El período de construcción del Estado nacional
Enviado por Alejandra_88 • 11 de Marzo de 2013 • Ensayo • 2.194 Palabras (9 Páginas) • 445 Visitas
El período de construcción del Estado nacional (1821-1867)A pesar de que la independencia de España destacó la necesidad de definir una identidad nacional, la turbulencia política de las siguientes décadas, en que se alternaron en el poder político las diversas corrientes liberales y conservadoras, sólo permitió el establecimiento de un proyecto cultural hasta la Restauración de la República, ocurrida en 1867, luego de vencida la intervención francesa, anulada la monarquía de Maximiliano de Habsburgo y replegado el conservadurismo político local.
En medio de la tenaz lucha política, el proyecto conservador se había mantenido apegado explícitamente a la tradición católica, mientras que el de los liberales al ideario republicano. Por tanto, triunfó la visión laica en la educación y la cultura, vigente hasta nuestros días.
Por primera vez parecía viable un vasto proyecto de construcción nacional, si bien en un territorio poco comunicado, con una población precariamente educada y una economía débil y atrasada.
Con gran lucidez y muy escasos recursos, la construcción del Estado nacional previó el papel estratégico de la educación y la cultura. Vislumbró que la modernización económica -entendida entonces como industrialización y desarrollo de las comunicaciones-, sólo era viable con base en el desarrollo educativo de una población que a la sazón en más de un 90% era analfabeta. A la cultura se le confirió un papel social cohesionador, una forma de orientar el esfuerzo de las muy diversas regiones y comunidades hacia objetivos comunes de progreso y bienestar. Sobre todo, se recuperó y reivindicó el aprecio por las costumbres populares de las regiones del país y a partir de ellas se insistió en la caracterización de lo mexicano.
La pérdida de más de la mitad del territorio nacional en 1836 en favor de los Estados Unidos, la invasión de tropas de ese país hasta la capital de México en 1847 y la intervención francesa de 1862, que llegó incluso a instalar un efímero Imperio en tierra mexicana, habían servido de acicate a la consciencia colectiva en favor del nacionalismo.
La cultura mexicana de la primera etapa de construcción del Estado nacional (1821-1867) observó sucesos tan aislados como significativos, que fueron desencadenando consecuencias de gran trascendencia, como la promulgación, en 1867, de la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal, punto de partida para la nueva organización de las instituciones educativas del Estado; y la publicación de la Revista El Renacimiento (1869), que fue un detonador de la energía, la creatividad y el mejor espíritu de tolerancia y conciliación propios de la cultura.
La República Restaurada (1867-1876)
Este período fue el más destacado desde el punto de vista de la política educativa y cultural hasta lo que iba del siglo, y constituyó el momento de arranque de una verdadera modernización del Estado. El presidente Juárez fue su gran artífice, pues ya habiendo incorporado la educación laica en la Constitución de 1857 (en el período previo a la invasión francesa y a la monarquía de Maximiliano de Habsburgo), expidió la Ley Orgánica de Instrucción Pública en 1867, e incorporó la educación laica y científica, con el positivismo francés a manera de ariete. También estableció la gratuidad y la obligatoriedad de la educación primaria elemental y reglamentó la educación superior. Cambió las modalidades educativas y creó escuelas de Sordomudos (1866) y de Ciegos (1870), con métodos de enseñanza específicos. El sistema lancasteriano encuentra una más amplia difusión, como una forma de aprovechar su facilidad de atender la urgencia de una rápida alfabetización de la población.
En 1869, como resultado de la Ley de 1867, se reforman las escuelas del Distrito Federal y pasan a depender del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, con financiamiento de los municipios. En algunos casos, esta responsabilidad se asignó a la Tesorería General de la Nación y a la Sociedad de Beneficencia.
En 1868 el maestro Gabino Barreda funda la Escuela Nacional Preparatoria, encargada de impartir una enseñanza científica, apegada al positivismo, laica, basada en el conocimiento de las ciencias matemáticas y del saber demostrado (al constituirse, años más tarde, en una doctrina oficial del régimen de Porfirio Díaz, contra tal sistema se pronunciarían a inicios del siglo XX los jóvenes intelectuales que apoyarían la Revolución de 1910; entre otros, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Antonio Caso).
La mayor aportación de este período fue el de separar de manera legal y de organizar la educación pública y la política cultural que se le hallaba incorporada, con base en la enseñanza libre, la separación Iglesia - Estado, la gratuidad y obligatoriedad de la educación elemental, la emancipación de la mujer, la civilización de los indígenas (así se consideraba el proceso de educación que a ellos se dirigía), la operación de escuelas industriales y de artes y oficios, y la multiplicación de bibliotecas para el pueblo.
El Porfirismo (1876-1910)
Luego de los gobiernos de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada, la llegada a la Presidencia del general Porfirio Díaz (1876) marcó un signo de continuidad en el programa liberal educativo y cultural, más allá de las eventuales pugnas políticas suscitadas entre el nuevo gobierno y su antecesor. Se ratificó el proyecto educativo y se reconoció en las acusadas carencias de infraestructura educativa, de profesores y de textos educativos, así como en el analfabetismo, a los enemigos esenciales del desarrollo del país. Sin embargo, el papel de la escuela en la educación no pasó de ser secundario en la difusión del conocimiento y en la conciencia de nación que el país requería para una verdadera integración en torno del Estado-Nación a la que se aspiraba.
El régimen de Benito Juárez había apoyado con empeño la educación pública, pero las necesidades sociales del país eran tan abrumadoras que los resultados apenas empezaron a observarse en las principales ciudades (México, Guadalajara, Toluca, Monterrey, Puebla, entre las principales).
El porfirismo continuaría la labor educativa iniciada por Juárez, pero al nacionalismo agregaría también un propósito cosmopolita, según el cual se fueron asimilando influencias culturales extranjeras, predominantemente provenientes de Francia.
La Revolución de 1910 y la nueva política cultural (1921-1946)
Durante la Revolución Mexicana (1910-1921) no hubo oportunidad de mantener la continuidad de la política educativa o cultural, cualquiera que ella fuera en los distintos gobiernos que entonces se sucedieron. De hecho, hasta el fin de la etapa armada, sólo era notable la participación
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