Enfermedades Transmision Sexual
Enviado por GRETA75 • 24 de Enero de 2015 • 8.491 Palabras (34 Páginas) • 650 Visitas
Sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)
Es el estado avanzado de la enfermedad producida por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Este virus destruye de manera progresiva el sistema inmunitario de la persona que lo padece. En concreto, afecta a las células denominadas linfocitos T4 (también llamados linfocitos T cooperantes o CD4).
Una persona infectada por el VIH se denomina seropositiva (VIH positiva) cuando el virus se encuentra en su organismo pero no presenta síntomas manifiestos; y desarrolla un cuadro de sida cuando el recuento de linfocitos T4 es menos de 200 células por mililitro cúbico de sangre (el recuento normal de una persona sana varía entre 500–1500 células por mililitro cúbico) y presenta manifestaciones clínicas de la enfermedad.
Esto provoca que el organismo se quede desprotegido frente a las infecciones oportunistas, que son aquellas infecciones que no se producirían en un individuo sano, debido a que su sistema inmunitario es capaz de luchar contra los organismos que las originan. También puede provocar la aparición de cáncer.
Todas las personas que tienen en su organismo el virus, ya sean seropositivas o hayan evolucionado a sida, son portadoras y pueden transmitir el virus.
Signos del síndrome del VIH
Cuando contrae por primera vez la infección por el VIH, una persona podría no tener ningún síntoma. Sin embargo, a menudo la persona desarrollará síntomas parecidos a los de la gripe que durarán varias semanas. Estos incluyen:
Fiebre.
Dolor de cabeza.
Fatiga.
Ganglios linfáticos hinchados (nódulos linfáticos).
Dolor de garganta.
Sarpullido.
Si una persona ha contraído la infección por el VIH en forma reciente, es posible que no se dé cuenta. Es posible que la persona de quien contrajo el VIH no parezca estar enferma ni se sienta indispuesta. Además, los signos y los síntomas de la infección por el VIH son similares a los de otras enfermedades, como la mononucleosis, la amigdalitis o la gripe.
Síntomas del VIH:
A medida que la enfermedad avanza, podrían aparecer y/o empeorar los síntomas. Es posible que esto lleve tiempo. Algunas personas con VIH no comienzan a tener síntomas hasta pasados 10 años, como máximo. Cuando sí aparecen los síntomas, pueden incluir:
Ganglios linfáticos hinchados (nódulos linfáticos).
Diarrea.
Fiebre.
Tos.
Falta de aire.
Pérdida de peso involuntaria.
METODOS DIAGNOSTICOS
Diagnóstico del sida
No existen síntomas iniciales que puedan hacer sospechar a una persona que se ha infectado con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Para comprobarlo, es necesario realizar un examen de sangre específico, denominado Prueba de Anticuerpos al VIH (que es gratuita, inocua y confidencial). Si la prueba es positiva indica que la persona tiene el virus, pero eso no significa que haya desarrollado la enfermedad, ni que necesariamente vaya a desarrollarla. Hay muchas personas que están infectadas sin saberlo, de ahí la importancia de un diagnóstico precoz, que evitaría nuevos contagios.
Hay que tener en cuenta también que, aunque la prueba es muy sensible y capaz de detectar cantidades muy pequeñas de anticuerpos, si el resultado es positivo, es necesario realizar una segunda prueba para confirmar la infección.
Aunque se trate de una decisión personal, si tienes cualquier duda es conveniente que te sometas a esta prueba, no sólo para evitar transmitir el virus a otras personas, sino para que el médico pueda valorar cuándo empezar con el tratamiento, ya que su efectividad aumenta si se inicia en el momento oportuno.
El periodo de ventana
Durante un tiempo tras la infección no se pueden detectar todavía los anticuerpos en la sangre, esta etapa se conoce como periodo de ventana, y es el espacio de tiempo que tiene que pasar entre una práctica de riesgo y el momento adecuado para realizar la prueba del VIH y que su resultado se considere fiable. Por lo general, desde que el virus entra en el organismo hasta que los anticuerpos aparecen en la sangre pasan entre cuatro y ocho semanas pero, para mayor seguridad, se aconseja que la prueba se realice tres meses después de la práctica de riesgo.
En el caso de los bebés que han podido ser infectados por una madre seropositiva, para que la prueba de anticuerpos resulte fiable hay que esperar a que el sistema inmunológico del niño esté totalmente desarrollado, lo que tarda entre 12 y 18 meses.
¿Qué técnicas se emplean para detectar la infección por el VIH?
En la mayoría de los casos se usan técnicas inmunoenzimáticas (EIA, ELISA) en una muestra de sangre. En caso de que el resultado sea positivo, con la misma muestra de sangre extraída se realiza una técnica más específica para confirmar el resultado, siendo el Western Blot el método más empleado.
El VIH también puede determinarse por métodos directos que incluyen el cultivo vírico, la determinación del antígeno p24 en plasma o suero y la demostración de genoma vírico mediante técnicas de biología molecular (PCR). Estos métodos se reservan para situaciones especiales: estudios de variabilidad genética, diagnóstico de recién nacidos, screening de donantes, seguimiento de pacientes VIH positivos, etcétera.
TRATAMIENTOS.
Tratamiento del sida
No hay cura conocida para el sida. Ningún tratamiento elimina por completo el virus del organismo. Sin embargo, sí hay disponibles tratamientos del sida que ayudan a mantener el recuento de CD4 alto y mejoran la calidad de vida de los pacientes.
Es muy utilizada la terapia antirretroviral altamente activa (HAART en inglés o TARGA en español). Se trata de una combinación de varios fármacos antirretrovirales, cuya finalidad es impedir que se multiplique el virus. Consigue reducir el número de partículas de VIH en la sangre, y permite que el conteo de CD4 permanezca alto, lo que conduce a mejorar y prolongar la vida del paciente. Aunque hay que tener presente que el paciente puede seguir transmitiendo el virus.
Esta terapia tiene sus inconvenientes, y es que pueden aparecer los efectos secundarios específicos de cada uno de los fármacos que componen la terapia. Entre los más comunes: náuseas, dolor de cabeza, debilidad, malestar general, y acumulación de grasa en la espalda y en el abdomen. Cuando se utilizan durante un tiempo prolongado aumentan el riesgo de que el paciente sufra un ataque cardíaco.
El médico que prescriba este tratamiento tiene que hacer un seguimiento al paciente para valorar estos posibles efectos secundarios y, cada tres meses, solicitar análisis de sangre para medir
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