El n Colombia, en tiempos recientes, se ha llamado “sindicato” al grupo de empresas
Enviado por Manuela Velez • 16 de Marzo de 2017 • Informe • 1.182 Palabras (5 Páginas) • 292 Visitas
Un sindicato es una asociación permanente de trabajadores cuya finalidad es defenderlos y negociar con los empresarios sobre salarios y otras condiciones laborales. También podría definirse sindicato como un cártel o monopolio destinado a obtener los máximos beneficios para sus miembros.
El n Colombia, en tiempos recientes, se ha llamado “sindicato” al grupo de empresas
de origen antioqueño Incluso alguno de sus voceros ha echado a andar la versión de que se trata de una política compartida para “defender la sociedad anónima”. Según dicha versión, esto surgió durante 1 os descalabros financieros de los años setenta y ochenta, cuando corrió la voz de que había “oscuros intereses” para “tomarse” las empresas antioqueñas.
A manera de ejemplo, Silva relató cómo, en la asamblea de accionistas de Coltejer de 1975, el grupo Postobón-Lux (Ardila Lulle) poseía más de 6 millones de acciones (6,3%), lo que le permitía controlar el 20% de los activos de la empresa, y que en Peldar, este mismo grupo controlaba la tercera parte. Así mismo afirmaba que también controlaba el 100% de Postobón, Sonolux y r c n , empresas que hasta hacía muy poco eran propiedad de empresarios antioqueños.
En efecto, la presencia de Carlos Ardila Lulle en empresas antioquefias data de los años 50 cuando, después de egresar de la Escuela de Minas, contrajo matrimonio con Eugenia Gaviria. El padre de Eugenia, Antonio José Gaviria Callejas, había fundado con sus hermanos, Ricardo y Joaquín, la firma de Gaseosas Lux desde el 24 de agosto de 1925. Pronto Ardila se vinculó a la empresa y llegó a la presidencia, desde donde pudo controlar Postobón, donde figura, desde 1968, como presidente. Por su parte, las relaciones entre el grupo Santodomingo y las empresas antioqueñas se remontan al 19 de septiembre de 1944, cuando Mario Santodomingo participó como socio fundador del Banco Industrial Colombiano aportando $17.000.
Para los fines de este capítulo la pregunta que se responderá es si el sindicato antioqueño realmente se trató de una “hábil maniobra empresarial” para salvar algo o, como dicen algunos, de un proyecto concebido y puesto en marcha por algunos directivos de empresas antioqueñas en los años setenta para “defenderse” de la toma que se estaba desarrollando por aquel entonces.
Después de la Independencia, en 1824, José Manuel Restrepo, Sinforoso García y Antonio Mendoza de Rionegro formaron una sociedad para explotar minas de veta. En ese año compraron la mina del Zancudo que, medio siglo después, sería muy famosa. Según la noticia que García le enviaba a su socio Restrepo, el 26 de noviembre de aquél año, Me costó dos mil pesos fuertes y 76 de alcabala, escritura, testimonio y demás gastos. Es riquísima en extremo, pues en lo poco que hay trabajado se han extraído más de cien mil castellanos de oro. Según su inmensidad no se agotará en 300 años.
Lo que el autor referido quiso destacar es el hecho de que gracias a las sociedades de minas y a la tarea de explotarlas, muchas personas desarrollaron un agudo sentido de empresa. En efecto, además de la alta inversión requerida, era necesario utilizar una tecnología compleja para la búsqueda de minerales, extracción del material, trituración, separación y fundición del oro. Esto implicaba un plan sistemático de trabajo, De las sociedades de negocios al “Sindicato Antioqueño”. Un camino centenario [219] Víctor Álvarez Morales registro contable, reparto de beneficios y otras muchas labores que permitieron acumular amplia experiencia administrativa entre quienes se dedicaban a estas labores.
Sociedades de colonización. No sólo las minas fueron un espacio para la formación de sociedades. También fue a través de compañías como se realizaron importantes inversiones en el mundo rural, mediante la adquisición de concesiones que luego eran “parceladas”. Tres comerciantes de Medellin habían formado, desde los años 20 del siglo XIX, una sociedad que fue adquiriendo tierras en el suroeste de Antioquia, en la zona correspondiente a los actuales municipios de Venecia y Fredonia. El 23 de julio de 1835, esta misma sociedad, formada por Gabriel Echeverri, Juan Santamaría y Juan Uribe Mondragón, solicitó al gobierno nacional la adjudicación de tierras baldías en la banda occidental del río Cauca, que, por entonces, era selva y apenas se empezaba a colonizar. Se conoce en la historiografía regional como la Concesión Caramanta y consistía en más de 160.000 hectáreas de tierra, adquiridas a un peso cada una. Siendo esa la inversión inicial, los referidos hombres de negocios fundaron pueblos, construyeron haciendas, hicieron caminos y puentes y, mediante donaciones, valorizaron las tierras adquiridas. Ellos y sus descendientes vendieron, en los años siguientes, porciones de tierra que, compradas por pequeños y medianos propietarios, terminaron formando un importante núcleo de población en los actuales municipios de Caramanta, Jericó, Támesis, Valparaíso, Tarso y Pueblorrico.
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