El impacto del concepto de cultura en el concepto del hombre
Enviado por Adriana231194 • 16 de Junio de 2014 • Trabajo • 1.657 Palabras (7 Páginas) • 427 Visitas
El impacto del concepto de cultura en el concepto del hombre
Clifford Geertz traza una línea entre las teorías centrales de la concepción de la cultura, evitando caer dentro de preconceptos, tanto antiguos como modernos, que determinan la aplicación de cultura como una particularidad humana. Sostiene que la distinción entre Hombre y Cultura es falsear la condición humana, y su representación de la Cultura separada del género humano es un error conceptual.
Principalmente, Geertz critica dos posturas teóricas específicas: una visión científica compleja del término Cultura y todo lo que corresponde a su estudio; y la teoría de la universalidad de la conducta humana.
En primer término, la refutación de la primera teoría es concreta y simple. El concepto científico de cultura inhibía el concepto de orden natural de las cosas, eliminando simplezas dentro de las definiciones de Cultura y Hombre. Durante un largo período, la antropología se dedicó a clasificar un extenso y complejo panorama de conceptos del pensamiento científico, apuntando como hecho cultural todo lo concerniente al desarrollo humano. Estos hechos se situaban fuera de los aspectos naturales del Hombre, apuntando al Hombre como el único animal capaz de poseer inquietudes culturales y poder llevarlas a cabo.
Entiende Geertz que no se puede separar a la naturaleza humana del concepto Cultura, enunciado durante el período de Ilustración, y que el fin de este proceso no está a la vista todavía.
Por otro lado, se opone a la estratificación de la cultura, y al advenimiento del principio de Consensus gentium (consenso de la humanidad), o universalidad de convicciones con respecto a principios y procesos. Para que el consenso ocurra deberían ocurrir tres aspectos que Geertz enumera a continuación, y que dicho concepto no puede corroborar:
1.- Que los principios universales propuestos sean sustanciales y no categorías vacías.
2.- Que estén específicamente fundados en procesos biológicos, psicológicos o sociológicos y no vagamente asociados con “realidades subyacentes”.
3.- Que puedan ser defendidos convincentemente como elementos centrales en una definición de humanidad, en comparación con la cual las muchas más numerosas particularidades culturales sean claramente de importancia secundaria.
Geertz enuncia [… Esta circunstancia hace extraordinariamente difícil trazar una línea entre lo que es natural, universal y constante en el Hombre, y lo que es convencional, local y variable. En realidad, trazar semejante línea es falsear la situación humana, o por lo menos, representarla seriamente mal…]
El autor critica también el apartamiento de la ciencia sobre las particularidades culturales en búsqueda de una definición del Hombre, y que la misma ha ahondado en acotados conceptos universales que son refutados debido a las enormes variaciones de la conducta humana. Entiende que el miedo a caer en el historicismo de algunos antropólogos los llevan a defender la teoría de que si una condición o fenómeno cultural no es empíricamente universal no puede reflejar en nada la naturaleza humana y para lo mismo concluye [… lo que necesitamos es buscar relaciones sistemáticas entre diversos fenómenos, no identidades sustantivas entre fenómenos similares. Debemos reemplazar la concepción estratigráfica de las relaciones que guardan entre si los varios aspectos de la existencia humana por una concepción sintética, en la cual los factores biológicos, psicológicos, sociológicos y culturales puedan tratarse como variables dentro de sistemas unitarios
de análisis. Al establecer un lenguaje común en las ciencias sociales se tratará de integrar diferentes tipos de teorías y conceptos de manera tal que uno pueda formular proposiciones significativas que abarquen conclusiones ahora confinadas a campos de estudio separados…]
En la búsqueda de una imagen propia del Hombre, Geertz propone a la Cultura como un mecanismo de control que gobierna a la conducta humana, y que el Hombre necesita de símbolos para reordenar su comportamiento. Dicho “mecanismo de control” se acciona desde la premisa de que el pensamiento humano es social y público, y la Cultura abarca el contexto natural donde ocurre.
Esgrimiendo una cronología de hechos evolutivos en la historia del homo sapiens, donde ocurrió un solapamiento de cientos de miles de años entre el pre sapiens y el hombre moderno, llega a la conclusión de que los procesos culturales o protoculturales son elementos constitutivos del Hombre, creciendo al mismo y constante índice evolutivo filogenético.
Geertz asegura que no existe una naturaleza humana independiente de la cultura. La combinación de procesos genéticos evolutivos fue acompañada por un proceso de retroalimentación en donde cada parte, cuerpo/mente y cultura, interactúa con la otra, buscando un desarrollo propio. Dentro de todas las afirmaciones que genera Geertz en su ensayo, es aquí donde propone la más romántica: […De manera literal, aunque absolutamente inadvertida, el Hombre se creó a sí mismo].
Como corolario de esta última afirmación, el autor comprende que el Hombre es un animal incompleto, inconcluso por obra de la Cultura. La brecha de información entre nuestro conocimiento genético básico y la cantidad de procesos que debemos conocer para desarrollarnos como especie es aportada por nuestra cultura.
El concepto ilustrado
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