El proceso de destilación

Describe el arte de la destilación: Encender con febril premura un horno de ladrillos y colocar sobre el fuego la caldera de cobre con unos dedos de agua. Echar dentro los trozos de planta, taparlo con la montera de doble grosor y conectar a ella dos tubos para la entrada y salido de agua. El calor del fuego ejerce una influencia decisiva sobre la calidad del producto. A veces es necesario provocar mucho vapor, otras acelerar la cocción y muchas flores daban mejores resultados si exudaban con la llama muy baja. Cada planta, cada flor, cada madera y cada fruto oleaginoso requerían un tratamiento especial.

De importancia similar era la preparación. La menta y el espliego podían destilarse en ramitos enteros, mientras otras plantas necesitaban ser picadas finamente, troceadas, trituradas, raspadas, machacadas o incluso maceradas antes a de añadirse a la caldera de cobre. Y muchas otras plantas no se dejaban destilar.

Primero: debe tenerse un alambique, una caldera de cobre para la destilación, provista de una tapa hermética en forma de cúpula -llamada montera

Segundo: Desmenuzar el material para la destilación

Tercero: Encender con premura un horno de ladrillos y colocr sobre el fuego la caldera de cobre con unos dedos de agua.

Cuarto: Echar dentro los trozos de planta , tapar con la montera de doble grosor y conectar a ella dos tubos para la entrada y salida del agua, esto permitirá el enfriamiento del agua.

Quinto: Al cabo de un rato, primero a tímidas gotitas y luego en un chorro fino, el producto de destilación fluye del tercer tubo de la montera hacia una botella florentina colocada debajo.

Sexto: vaciar con cuidado por el delgado cuello inferior de la botella florentina el agua floral de sutil fragancia, en el fondo queda el aceite puro, la esencia, el principio de aroma penetrante de la planta.

Séptimo: cuando el producto de destilación era ya como agua, aparte el alambique del fuego y lo ábralo para vaciarlo.

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