea roja y los agranulocitos se originan  en el tejido linfoide (ganglios linfáticos, bazo, timo, amígdalas, placas de Peyer en el intestino)
• Plaquetas o trombocitos: son fragmentos de células de la médula ósea. Intervienen en el proceso de coagulación sanguíneo.

Los glóbulos rojos son destruidos preferentemente en el bazo y en el hígado. La hemoglobina liberada va al hígado donde el hierro se usa para la síntesis de nueva hemoglobina y el resto es excretado como pigmentos biliares  a través de la bilis. Parte de estos pigmentos se expulsan con las heces fecales a las que colorean de marrón y otra parte pasan a la sangre, por absorción intestinal, de donde por filtración renal pasan a la orina, de ahí la coloración amarilla de la misma.

Mecanismos hemostáticos

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