Esponjas

Esponjas

Durante el periodo Cámbrico, que inició hace 544 millones de años aproximadamente, se dio una etapa evolutiva muy acelerada; como consecuencia, se originaron nuevas formas de vida más complejas que las preexistentes. Los mares se poblaron de muchos organismos nuevos, entre ellos, los que en el presente consideramos como los primeros animales: las esponjas. Estas habitan los cuerpos de agua en gran medida hasta el día de hoy y, a pesar de sus estructuras y organización celular relativamente simples, son organismos que pueden tener formas muy variadas, un modo de alimentación peculiar y distintas maneras de reproducirse; por aspectos como estos, las esponjas son animales mucho más interesantes de lo que podría pensarse a primera vista.

Estos organismos, clasificados como filo porífera, han prevalecido y se han adaptado a los diferentes ambientes acuáticos; se encuentran en mayor proporción en hábitats marinos, en zonas tropicales e incluso en zonas árticas, y una cantidad menor, solo alrededor de 150 de las 9000 especies registradas, habitan en agua dulce. Se las puede encontrar desde menos de un metro de la superficie del agua hasta grandes profundidades, fijadas en sustratos arenosos, rocosos y fangosos; mientras que, en cuerpos de agua dulce como ríos y lagos también pueden estar fijadas en troncos.

Las esponjas son muy diversas en cuanto a su forma y tamaño, pero su estructura general consta de un cuerpo rígido perforado por poros y conductos que permiten el flujo de agua en el interior, y un orificio más grande denominado ósculo por donde sale el agua que ingresa y fluye en la esponja. Para mantener su estructura rígida, tienen un sistema de soporte interno formado por fibras resistentes de colágeno, llamadas fibra espongina; y espículas, estructuras microscópicas que ayudan a clasificar e identificar a las esponjas dependiendo de su forma y su composición, pudiendo ser de sílice, carbonato de calcio, o fibra espongina.

Se considera a las esponjas como animales muy primitivos, esto es debido a que sus cuerpos no tienen verdaderos tejidos ni órganos; básicamente, son colonias celulares con un buen nivel de coordinación. Cada célula tiene una función y también es responsable de su alimentación y respiración; para ello, la esponja tiene coanocitos que con sus flagelos crean una corriente que ocasiona un flujo de agua, cargada de microorganismos y minerales, por sus poros de manera que todas las células que la componen absorben el alimento que necesitan. De esta manera, la esponja filtra enormes cantidades de agua y ayuda en el equilibrio de su ecosistema, pues al filtrar también ayuda en la fijación de calcio y “limpia” el agua de bacterias y virus, minimizando la eutrofización.

La mayoría de las especies son hermafroditas, pero también hay especies dioicas. Para reproducirse de manera sexual, las esponjas dependen mucho del bombeo de agua, pues

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