Ensayo revolucion verde

REVOLUCIÓN VERDE

“La comida que comes puede ser
la más poderosa forma de medicina o la forma
más lenta de veneno”
Ann Wigmore.

Por
Ana Carolina Vélez Ordoñez

La revolución verde comenzó en los años 60 como una solución para atenuar el hambre en el mundo, pero esto generó dependencia a tecnologías muy costosas. Esto se llevó a cabo sin tener terrenos grandes de cultivo si no haciéndolo rendir, consiguiendo más producción en cada hectárea cultivada. Para conseguirlo, implementaron la aplicación de fertilizantes químicos, pesticidas, herbicidas y técnicas de riego.

El objetivo de este movimiento era introducir nuevas tecnologías agrícolas como semillas genéticamente modificadas y que a mayor rendimiento de la tierra mayor ingreso sería para los campesinos y así podrían salir de la pobreza. En los 80 el total de alimentos disponibles por persona en el mundo en desarrollo había crecido un 11 por ciento en esas dos décadas, mientras que el número de personas desnutridas bajó de 942 millones a 786, una disminución de 16 por ciento.

Actualmente la humanidad se enfrenta a desafíos cada vez más difíciles como lo es el crecimiento poblacional, los cuales nos exigen más y más producción de alimentos para asegurar las necesidades alimentarias de las personas, el deterioro del medio ambiente, la crisis económica, el agotamiento de los recursos no renovables, la mala distribución de las tierras entre otros.

Los agricultores necesitan cada vez más fertilizantes y plaguicidas para poder obtener buenos resultados en la producción de “x” alimento, el problema es que los fertilizantes no están cuidando la fertilidad natural del suelo y los plaguicidas están generando plagas cada vez más resistentes a estos venenos. Aquí es donde empieza el deterioro del medio ambiente y la crisis económica, ya que cultivar algo nos está costando caro, nos estamos volviendo más dependientes y consumistas de productos que poco a poco van dañando nuestros suelos, nuestros animales y nuestra salud. Los concentrados que les damos a nuestros animales están modificados para aportar un porcentaje de proteína, otro porcentaje de fibra y así sucesivamente, o no sólo con los concentrados si no con las plantas que sembramos para alimentar a los animales, por ejemplo:

Vamos a “x” tienda y compramos semillas de hierba imperial, vamos a nuestra finca y la sembramos para que cuando crezca podamos cuidar a “x” cantidad de caballos o vacas. En el transcurso que pasó mientras las semillas crecían tuvimos que comprar pesticidas porque había una plaga y un fertilizante para que la semilla creciera más rápido. Ya la semilla creció, no tenemos que volver a la tienda a comprar más semillas ya que si sabemos utilizar las que crecieron, podremos obtener más. Lo que pasa con la hierba es que creció a punta de químicos, es decir, el problema no está con la semilla como tal, el problema está en la forma como nosotros la cuidamos, los fertilizantes, herbicidas, pesticidas están compuestos en su mayoría de químicos, y las plantas transmiten eso de generación en generación, que a su vez se lo transmite a los caballos o vacas que estamos cuidando, que a su vez hace que su carne y/o leche contenga residuos químicos los cuales son tóxicos para los seres humanos y puede derivar en enfermedades tales como el cáncer.

En el ejemplo anterior podemos observar dos problemáticas: La pérdida de fertilización del suelo (erosión) y que la economía de nosotros se ve afectada, y si seguimos con este mismo sistema, nuestros suelos cada vez estarán más infértiles, entonces tendremos que ir a “x” mercado a comprar algo para recuperarlo, pero lo que pasa es que la recuperación del suelo es lenta, entonces iremos a otro mercado a comprar algo que la acelere y seguiríamos en ese mismo círculo consumista.

Los beneficios traídos por la mejora agrícola de la llamada Revolución Verde son indiscutibles, pero han surgido algunos problemas. Para mover los tractores y otras máquinas agrícolas se necesita combustible; para construir presas, canales y sistemas de irrigación hay que gastar energía; para fabricar fertilizantes y pesticidas se emplea petróleo; para transportar y comerciar por todo el mundo con los productos agrícolas se consumen combustibles fósiles. Se suele decir que la agricultura moderna es un gigantesco sistema de conversión de energía y petróleo fundamentalmente, en alimentos.

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