El pez electrico y la electricidad animal
Enviado por Emiliano Campoy Roman • 4 de Noviembre de 2018 • Ensayo • 1.663 Palabras (7 Páginas) • 290 Visitas
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO El pez electrico y la electricidad animal. Ensayo académico Campoy Roman Jesus Emiliano 1o de Octubre de 2018
Desde que el hombre ha tenido conciencia del medio ambiente que lo rodea siempre ha surgido en él un sentimiento de intriga por el por qué y el para que de las cosas. Esto ha llevado a grandes pensadores de la antigüedad y científicos modernos en utilizar sus capacidades imaginativas y experimentales para generar la verdad sobre cierto fenómeno. La Historia nos presenta el registro de teorías comprobadas y especulaciones, que a prueba y error van formando la ciencia que entendemos hoy en día. Por lo tanto, el caso particular del pez torpedo (Torpedo torpedo) resulta ser la hazaña científica de una época de descubrimientos inverosímiles que dieron pie a un nuevo paradigma en la Ciencia.
El conocimiento de un animal capaz de generar una potente descarga eléctrica a voluntad no es novedad. Desde las antiguas civilizaciones se tiene registros de animales eléctricos y su peculiar habilidad; para algunos una señal de advertencia y para otros una utilidad. Scribonius Largus, siglo I, incorporó a sus remedios el uso del pez torpedo para dolores de cabeza y para la gota. En China, por ser otra región, se utilizaba al pez gato eléctrico (Parasilurus asota) para tratar la caída del parpado. Ya sea por el efecto narcótico (proveniente del nombre dado al torpedo por Hipócrates) o la excitación de nervios, los animales eléctricos resultaban ser eficaces para tratar enfermedades, pero como muchas cosas en la antigüedad, nadie sabía exactamente por qué era así.
Filósofos griegos y romanos tomaron al pez torpedo dentro de sus estudios y descubrieron la fascinante propiedad conductora en la habilidad del animal. Hoy entendemos que la electricidad puede propagarse por medios que pueden conducirla, por lo tanto la pensamos dos veces antes de tocar los enchufes de nuestras casas con tenedores. Pero en la antigüedad, sentir la descarga del torpedo por medio de un arpón o una red conducía a buscar de qué órgano del animal surgía esa propiedad. Así, los naturalistas antiguos hablaban de un efecto adormecedor que se esparce como un “veneno” por el agua; un veneno que asimilaba una sensación congelante (según explica Galeno).
Para finales del siglo XVI, la compresión del órgano eléctrico del torpedo se basaba en las disecciones que se le hacían. Estas nuevas ideas llevaban aun a una compresión poco eléctrica del órgano, explicando la capacidad del pez de adormecer por medio de un efluvio microscópico, contracciones de alta frecuencia que asemejan al golpearse un codo e incluso la falta de conductividad por medios líquidos.
El misterio de la habilidad de producir electricidad del pez torpedo y de la anguila eléctrica (Electrophorus electricus) se comenzó a disipar con la invención de la botella de Leyden en 1745. La similitud de las descargas de la botella y de los animales eléctricos era similar. Por ende, la búsqueda de donde se generaba dicha electricidad se veía encontrada en inusuales troncos nerviosos del torpedo descritos por Jhon Hunter y los estados eléctricos opuestos del órgano eléctrico del torpedo, descrito por Jhon Walsh. No obstante a la comprensión eléctrica que se le daba a la habilidad del pez torpedo, aun no se consideraba una propiedad eléctrica debido a la ausencia de una chispa visible durante la aparición del fenómeno.
Personalmente, la búsqueda una chispa en la generación de electricidad de los animales eléctricos suena un mero argumento que promovería un abogado del diablo: no quiere decir que se buscaba como contra-tesis ante lo expuesto por Walsh y Hunter al no poder encontrar la chispa, si no como el argumento precursor de un hallazgo extraordinario que revelaría un nuevo paradigma en la Ciencia. Esto lo comparo como la confrontación de un profesor con un alumno cuando debaten sobre un tema en diferentes posturas: si bien no se están negado el uno al otro, se llenan de nuevas dudas que llegan a ser oportunidades de encontrar el conocimiento.
Cavendish, un acaudalado y retraído erudito, ayudó a fortalecer la teoría eléctrica de Walsh sobre el torpedo mediante la demostración experimental de la conducción en agua de una descarga eléctrica con su “torpedo artificial” hecho con una botella de Leyden, y la proposición de la existencia de un alto nivel de electricidad y un bajo grado de electrificación en el pez torpedo, no obstante la chispa no aparecía para el pez. Solo fue hasta 1776 que la redirección de la teoría eléctrica de Walsh hacia la anguila eléctrica y su mayor grado de electrificación lo llevo a producir la primera chispa visible de una descarga de un animal eléctrico. Y para asombro del mundo científico, pudo demostrar que no solo existe la chispa, si no que también la anguila eléctrica podía saber cuándo un material es conductor y cuando no.
La nueva idea de la igualdad entre la electricidad común y la electricidad animal empezó a generar la sospecha de que la electricidad animal no se cerraba a ciertos animales. Luigi Galvani logr? efectuar el fenómeno de contracción por estimulo eléctrico de las piernas de una rana por medio del contacto con una varilla de dos metales que unía los nervios de
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