ENSAYO DE GRAMSCI
Enviado por leodejesusros • 7 de Noviembre de 2012 • 3.242 Palabras (13 Páginas) • 846 Visitas
Gramsci en hegemonía, el estado, los intelectuales, crisis de hegemonía y la lucha por hegemonía
Antonio Gramsci fue Intelectual y activista político italiano, fundador del Partido Comunista (Ales, Cerdeña, 1891 - Roma, 1937). La hegemonía lo desarrolla en sus Cuadernos de la cárcel sin dudas resulta ser un ordenador y a la vez un sistema conceptual que se desenvuelve en dos direcciones explicativos. En el primero refiere a la estructuración y ejercicio de un sistema de hegemonía, sobresalen sus elementos constituyentes como: fuerza y consenso, las organizaciones e instituciones políticas y culturales en las que ese sistema se materializa, y los sujetos, fuerzas sociales e instituciones que lo construyen y reproducen. En el segundo, refiere a la idea de que los sistemas hegemónicos no son eternos sino meramente históricos, sobresalen sus procesos desestructuradores que hacen posible la conversión cultural y política de una clase dominada y dirigida en dominante y dirigente. La hegemonía, en mi opinión, es un requisito metodológico para la crítica, ya sea del sistema conceptual global o de alguno de sus componentes. Si los conceptos que integran un sistema teórico son susceptibles de crítica, y de ser utilizados fuera del mismo, estas operaciones podrían ganar en eficacia si parten de la comprensión sobre el fin que el o los conceptos de interés desempeñan en el sistema del que surgen y donde adquieren coherencia y esto es importante, porque si el mundo de los conceptos es también el de las concepciones e interpretaciones de las realidades de hecho y de pensamiento, se comprende que toda interpretación y crítica es al mismo tiempo confrontación de concepciones, la del autor que se estudia y la de quien hace el estudio. El concepto como el de hegemonía, en la medida en que expresa una determinada manera de observar y de explicar las realidades de hecho y de pensamiento, adquiere coherencia en el sistema teórico en el que fue elaborado - que incluye sus correspondientes referentes históricos - y si bien puede ser aislado e inserto en otro, no debería ser a expensas de cambiar arbitrariamente su significado. En tales casos, la nueva conceptualización debería explicitar sus variaciones y argumentar lo que se desecha y lo que se conserva de la antigua, y las razones de dichos cambios.
Un ejemplo, de lo que pasa con el concepto hegemonía expresado en su sentido de fuerza. Esto lo podemos observar en la aceptación generalizada que en los últimos tiempos ha tenido la afirmación de que Estados Unidos de Norteamérica es la Nación que posee la hegemonía mundial. La evidencia empírica se ubica en la incontrastable superioridad bélico-militar de dicha nación, comprobada en sus experiencias guerreras en los últimos, en las que ha desplegado la más moderna tecnología destructiva, clave de sus victorias ante pequeños enemigos avasallados en las acciones militares. Una interpretación de esta naturaleza obvia el aspecto correspondiente al consenso, y por lo tanto evita indagar acerca de la aceptación de las concepciones ideológicas y filosóficas de los grupos gobernantes norteamericanos, tanto en el terreno militar como en el de la diplomacia, la economía, la política, la cultura y la sociedad. Soslaya la posible existencia de grandes consensos no sólo por parte de los gobiernos de importantes naciones, en especial de las grandes y medianas potencias, sino también por amplios grupos sociales de los pueblos que habitan en ellas, empezando por el norteamericano. Este tipo de interpretaciones no hace el esfuerzo analítico sobre esta otra realidad lo que impide ver la profundidad y la extensión de dichos consensos; la política comunicativa que se emplea para falsear o sesgar las emisiones informativas y producir consensos reales y ficticios; si ellos presentan erosiones, o si se encuentran en un momento de desgaste tal que la única manera de seguir manteniendo la hegemonía sea mediante la demostración del poderío técnico militar ante pequeños enemigos reales o inventados. En todo caso, un uso más específico del concepto hegemonía, según el tipo de relación que se pretenda explicar (hegemonía militar, económica, ideológica, cultural, política) podría ser más ilustrativo de la realidad.
Cosas parecidas se pueden decir con el empleo del concepto sociedad civil generalmente mirado como el conjunto de organismos sociales ajenos al Estado, o como el complejo de organizaciones e individuos que se oponen y luchan contra el gobierno en busca de bienestar, democracia y libertad. Es el caso de una serie de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) de las que se obvian los vínculos ideológicos y de objetivos, e incluso financieros, que muchas de ellas mantienen con el Estado de cada nación, y también de las que como antagonistas del Estado no son concebidas ni autoconcebidas como incubadoras potenciales de elementos de sociedad política. De igual modo, el uso del concepto Estado en su sentido exclusivo de fuerza, de coerción, no permite reflexionar sobre sus funciones éticas y educadoras, o su cualidad articulada de sociedad civil y sociedad política y, por lo tanto, sobre el uso combinado del consenso y de la coacción en las acciones de gobierno. Algo similar sucede en la concepción de los intelectuales como los hombres de letras o de ciencias, sin considerar que en tal categoría también podrían caber los políticos organizadores de los partidos y del Estado, los especialistas organizadores de la economía, y los colectivos político-culturales organizados como periódicos, revistas y partidos políticos. Otra reducción conceptual se encuentra en la idea que se tiene de estos últimos, ya no digamos como organizaciones que sufren de pérdida de credibilidad social y política, sino reducidos a sus funciones electorales y de gobierno, con lo que se pasa por alto su función creadora de concepciones del mundo en amplios grupos sociales, como portadores y popularizadores de filosofías y de ideologías políticas, y también la de dirigentes integradores de bloques sociales.
Gramsci en los diferentes conceptos de ideas organizadores: a) el de hegemonía; b) el Estado; c) los intelectuales; d) la crisis de hegemonía y e) la lucha por la hegemonía.
Gramsci en la hegemonía, se refiere y connota el sistema de relaciones de consensos y de fuerzas que da vida entre dirigente-dirigido, representante-representado, gobernante-gobernado, con base en el cual se organizan los individuos, los grupos y las clases sociales en la sociedad capitalista desarrollada. Cada uno de estos elementos posee formas diversas de expresión. Por un lado, la fuerza corresponde a todas las acciones que se desarrollan sin el consentimiento de los dirigidos, y puede ser física, legal, política, económica e incluso moral. Por su parte, el consenso puede
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