Ensayo Rafestten.

TERCERA PARTE

En el siguiente informe se presentará una noción de los conceptos de espacio y territorio, además de dar lugar a concepción de la territorialidad del hombre dentro de los límites impuestos por el estado e incluso por el mismo hombre que se pueden entender desde el libro “Por una geografía del poder” de Claude Raffestin, en donde además aclara la función de cada uno de estos conceptos a través de la ejemplificación grafica de los términos.

El autor inicia distinguiendo el espacio y el territorio, afirmando que ambas palabras antes de tenerlos como conceptos eran considerados como nociones, porque lo había una definición clara de lo que eran cada uno, aunque para definirles a ambos pasa a afirma que el ser humano es quien territorializa al espacio al apropiarse de él. Se entiende entonces que el territorio es el espacio en donde el hombre ejerce su poder. Desde la perspectiva marxista se entiende que el espacio es más una materia prima o un lugar de producción de la que deriva el territorio, puesto que este se crea a partir del espacio.

Una forma de dominación del espacio presentada por el autor es la proyección de la imagen sobre el espacio que nos hace sentir dueños impropios del mismo a través de la construcción de la realidad.

La imagen o modelo, es decir, cualquier construcción de la realidad, es un instrumento de poder desde los orígenes del hombre. Imagen, guía de acción, que toma las formas más diversas. Hemos hecho incluso de la imagen un “objeto” por sí mismo y, con el tiempo, nos hemos acostumbrado a actuar más sobre las imágenes, simulacros de los objetos, que sobre los objetos mismos (…) Podríamos imaginar el estudio de los sistemas de representación en relación con las clases que han detentado el poder a través de la historia. (Raffestin, 1980)

La representación de la imagen sobre el territorio o el modelo de territorio a través de la imagen son entendidas por medio del texto como “Cartografía” la cual sería utilizada como un modelo del poder, incluso en la antigüedad nuestros antepasados dividían sus espacios para distinguirse entre sus vecinos (Raffestin, 1980) por lo que se puede estimar que la persona A, que habita en el espacio ejerce su poder de manera libre siempre y cuando no cruce la línea que divide su territorio con el de la persona B. Todo obedece a un sistema jerárquico donde según la importancia de la persona se les asignado un espacio determinado en la que ejercerá su territorialidad. (Entendiendo por “territorialidad” como un término naturalista que es definido como “la conducta característica adoptada por un organismo para tomar posesión de un territorio y defenderlo contra los miembros de su propia especie” -H.E. Howard).

Nuestra sociedad está ligada de manera directa los límites que imponemos y que nos son impuestos tanto por nosotros mimos como por el estado en donde se nos es separado de otros grupos por un sistema redes que si bien funcionan como un medio de comunicación también sirve como un método de separación entre grupos. Se deben entender entonces a estos “sistemas de redes” como limites dentro de los cuales ejercemos nuestra propia territorialidad.

El límite, a fortiori la frontera, sería así la expresión de una interface bio-social que no escapa a la historicidad y puede en consecuencia ser modificado e incluso rebasado. De hecho, desde que el hombre apareció, las nociones de límite y de fronteras han evolucionado considerablemente, aunque sin desaparecer. Es evidente que el significado de límite ha variado mucho en el transcurso de la historia. No es sorprendente, ya que el límite es un signo, o más exactamente, un sistema sémico utilizado por las comunidades para marcar el territorio, sea el de la acción inmediata o el de la acción diferida. (Raffestin, 1980)

Por tanto los límites surgen como una información que da estructura al territorio, dentro del cual el hombre ejerce territorialidad a través de Poder y de los métodos de producción que crean al mismo territorio.

CUARTA PARTE

El hombre se ha tenido una larga relación con las diferentes materias primas o recursos naturales a lo largo de la historia, y ha aprendido a través de la práctica a manipular sus características para su propio beneficio, incluso en su estado más natural el hombre ha sabido cómo utilizarlas para impulsarse a sí mismo como un ser que permanece en constante evolución. Si bien no se podría decir que conocemos los recursos naturales en todos sus estados, si se puede afirmar que con lo poco que se conoce de estos mismos el ser humano ha avanzado de manera vertiginosa a través de la historia, ejemplo de ello, es la utilización del carbón, que tal como el autor lo indica, sirvió como combustible desde el medioevo hasta convertirse “recientemente” en materia prima para la industria química.

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