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Epitelios, musculos y neuronas


Enviado por   •  3 de Octubre de 2018  •  Resumen  •  1.631 Palabras (7 Páginas)  •  80 Visitas

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MONOCITOS

Pasando a otro componente celular de la sangre, tenemos a los monocitos. Los monocitos son células grandes con un núcleo excéntrico de forma arriñonada o de herradura. En su citoplasma contiene vacuolas y gránulos azurófilos dispersos. Su importancia radica en que son precursores de los macrófagos. Se desarrollan en la médula ósea, se liberan a la sangre donde permanecen cerca de un día, después atraviesan el endotelio de los capilares o vénulas poscapilares y pasan al tejido conectivo, donde ya se diferencian a macrófagos. También dan lugar a la formación de los macrófagos del hígado, el bazo y los alvéolos pulmonares.

Estas células precursoras de macrófagos no se quedan atrás en cuanto a considerarse como blanco terapéutico. Ya se habló en cuanto a formación de eritrocitos el empleo de la medicina regenerativa como opción para aumentar su producción. La medicina regenerativa ha tenido tanto auge, y se cree puede tener éxito en un futuro próximo, por lo que se siguen haciendo constantes investigaciones al respecto. Ya se ha visto que es posible la conversión de fibroblastos en células sanguíneas, específicamente eritrocitos, sin embargo, los investigadores no han quedado conformes con esos resultados, por lo que buscan que, a través de los fibroblastos, se pueda crear cualquier componente sanguíneo, no únicamente eritrocitos.

Investigadores del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona han sido de los que ha sentado bases para este tipo de investigaciones, liderando un estudio para simplificar el proceso de obtención de células de la sangre con potencial mieloide a partir de fibroblastos humanos (23). En este estudio, utilizaron un proceso denominado transdiferenciación, el cual permite la conversión de células de la piel a células sanguíneas que asemejen funcionalmente a las células mieloides humanas en 14 días. Para esto, usaron como referencia estudios anteriores de moléculas de RNA encargadas del control de la expresión celular en diferentes progenitores sanguíneos humanos.

Descubrieron en dicho estudio, que el uso combinado de un factor encargado de inducir la pluripotencia, el Sox2, y una molécula de RNA altamente expresada en células madre hematopoyéticas, el micro RNA 125b, es suficiente para convertir fibroblastos humanos en células mieloides con capacidad de ser injertadas en ratones (Fig. 10). Este enfoque complementa las otras estrategias de reprogramación para la conversión del linaje de células somáticas humanas en células hematopoyéticas humanas con potencial de reconstitución in vivo, y sienta bases para futuras investigaciones.    

LINFOCITOS

Por último, otro tipo de leucocito o célula blanca lo representan los linfocitos. Son células pequeñas, de núcleo redondeado que ocupa casi toda la célula, dejando sólo un pequeño borde de citoplasma azul, donde se distinguen gránulos azurófilos aislados. Contienen gran cantidad de ribosomas libres pero escaso RER, un aparato de Golgi pequeño, mitocondrias aisladas y algunos lisosomas. Los linfocitos se clasifican en dos subpoblaciones, los linfocitos T, responsables de formar los linfocitos activados que proporcionan la inmunidad celular; y los linfocitos B, responsables de formar anticuerpos que proporcionan la inmunidad humoral. A comparación de los linfocitos B, que maduran en la médula ósea, los linfocitos T tienen como órgano linfoide primario al timo, que es donde se lleva a cabo su maduración y diferenciación; al igual que en la médula ósea, los procesos de maduración en el timo permiten, por un lado, que salgan a la circulación linfocitos inmunocompetentes, y por el otro que se elimine la mayor parte de las clonas autorreactivas (24).

Ya se mencionó que los linfocitos B son los encargados de la inmunidad humoral, al producir anticuerpos. Los anticuerpos ayudan a la defensa del organismo, al unir sus fuerzas con los demás componentes del sistema inmune. No obstante, existe un tipo de anticuerpos que sobrepasan sus funciones y comienzan a atacar a las células y tejidos sanos, por lo que el sistema inmune debe interferir y silenciar a estas partículas nocivas para que no causen daño.

Antes, se creía que estos anticuerpos nocivos eran desechados por el organismo por carecer de utilidad, pero para investigadores del Instituto Garvan de Investigación Médica en Sídney, esto despertó la duda de si tenían alguna función positiva este tipo de anticuerpos, por lo que comenzaron a estudiarlos. Para esto, experimentaron con ratones, a los que les causaron distintas enfermedades. Al hacer esto, pudieron observar que en los ratones experimentales en los que su sistema inmune se topaba con un invasor muy parecido a las moléculas y células del organismo, sus linfocitos B comenzaban a producir anticuerpos para tratar de eliminarlo (25). El único inconveniente, es que estos anticuerpos presentaban el riesgo de atacar también a las células y tejidos sanos. Es así que, en este estudio, además de encontrar la aparición de estos anticuerpos, se buscó “redimirlos”; es decir, convertir a estos anticuerpos aparentemente nocivos en ayudantes extra del sistema inmunológico. Esto de demostró puede hacerse al introducir 3 alteraciones al ADN de los anticuerpos: una para evitar que ataque a las células normales del cuerpo, así como dos para potenciar su actividad, aumentando su capacidad de unión a los invasores. El resultado que arrojó toda esta experimentación fue la creación de un anticuerpo inocuo para el organismo, pero que demuestra ser 5000 veces más potente contra los agentes patógenos.

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