El Complejo de Edipo

El Complejo de Edipo es el conjunto de representaciones parcial o totalmente inconcientes que se juegan entre los personajes del triángulo amoroso: hijo-madre-padre. A través de tales representaciones se expresa el deseo sexual o amoroso del niño por el progenitor del sexo opuesto, y su hostilidad al progenitor del mismo sexo.

El complejo de Edipo no se refiere a una situación real, a la influencia ejercida efectivamente sobre el niño por la pareja parental.

El C de E se refiere a una condición simbólica, a la instalación de una instancia prohibitiva (prohibición del incesto) que cierra la puerta a la satisfacción sexual buscada y une de modo inseparable el deseo y la ley (punto sobre el que ha puesto el acento J. Lacan).

En su forma llamada positiva, el complejo se presenta como en la historia de Edipo Rey: deseo de muerte del rival que es el personaje del mismo sexo y deseo sexual hacia el personaje del sexo opuesto. En su forma negativa, se presenta a la Inversa: amor hacia el progenitor del mismo sexo y odio y celos hacia el progenitor del sexo opuesto. Ambas formas: positiva y negativa se presentan intrincadas, enlazadas en diferentes grados. Entre la forma positiva y la forma negativa se observa toda una serie de casos mixtos, en los que el analista se aplica a determinar las distintas posiciones adoptadas por el sujeto en la asunción y resolución de su Edipo.

Tiempos de presentación y de duración:

Según Freud, el complejo de Edipo es vivido en su período de acmé (más agudo, más crítico) entre los tres y cinco años de edad, durante la fase fálica; su declinación señala la entrada en el período de latencia. Experimenta una reviviscencia durante la pubertad y es superado, con mayor o menor éxito, dentro de un tipo particular de elección de objeto.

Freud lo identifica durante su ejercicio de autoanálisis, que le conduce a reconocer en sí mismo el

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amor hacia su madre y, con respecto a su padre, unos celos que se hallan en conflicto con el afecto que le tiene. Es decir el odio hacia el padre no se presenta en estado puro, sino asociado al amor. Esta ambivalencia de sentimientos del niño hacia el padre, se explica por la interacción de los componentes heterosexuales y homosexuales y no como el simple resultado de una situación de rivalidad.

Lo que hay antes del Edipo:

Hay una fase llamada “preedípica”, la cual se observa especialmente en la niña, en la medida en que el complejo de Edipo significará para ella un cambio de objeto amoroso, de la madre al padre. Es decir también para las niñas el primer objeto de amor es la madre. El rasgo fundamental de la fase preedípica es que se trata de una sexualidad fundamentalmente autoerótica. Acerca de esta fase Freud acepta que se tardó en reconocer todo el

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