El concepto de un conjunto vacío
Enviado por NATALIALEON04 • 10 de Diciembre de 2014 • Ensayo • 775 Palabras (4 Páginas) • 249 Visitas
Un ensayo sobre la nada nunca puede ser completo. Por definición deben quedar cosas fuera. Una nada no puede no tener nada. Tiene que tener por lo menos una nada. Como el conjunto vacío que siempre llena de vacío el espacio de otro conjunto vacío. Un ensayo sobre la nada nunca puede ser completo. Por definición deben quedar cosas fuera. Una nada no puede no tener nada. Tiene que tener por lo menos una nada. Como el conjunto vacío que siempre llena de vacío el espacio de otro conjunto vacío. Un requerimiento de la teoría de conjuntos. Aunque sean conjuntos llenos de nada.
La nada es siempre parte del todo. Es como su sombra. No puede abandonarlo, aunque al no hacerlo, traicione su naturaleza. Una cruz pesa sobre su espalda transparente, porque a pesar de su inexistencia, se sabe parte de algo. Y está siempre al borde, aunque nunca tantea las fronteras. Se mueve entre los límites, porque cuando los roza, los desborda. ¡Condenada nada!. Llamada a deshacer todo lo que nunca toca.
El horror al vacío llenó prácticamente todos los espacios del pensamiento. En Arte y en Ciencia, funcionó como principio explicativo o como heurística negativa. Aristóteles negaba su existencia (la de la nada, no la propia ya que él era fiel a su principio de tercero excluido), afirmando que la Naturaleza lo aborrecía (al vacío, que no a él). ¿Pero, cómo se puede odiar lo que no tiene ni espacio ni tiempo?. Pascal se burlaba de la cuestión, preguntándose si la Naturaleza tenía menos horror al vacío, en lo alto de una montaña, al experimentar con un barómetro. No está de más aclarar que su burla materialista no poseía una correspondencia filosófica. En su sistema la nada determinaba, junto al infinito, la imposibilidad de un conocimiento completo.
Para conjurar ese horror al vacío, algunos antiguos inventaron el cero. Intentaron reducirlo a un valor neutro. Lo manipularon sin inconvenientes utilizando sumas y restas. Pero cuando quisieron dividirlo, la indeterminación les estalló en las manos. Sin posibilidad de solución, ni siquiera en el campo de los números imaginarios, solo quedó flotando una resignada ignorancia. El vacío superó a la imaginación. Un límite más en el otrora perfecto mundo de las matemáticas.
La nada se impone. Según la segunda ley de la termodinámica, el universo tiende a la muerte térmica, a la ausencia de calor, al triunfo del frío absoluto. Un frío lleno de nada, estático, inerte. ¿Qué es acaso el Universo sino una suma de cambios, de dinamismos, de mutaciones? El imperio del silencio perenne. Y pese a nuestros esfuerzos, a la creación permanente, al deseo del futuro, al final de todo, solo queda la nada.
La nada o el reverso del todo. La trama engalanada del tiempo que pasa y se acomoda tranquilo en la inexistencia ausente. Un resto de recuerdo que se va deshaciendo y volviendo a configurar a medida que nos persigue
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