El Perfil

Actualmente, el Estado salvadoreño ofrece educación pública gratuita desde parvulario hasta secundaria. La educación parvularia abarca tres cursos, de los 4 a los 6 años de edad, y los alumnos asisten a cuatro horas y media de clase al día. La educación básica es obligatoria para los niños y niñas de 7 a 15 años de edad, comprende nueve cursos divididos en tres ciclos de tres años cada uno y en la gran mayoría de escuelas los alumnos estudian cinco horas al día. La educación media (o secundaria) pública se imparte en los Institutos Nacionales y puede cursarse en dos modalidades: el bachillerato general, que cuenta con 40 horas de clase semanales y tiene una duración de dos años; o el técnico vocacional, con 44 horas de clase semanales y tres años de duración.

En la actualidad, la mayoría de alumnos de primaria salvadoreños tienen como asignaturas obligatorias Lengua, Matemáticas, Ciencia, Salud y Medio ambiente, Estudios sociales, Educación artística y Educación física.

Muchos de los problemas que afectan directamente la cobertura y la calidad de la educación que reciben las niñas y los niños en El Salvador tienen relación directa con el analfabetismo y los bajos niveles educativos de sus familias, una relación que se da sobre todo en las zonas rurales. Aunque casi un 95% de la población infantil salvadoreña de 7 a 15 años recibe una educación primaria, la educación inicial para menores de 4 años sólo es atendida en un 1,8%; a la parvularia –de 4 a 6 años– asiste un 55% de los niños; y un escaso 33,3% accede a la educación media, que va de los 16 a los 18 años. Ante esta realidad, es urgente que las familias tomen consciencia de las ventajas de la educación inicial para el desarrollo de sus hijos.

Con respecto a la calidad, existe una brecha tecnológica entre las escuelas urbanas y las rurales. Además, las metodologías utilizadas por la gran mayoría de docentes son tradicionales y poco lúdicas por su falta de actualización y recursos. En este sentido, la formación de los maestros es fundamental para la mejora de la calidad de la educación.

Por otra parte, los niños necesitan un entorno adecuado para aprender. Muchas infraestructuras escolares presentan deficiencias y es imprescindible construir y rehabilitar aulas, techos y servicios sanitarios, y también equiparlos con mobiliario y tecnología. Además, la mayoría de centros carecen de zona de juegos, campos y pistas para el deporte, así como espacios para el desarrollo de habilidades artísticas como la música, el teatro y la pintura.

Además de los problemas relativos al sistema educativo, una parte importante de los niños y los jóvenes salvadoreños viven en un contexto de graves problemas de inseguridad social y delincuencia, y cuentan con pocos espacios para su desarrollo, intercambio y participación social.

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