El Sueño. El motor y el descanso de la vida
Enviado por Juan Manuel Arenas • 11 de Octubre de 2018 • Ensayo • 1.685 Palabras (7 Páginas) • 118 Visitas
El Sueño. El motor y el descanso de la vida.
Dormir es una actividad que nos da descanso pero también es agradable. Pasamos un promedio de 26 años de nuestra vida durmiendo, esto equivale a aproximadamente un tercio de nuestras vidas, sería bueno aprovecharlos al máximo y darles el mejor aprovechamientos posible y también disfrutarlos. No hay sentimiento más confortable que llegar a casa después de un duro día de trabajo y sentir como el cuerpo se vence ya recostado en la cama y caer rendido al sueño.
Por su parte los sueños que acompañan el proceso de dormir pueden ser tener diversos efectos entre nosotros, desde provocarnos maravillosas sensaciones, dejarnos vivir cosas que desearíamos fueran realidad y deseamos no despertar.
Pero también nos pueden causar terribles pesadillas que nos dejen sin ganas de volver a dormir por varias horas. Suelen decir que los sueños son el reflejo de nuestros deseos secretos y de los que ni nosotros mismos sabemos que tenemos.
Están rodeados de misterio y causan tanta expectación que hay personas que se dedican a interpretar los significados de aquellos que sueños que más nos perturban y cuya razón no logramos comprender, pensando que quizá tiene relación con los eventos futuros que han de ocurrirnos o aspectos en nuestras vidas que debemos cuidar, mejorar o proteger.
Y qué hay de lo que llamamos sueños, pero que en realidad son nuestras más grandes metas y aspiraciones en nuestra vida y que son el motor de nuestra vida. No hay rumbo a seguir en la vida ni motivos para levantarse por la mañana si nos faltan esos motivos que tienen muchas más potencia que cualquier otro tipo de energía y nos empujan a hacer cosas que no imaginamos sólo por ver cumplidos esos sueños.
Una vida sin aspiraciones no logra avanzar aún si nuestro descanso es el mejor. No hay motivo que nos haga abrir los ojos y también es algo muy importante para tener una vida feliz y plena.
Pero a pesar de ser un aspecto tan importante en nuestro bienestar, la mayoría del tiempo no le prestamos el tiempo necesario ni las previsiones que nos ayuden a tener un sueño verdaderamente benéfico para nuestra salud física y emocional. “El sueño, como la buena salud en general, esa algo que la mayoría de las personas dan por sentado. En tanto se dé con facilidad, no hay motivos para pensar demasiado en él.”[1]
Vivimos en un mundo loco que nos llena de múltiples ocupaciones y demandas. Trabajamos mucho, dormimos poco, ya no dedicamos mucho tiempo a realmente disfruta de la vida, estamos llenos de preocupaciones. El sueño es ahora aún más importante y es cuando menos tiempo tenemos para disfrutarlo. Dormir nos da la posibilidad a escaparnos un poco del mundo duro y hostil en el que hemos aprendido a vivir.
Nos deja abrir la ventana a un mundo alterno que sólo nos pertenece a nuestros y que es verdaderamente íntimo. Nos deja sentir por unos instantes que todo está bien y que podemos bajar la guardia para disfrutar de la tranquilidad de la oscuridad y el silencio.
Pero ¿qué es el sueño? “El sueño es un estado definido de la mente y del cuerpo, en el que este está en descanso profundo y la mente no tiene conciencia del mundo exterior.”[2]
“Se sabe que al día siguiente de una noche carente de un buen sueño, la sensación de bienestar disminuye. Sentimos que no podemos trabajar al máximo de nuestras posibilidades, y estamos más vulnerables a los efectos del estrés, tanto mental como físico. Sin embargo, en los hechos, una noche sin sueño no tiene casi efectos mensurables en nuestra capacidad de llevar a cabo nuestras responsabilidades al día siguiente, cosa que ha sido demostrada en muchos estudios.” [3]
Yo creo que no dormir sí afecta el ánimo con el que nos despertamos al iniciar el día, el cuerpo se siente lento y los párpados pesados. Es una sensación desagradable con la que nadie quiere despertar.
Casi siempre ese pesar viene acompañado de mucho arrepentimiento al recordar las cosas inútiles y sin sentido que nos llevaron perder minuto a minuto, hora tras hora, el tiempo que justo en ese momento quisiéramos tener para dormir más.
Intentamos reducir el tiempo que podríamos dedicar a desayunar para destinarlo a aferrarnos sin sentido a unos momentos más de dulce descanso. Y vamos, de esta forma, en una espiral descendente de malos hábitos que deterioran nuestra salud y perjudican nuestro cuerpo.
Entonces nos encaminamos a nuestros empleos en medio del tránsito o del transporte público, mirando el reloj constantemente y sintiendo que el tiempo pasa tan rápido mientras nos movemos tan lento. Sin dormir ni comer; ya pensando en las dificultades y presiones de la cotidianidad.
Cada día tiene sus complicaciones. El trabajo, la familia, los amigos, las deudas, los planes. Quizás no nos encontremos de mejor humor para afrontarlas con la mejor actitud que podríamos.
Pero al dormir no solamente estamos en reposo. Nuestro cuerpo se mantiene aún trabajando, incluso hay procesos que son aún más activos durante este periodo. “El dormir es una necesidad vital irreprimible. Algunas veces, dormir es absolutamente imperativo y domina nuestra conducta y nuestra voluntad. Pero ¿por qué razón debemos dormir? La respuesta más elemental es: para descansar. Sin embargo, la investigación moderna ha dejado claro que cuando dormimos no todo es quietud y descanso. Nuestro organismo no descansa: el corazón y los pulmones no paran, los riñones producen orina, etcétera; prácticamente todos los órganos se mantiene trabajando. Además, durante la noche existen los periodos de sueño que, en ocasiones, se acompañan de gran agitación intelectual, frecuentemente se asocian con excitación sexual y, en algunos casos, alcanzan una intensidad que puede llegar a despertarnos, como seguramente a todos nos ha sucedido alguna vez en la vida.”[4]
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