El Terrible Fuego En La Calle De San Marcos
Enviado por secor1012 • 10 de Agosto de 2012 • 428 Palabras (2 Páginas) • 1.026 Visitas
Los estampidos de los vecinos al reventar se mezclaban con los gritos de la botellas, y el tendero lleno de alcohol ante la prdida de tantos litros de miedo, se tiraban de los guardias delante de una...ALUMNO: CORNEJO LORENZO ERICK
GRUPO: 1IV5
MATERIA: EXPRESION ORAL Y ESCRITA
PROFESOR: ARTURO MORALES PALACIOS
EL TERRIBLE FUEGO EN LA CALLE DE SAN MARCOS
Casualmente fui yo testigo presencial del horroroso siniestro que ayer ocurrió a las doce de la noche en la calle de San Marcos esquina con de la Hortaleza, y aunque tengo la cabeza perturbada voy a dar a ustedes una ligera noticia de la sensible catástrofe.
Cuando yo me retiraba del café de San Luis, vi que salía mucho humo y observé una casa bastante vieja, y hasta mis narices llegaba un fuerte olor a maderas quemadas.
Cinco minutos después el olor iba en aumento, el gobernador con su bastón de mando dictaba órdenes, los guardias serenos tocaban los pitos los transeúntes se arremolinaban y corrían de unos puntos a otros, que momentos tan horribles!
Antes que comenzasen las bombas cuatro vecinas ya se habían desmayado, cuando llegó a funcionar el primer bombero al segundo piso el techo ya se había agrietado, pero como al que madruga dios le ayuda, éste fue después recompensado por los vecinos de la casa en vista de los méritos que había hecho. Cuando mi vista puse en la fachada noté que un vecino en calzoncillos blancos daba gritos desgarradores desde un balcón abierto de par en par.
¡Señores!, el pobre exclamaba con un gorro blanco en la cabeza, ¡socoro, que hay fuego en la casa!
Y el hombre quería tirarse de cabeza a la calle viendo que no podía salir por la puerta, mas no lo hizo porque un valiente municipal pudo separarle del balcón, agarrándole por el pescuezo de un modo brusco.
Desde la revolución del año de Septiembre existe una acreditada casa de la lonja, que suele estar llena de comestibles y bebidas espirituosas, me contaron según unas amables vecinas, que resguardadas presenciaron cómo iba el voraz elemento apoderándose del portal del edificio de enfrente.
A todo esto, en medio de las angustias de los vecinos que salían, caían estrepitosamente muchos muebles de los balcones a los adoquines: prendas, abrigos, armarios de luna, pianos de cola y cubiertos de plata, que al chocar contra el pavimento se convertían en astillas.
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