El Perro Con Caspa

A lo largo de los casi dos semestres que he cursado en la Escuela Superior de Educación Física, me he dado cuenta que la gran mayoría de la gente “común” tiene una concepción del maestro de Educación Física (muchas veces correcta) bastante denigrante y despreciable, lo perciben como una persona incapaz de pensar, cuyo cerebro no da para el estudio y su único escape fue el refugiarse en los deportes; o como el maestro ebrio, “buena onda” con el que la clase consiste en jugar futbol.

Al principio creí que esa forma de pensar era solamente de la gente ignorante y revoltosa, pues la gente que me ha rodeado en la sociedad es de esa índole generalmente; ahora que me encuentro dentro de la demandada y renombrada Escuela Superior de Educación Física, me doy cuenta que algunos futuros maestros de México cuentan exactamente con las características anteriormente mencionadas: son personas incapaces de pensar, cuyo cerebro no da para el estudio y su único escape fue el refugiarse en los deportes; o como ebrios, “buena onda” con quienes la clase consiste en jugar futbol.

Lo más alarmante de la situación, es que este tipo de estudiantes son felices con su personalidad, con su mediocridad y con su cerveza justificada por absolutamente cualquier motivo: triunfos, derrotas, amistad, porque no hay nada que hacer, porque es viernes, porque hace calor, porque es cumpleaños de alguien… hasta por ser día festivo, y si no es día festivo, en ese momento se hace festivo.

Yo soy una persona que no espera nada de las personas, pues de este modo no puedo ser ni demasiado exigente ni demasiado suave, dejo que la gente me demuestre cómo es sin necesidad de hacerme una idea de cómo son.

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