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ELEMENTOS HUMANOS


Enviado por   •  20 de Agosto de 2013  •  1.419 Palabras (6 Páginas)  •  449 Visitas

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El capitalismo o economía de mercado

Este sistema económico se caracteriza porque el mecanismo de toma de decisiones es el mercado, en el que se encuentran los consumidores y los productores y se establecen los precios de todos los intercambios: factores productivos, bienes y servicios. Estos precios juegan un papel fundamental como brújula que orienta las decisiones tanto de los consumidores como de las empresas, y determinan los bienes que se producen, la tecnología que se utiliza y el reparto de la producción.

El Estado no interviene directamente en la vida económica, limitándose a establecer las leyes e instituciones que permiten el libre funcionamiento de los mercados, entre ellas la existencia de la propiedad privada de los factores de producción, sin la cuál no podría existir este sistema económico.

Un ejemplo aclarará el funcionamiento del mercado como mecanismo de asignación de recursos o toma de decisiones. Pensemos en el mercado inmobiliario y su comportamiento en las dos últimas décadas, y observemos cómo se ha decidido qué y cuánto producir, cómo y para quién.

Qué producir: numerosas familias querían comprar un piso o un adosado, alentadas por la facilidad del crédito y las ventajas fiscales, y acudían a solicitarlos a las agencias inmobiliarias. Éstas trasladaban las solicitudes a los constructores o a los particulares que deseaban vender un piso. Esta información sobre los deseos de compra actuaba como señal para las empresas constructoras, que aprovechaban la posibilidad de aumentar sus beneficios construyendo nuevas urbanizaciones, que podían vender a precios cada vez mayores, dado el creciente número de peticiones de compra.

La decisión acerca del tipo de vivienda y la cantidad construída cada año es el resultado de la interacción de las solicitudes de los consumidores y la respuesta de las empresas a través del mercado. En el momento en que los consumidores reducen sus peticiones de vivienda, como ha ocurrido tras la crisis financiera, la respuesta de las constructoras es reducir su producción, acomodándola a los deseos de compra.

Cómo producir: en el sistema de mercado esta cuestión la resuelven las empresas guiadas por su objetivo de obtención de máximo beneficio, por lo que tienen en cuenta los precios de los bienes y los factores. Así las empresas constructoras han elegido mayoritariamente utilizar mano de obra de personas inmigrantes, dispuestas a vender su fuerza de trabajo en peores condiciones, ya que sus posibilidades de elección son menores que las de los nacionales.

Para quién producir: los precios resultantes de la interacción en el mercado de compradores y vendedores determinan para quién es el producto. Todo aquel que pueda pagar una vivienda la tendrá, pero no así los que no disponen de dinero suficiente para su compra. En España hemos visto lo desorbitado de los precios de este bien básico, que ha impedido que una parte importante de la población haya podido comprar un piso.

A. Smith, partidario del sistema de mercado libre, al que consideraba el "orden natural" de organización económica, utilizó la metáfora de la mano invisible para describir la asignación de recursos por el mercado, tal como se expresa en la siguiente cita extraída de La riqueza de las naciones (1776):

“Cada individuo está siempre esforzándose para encontrar la inversión más beneficiosa para cualquier capital que tenga ...] Al orientar esa actividad de modo que produzca un valor máximo, él busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en otros, una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en su propósitos ...] Al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo.”

La metáfora de la "mano invisible" quiere decir que en el sistema de mercado no hay nadie concreto, ningún plan central, que decida lo que se va a producir y en qué cantidad. Los consumidores, mediante sus intenciones de compra, indican a las empresas lo que deben fabricar y llevar al mercado.

Junto con A. Smith, los defensores del liberalismo económico resaltan como ventaja fundamental de este sistema la formación de los precios, que proporcionan la información necesaria a los individuos para que tomen sus decisiones y actúan como incentivo para lograr la eficiencia, y no despilfarrar los recursos. Si, además, el número de empresas es suficientemente grande y existe competencia entre ellas, los precios serán los más bajos posibles, beneficiando los intereses de los consumidores. El resultado es el mayor bienestar social posible, a partir del egoísmo individual, de la búsqueda

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